Cap. 06: Es un placer

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—Agh, qué demonios haces tú aquí?— no puede ser...

Casi me detengo cuando la veo con otros dos chicos, muy apuestos debo añadir. Diría que están en una salida de amigos sino fuera por la cara de culo que tienen.

Bueno, excepto por el tarado que me está comiendo con los ojos.

Me aguanto las ganas de poner los ojos en blanco y llego a la mesa, mientras más rápido los atienda más rápido me largo.


—Bienvenidos, qué les gustaría...?

—Conoces a este bombón, Agatha?— el mismo chico la codea ganándose una mala mirada. Aunque parece no importarle, me sonríe sin quitarme la mirada de los muslos.

«Más le vale que sea de los muslos y no de otro lado»

—Claro que la conozco— me repasa de pies a cabeza con desdén y quita la mirada como si le diera... asco.

No le doy importancia y escribo lo que va a comer cada uno. Entrada, plato principal, postre, bebida. Bla bla bla.

Estoy por irme cuando me detengo con el golpe que le da a la mesa.

—En parte lo entiendo, de verdad. Es que... eres hermosa, despampanante a decir verdad. Pero eso no te quita lo zorra y oportunista que eres. Maldita víbora.

—Oportunista?

—No te hagas la mosca muerta— gruñe con las mejillas rojas —. No eres más que una buena para nada que vive de los privilegios de su apellido. En serio crees que ser su hija compensa el talento nulo que tienes? Eres buena, pero no lo suficiente. Nunca vas a llegarle ni a los talones a tu madre porque ella era un prodigio, tú... no eres más que una...

—Cuida tu lengua si no quieres que te haga tragártela, Agatha— la corto —. No estoy para aguantar veneno. Y menos el tuyo.

—Claro, no vaya a ser que a la "estrellita" le moleste, cierto?

—No, es solo que escuchar el lloriqueo de una mimada envidiosa me da jaqueca. Ya les traerán su comida, buenas noches.

* * *

Rabiosa. Así me ve la rubia antes de salir por la puerta del restaurante seguida de los otros dos.

Que se muera de rabia si le da gana. Yo estoy ocupada decidiendo si debería probar lo que estoy viendo o no.

Hay una pareja un tanto mayor en una mesa, la mujer debe tener cuarenta y tantos y aún así creo que está embarazada. Su esposo le besa la mejilla viéndola como si fuera la única persona aquí y ella a su vez lo mira como la persona mas feliz del mundo mientras se come unos churros con crema de cebolla.

Sabrán bien? Yo los he probado con chocolate, maní o queso fundido... una vez hice con tocino, pero... quizás sepa bien por la combinación de dulce con salado. Hasta podría...

—Estás babeando?

Salgo del limbo cuando Tayler me limpia la comisura del labio con una servilleta.

Mierda.

—Obvio no— quito su mano porque traya de hacerlo de nuevo.

—Claro que sí.

—Que no!

—Quédate quieta!

—Pareces mamá gallina— me quejo en voz baja.

—No le quites el título a Oscar— me mira serio.

—Los dos lo son, solo que no sé quién es peor— señalo.

Al Fondo De Mi Alma |+21|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora