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...

Spencer estaba sentado en uno de los sillones mientras leía un libro grueso y muy grande, lo veía de reojo mientras intentaba pegarme bien a la pared, no hace mucho que había llegado de él "trabajo" y al parecer llegó algo molesto pues en cuanto me vio desquito su molestia contra mi, mis piernas y mis costillas se llevaron la peor parte pues el simple hecho de respirar dolía y se enojo aún más cuando me escucho sollozar, no volví a hacer algún tipo de ruido, me quedé en silencio intentando aliviar el dolor que estaba sintiendo.

Spencer — hace mucho que no sales Abel —

Lo dijo sin despegar su mirada del libro, me exalte un poco al escuchar su voz pero no lo demostré tan solo asentí aún que sabía que el ni si quiera me estaba mirando.

Spencer — Azrrael mañana tendrá su encuentro y necesita algo de personal...
Quizá puedas ayudar y no ser un  inútil —

Trague frío pues ahora era consiente, muy consiente de lo que podía pasar aya afuera pero tampoco era como si pudiera negarme, volví a asentir.

Spencer —... No has pensado que tu nunca te emparejaras con alguien?... Que vivirás siempre atado a esa esquina hasta que decidamos deshacernos de ti? —

Me quede mirando hacia mis pies, veía mis uñas lastimadas y completamente moradas sin decir nada pues eso claro que lo sabía, yo era muy consiente de eso, que yo seguía aquí por simple compasión pero sabía que esa compasión hacía mi se estaba acabando, probablemente moriría antes de cumplir 20, no lo sé pero también yo esperaba que fuera así.

Mordí mis labios y volví a asentir.

Spencer — buen cachorro —

Me quede dormido después de esa platica, no me atormentaba saber eso y es que ese era mi destino...

Al día siguiente)


Spencer me despertó muy temprano, antes de que sonara el despertador el me levanto de mi esquina a jalones, me dijo que me bañara y esta ves no me hizo usar la misma ropa de siempre, contrario a eso me dejó una ropa completamente nueva, quedé impresionado.

Terminé de bañarme limpiando todas mis heridas y me puse la ropa nueva que me dejó mi hermano, me quedaba algo grande pero no me molestaba, de esa manera se disimulaba bien lo delgado que soy.

Me pare en frente de mi hermano para poder obtener su aprobación, tardó un poco en ponerme atención y cuando lo hizo soltó una pequeña risa, me sentí extraño pues el nunca se reía, mis mejillas se sintieron calientes.

Debo de admitir que verlo sonreír e incluso reírse por mi fue muy... No lo sé, solo se que mis entrañas se revolvieron, se sentía incluso diferente a la felicidad.

Spencer — te queda mejor de lo que esperaba jaja —

Diablos, estoy seguro que justo ahora estaba haciendo una expresión extraña, no podía controlar el cómo ese pequeño halago me había hecho sentir, escucharlo decir aquello se sintió tan bien.

Spencer —... ¿Estas feliz Abel? —

Ni si quiera lo pensé, tan solo asentí sin importarme o sin antes analizar un poco la pregunta.

No obtuve respuesta de parte de él tan solo una sonrisa.

Spencer — tenemos que cubrir tu cabeza y tu cara, tienes heridas en todos lados —

Puso su mano sobre mi mejillas e hizo una acción rara, antes ya lo había hecho...

Spencer — ven —

Me llevo al baño donde me puso algo sobre la cabeza y después para cubrir mi rostro una mascarilla, al final unos guantes blancos pues más que ser un requisito también tenía las manos muy lastimadas y supongo nadie tenía porque ver eso.

Salimos de casa hasta donde sería el evento, la gran fiesta, donde Azrrael por fin encontraría a la nueva madre de la manada, estaba feliz por el pues muy pronto uniría su vida a su pareja destinada, la ya decidida por la diosa luna, mmm lo más probable es que sea una chica omega, tan linda y amable que todos de inmediato la adoraran, incluso yo...

Cuando llegamos a donde sería me pusieron a hacer de todo, literalmente en cuanto acababa una cosa ya estaba haciendo otra y así hasta que quede sin fuerzas ni energía aun que cuando vi lo bien que había quedado el salón no pude evitar sentirme feliz pues por primera ves había sentido que había hecho algo bien, sin equivocarme y esas cosas, aún que todavía no pasaba lo mas importante pues todavía tenía que servir a la hora de la fiesta.

Me dijeron que tenía que ser discreto y muy cuidadoso si no quería que nadie me reconociera y yo tan solo asentí pues eso lo sabía perfectamente.

Las chicas empezaron a llegar y quedé impresionado, jamás me había dado cuenta que en nuestra manada podía haber omegas tan lindas, no, no eran lindas, eran simplemente hermosas, tan hermosas que ni si quiera parecían reales, wow, Azrrael si que iba a tener una esposa hermosa.

Debes en cuando pasaba y ofrecía bebidas para las chicas las cuales tomaban las bebidas y se las terminaban en un dos por tres, todas parecían estar muy emocionadas y nerviosas, incluso yo que no era una omega estaba emocionado por saber quien sería la pareja de Azrrael.

No estoy seguro en que momento el salón entero se lleno de chicas de todo tipo, altas, bajas, rubias, castañas, ojiazules, morenas, blancas, lacias, chinas, de todo, y cada una radiaba tanta hermosura que no podía dejar de verlas, era adictivo el verlas, literalmente estoy seguro que jamás me cansaría de verlas a cada una de ellas, simplemente impresionante.

Salí del pasillo principal para ir por más bebidas o bocadillos a la cocina cuando de repente mis piernas comenzaron a flaquear, me empecé a sentir extraño, mi respiración se hizo pesada y no pude sostenerme, caí al suelo con la bandeja vacía, aya abajo estaba raro, sentía muchas cosquillas, demasiadas a decir verdad...

Mierda.














NARRACIÓN AZRRAEL —


Eran exactamente las 9 de la noche y acababa de llegar a la recidencia y me gustaría decir que aquello que tanto decían era mentira pero me temo que fue todo lo contrario, en cuanto puse un pie fuera del auto un olor extraño inundó mis fosas nasales y es que en ves de ser un olor dulce como lo esperaba era un olor algo amargo como si estuviera triste.

Me preocupe un poco al poder sentir a través de su olor el cómo se sentía.

Me guíe de ese camino imaginario hasta poder dar con la chica, debo admitir que me sentía asustado pues no sabía que tipo de chica podría ser pero haría todo lo posible para quitarle esa tristeza que estaba sintiendo.

Aquel camino me guió hasta la parte de atrás del salón, por donde estaba pasando el personal.

El olor se estaba volviendo cada ves más fuerte, tan fuerte que de inmediato supe lo que estaba pasando, estaba en celo, había entrado en celo, mierda.

Corrí como si mi vida dependiera de eso hasta que...



























































































































Jeje





El Sabor de la Sangre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora