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...

Mis ojos se abrieron sin aviso alguno y fue ahí cuando volví a la cruda realidad.

Tan pronto como desperté un dolor profundo y agonizante me invadió por completo, el pecho me dolía de forma descomunal al igual que la cabeza, sentía que me faltaba el aire pero cada ves que respiraba me dolía.

Mire a mi al rededor con curiosidad pues los recuerdos comenzaron a llegarme como gotas de lluvia y tuve miedo, probablemente Octavio y los demás me habían llevado a alguna de sus casas como en otras ocasiones y honestamente era a lo que más le temía pues era ahí cuando mis hermanos también aparecían para divertirse con ellos y conmigo...

Trague frío pero a la ves me sentí aliviado al ver que seguía en el parque, aún que ya era de noche.

¿Dormí tanto?...

Intente moverme pero fue inútil, mi cuerpo no reaccionaba.
Me quedé por un momento pensando pues sabía que sí no podía moverme no podría caminar y no podría volver a casa y tampoco nadie vendría a buscarme, pero también sabía que sí no llegaba mis hermanos ya no me dejarían entrar, ya me lo había dicho y es que piensan que en cualquier oportunidad que tenga voy a estar abriéndole las piernas a cualquiera por zorra... Pero yo nunca aria eso, jamas..






NARRADOR? —

— ¿entonces? —

— no lo sé, mi hermano sigue insistiendo por ese lugar... —

— siguen sin hablar? —

— desde que se fue no hemos hablado, solo están las malditas cartas... —

Mire a Spencer algo decaído y es que seguía sin creer la traición de parte de mi hermano, el haberse aliado con una manada externa para después venir y dar problemas, enserio que no me lo sacaba de la mente, me carcomia lo que pudiese pasar mas adelante si esto no se solucionaba y mas  considerando que pronto tomaría las riendas de todo este lugar, de la manada...

Y el encontrar a mi pareja destinada, sinceramente no quería pensar en eso, no me agradaba mucho la idea de compartir mi vida con otra persona, y por eso tan solo pedía que fuera una linda omega a la cual pudiera tomarle cariño, tan solo eso.

Spencer — dicen que la llegada de la indicada siempre trae paz... —

Lo mire con una sonrisa de lado pues él sabía perfectamente lo que yo pensaba acerca de esas cosas.

— espero y sea linda —

Spencer — te aseguro que así lo será —

Solté un suspiro algo pesado, estábamos caminando por las calles cerca del parque robles cuando un olor extraño me quito la tranquilidad que sentía.

—... Huele a sangre —

Olía a sangre, convinado con un olor agrio, era una omega de eso estoy más que seguro, algo había pasado, maldición.

Iba a correr hacia el lugar donde provenía aquel olor pero me vi detenido por mi amigo el cual me tomo del hombro.

Spencer — no creo que te interese mucho... —

Volví a mirar hacia adelante y fue ahí cuando pude ver a una pequeña silueta, extremadamente delgada la cual venía cogeando mientras caminaba muy lento, demasiado lento a decir verdad.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca pude ver de quien se trataba...

Era Abel.
Tenía el rostro lleno de sangre y creo algunos huesos rotos, su pierna no se veía para nada bien pero tampoco era algo raro de ver en el, en otras ocasiones había tenido la mala suerte de verlo peor y se que esta mal siendo yo el próximo líder de la manada pero en muchas ocasiones fui participe para que el se viera de la forma en que se ve ahora.

Mi cuerpo de inmediato se calmo y tan pronto como Abel nos vio se detuvo, desde aquí podía oler un olor agrio tan agrio que asqueaba, lo más seguro es que le habían hecho algo y es que así es siempre que el sale, todos aquí saben de su existencia y del como es tratado en su propia casa, es por eso que muchos se aprovechan de él, de él único omega hombre que hay en esta manada, saben que nadie hará nada por defenderlo y que tampoco serán castigados...

Su existencia sola es como estar condenados a sufrir durante toda su vida, los omega hombre son considerados defectos de la naturaleza que nadie quiere.

Lo mire un poco más sin decir nada, tan solo lo miraba inspeccionando cada parte de su cuerpo, o de lo que tenía a la vista que sólo era su cara, estaba destrozada. Por un momento breve sentí pena por aquel chico aún que sabía perfectamente que era un sentimiento hipócrita, no podía sentir pena por un niño al cual yo también usaba y despreciaba.

Spencer —... Quieres divertirte un poco Azrrael? —

Pude ver como era que sonreía de manera maliciosa y yo también lo hacía, no me vendría para nada mal liberar un poco de estrés, de echo creo mas bien lo necesitaba y demasiado.

Azrrael — eso ni si quiera se pregunta —










NARRADOR ABEL —

Mi corazón dio un vuelco al escuchar aquello, conozco a Azrrael por muchas cosas y ninguna es buena, soy como la pelota anti estrés de el y de mi hermano.

No me moví, tampoco intente escapar pues sabía que eso no Serbia de nada, no podía luchar contra dos alfas dominantes que tenían total control sobre mi, Spencer por ser mi hermano y tutor y Azrrael por ser el próximo líder de la manada, no podía desacatar ninguna orden que el me diera, por muy cruel y dolorosa que fuera no podía negarme.

Supongo que sería una noche larga...


































































El Sabor de la Sangre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora