2

1.2K 66 3
                                    

...

Cerré los ojos con fuerza y quise gritar, maldición.

— en donde has estado?, te desapareciste un buen rato —

Y lo estaría por siempre pero supongo que sigo sin entender, pero no puedo simplemente dejar de anhelar el querer salir, aveces siento que pude ser diferente y que nadie va a meterse conmigo.

Los mire de reojo pero no dije nada, nunca digo nada, todo lo que me gustaría decir tan solo lo pienso, de echo yo mismo desconozco mi propia voz, tengo prohibido hablar en casa y creo que se volvió costumbre el ya no hecerlo en ninguna parte.

— levántate —

Me puse de pie con algo de dificultad y me quede ahí sin hacer nada aún que por dentro me estaba muriendo del miedo. Los conozco más que bien, Lucas, David y Octavio, alfas, amigos de mis hermanos y se podría decir que también míos, son lo más cercano que tengo, los conozco desde hace mucho y decir que no se lo que pueden hacerme sería una completa mentira.

Octavio — quieres jugar Abel? —

Soltó una risa burlona y sabía lo que se aproximaba. Suspiré lo mas ondo que pude y tan solo asentí, no paso ni un minuto pues mis ojos ya estaban todos aguados reteniendo lágrimas.

David — Octavio atraviesa árboles con la pelota de béisbol...
Y un árbol es mucho más grueso que un omega —

Temble al escuchar eso, todo mi cuerpo se tenso.

Unas manos me tomaron del mentón y me hicieron levantar la cabeza pero ante esa acción Cerré los ojos, no vería a Octavio, muchas veces hacían eso a propósito, ellos también se molestan mucho cuando los miro y hacen eso solo para golpearme.

Octavio —... Alguna ves te has visto en un espejo, pequeño Abel? —

Negué con la cabeza comenzando a sentir mis mejillas mojadas.

Octavio — pues será mejor que no lo hagas —

Justo después de eso todo paso en milésimas de segundos, caí al suelo en un dos por tres mientras intentaba recuperar la consciencia, volví a mirar un poco y pude divisar a Octavio sosteniendo un bate...

Toda mi cabeza estaba dando vueltas, y un dolor punzante comenzó a ser presencia, me dolía mucho pero no podía quejarme, no enfrente de ellos, si lo hacía sabia mas que bien que me iría peor y eso sinceramente era lo que menos quería.

Lucas —... Llora Abel —

La voz de Lucas me perforó por completo pues uso su voz de mando y de inmediato caí ante eso, me sentía tan pequeño, tan insignificante, no pude aguantar más y solté aquellos lloriqueos que odiaba escuchar pues me oía, era consiente de mi propia existencia y me dolía, mi pecho dolía.

De inmediato recibí otro golpe, esta ves de parte de David el cual había tomado el bate y arremetió contra mis cosillas, solté un jadeo y puse mis manos en mi boca, quería vomitar.
Al final solté todo lo que tenía dentro, sangre estoy seguro pues llevaba exactamente más de una semana sin comer.

Sin esperarlo sentí como era que me quitaban mi pasamontañas el cual me cubría todo el rostro a excepción de mis ojos y tan pronto como quede descubierto mis brazos rodearon por completo mi rostro, se que doy asco, se que soy horrible, se que dan ganas de vomitar cuando alguien me ve y se que ellos van a burlarse de mi y del como me veo.

Estaba llorando a mares sin emitir sonido alguno, me sentía descubierto, como si yo fuera lo peor del mundo.

Otro golpe me sacó de mi burbuja pues este se fue directo a mis brazos y manos, chille, afloje el agarre que tenía sobre mi cabeza dándole paso a que me dejara ver pues tan pronto como Agache los brazos Octavio me tome del gorro de mi chamarra y me volteo hacia donde estaban ellos.

No tarde en escuchar sus risas, me quedé inmóvil, quería desaparecer. Me mordí el labio en un intento meramente bago en intentar calmar todo lo que estaba sintiendo pero era más que obvio que eso ni si quiera funcionaba.

Octavio — JAJAJAJAHAJAJA puta madre Abel, ¿porque sigues saliendo?, ¿te gusta asustar a la gente? Jajajajaja noo —

David — el omega más horrible de todo el puto planeta, deberían hacerte una película pff —

No dije nada, seguía con la mirada gacha, ahora lo único que quería era volver a mi casa y no salir nunca, quedarme ahí mucho tiempo y jamás volver a salir.

Octavio —.. Hueles eso?, huele a mierda —

Lucas — creo que la mierda tiene nombre —

Los tres me miraron y después Octavio se me acercó, yo me encogi de hombros y Agache aún más la cabeza.

"Agh", se quejo.

Octavio — alguien trae inividores, este estúpido va a apestar todo el jodido parque —

David — mmm yo solo traigo de los míos —

Octavio — damelos —

Pude ver como era que tomaba varias pastillas y después me las aventaba a la cabeza.

Octavio — si no quieres que vengan y te sigan jodiendo tragatelas, maldito omega —

Estaba por tomarlas cuando me di cuenta que no podía moverme, mis brazos no respondían, tampoco ninguna otra parte de mi cuerpo, comencé a desesperarme, no sabía que hacer, mire a mis dedos y estaban morados e inchados, no los sentía, sin quererlo un temblor me invadió.

No sabía que hacer, tampoco sabía cómo esconder mi olor, más bien no sabía porque tenía olor si justo hoy en la mañana también había tomado inividores, comencé a llorar otra ves y mi última salida fue tirarme al suelo donde con la boca tomé las 4 pastillas que había, me las trague y no pasó mucho tiempo cuando empecé a sentir todo mi cuerpo pesado, creo que tenía sueño, agh, no estoy seguro, no lo sé, no.. No lo sé....





































El Sabor de la Sangre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora