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TIMOTHÉE CHALAMET

       1845  (Época Victoriana)

Mi vida había cambiado drásticamente en estos meses, mi familia había pasado de ser gente humilde a ser de la alta sociedad y por obvias razones a vivir en los barrios más prestigiosos de Londres, mi emoción era mucha hasta que me empezaron a vestir con finas telas y joyas caras, no me era cómodo y dudaba si podría acostumbrarme.

El carruaje se había puesto en marcha a nuestro nuevo hogar, al pasar por las calles un desagradable olor llenó mis fosas nasales, pensé que fallecería al instante. Dejando eso de lado lo demás era ruidoso y había mucha gente en los alrededores hasta que por fin llegamos.

-¿Te gusta la nueva casa?

-Si, me es fascinante

Mi madre estaba muy eufórica y mi padre parecía orgulloso, yo solo me limitaba a observar los hermosos detalles de cada rincón.

Las semanas pasaron hasta que mis padres decidieron que me casaría con un Lord, sé que lo hacían para que nuestro rango subiera además de preservar el estatus social, no tenía otra opción que aceptar los mandatos de mi padre, no es como si pudiera opinar.

Jamás había conocido a mi prometido hasta que nuestras familias nos dieron dos semanas para hacernos más cercanos y posiblemente enamorarnos.
Llegué a un parque muy lindo, me senté en las bancas y cerré los ojos para escuchar la calma que había. Una tos fingida me trajo de vuelta al mundo, lentamente abrí los ojos y pude ver a un chico no muy alto, de tez blanca, pelo rojizo, ojos cafés y para nada agraciado.

-Me presento señorita, soy Lord Albany y soy su futuro esposo.

Esperaba que mi cara no demostrara mi disgusto ante el Lord pero me parecía desagradable, olía mal, pero que podría esperar, los chicos del campo en donde yo vivía olían a las plantas frescas del lugar o solamente a nada.

-Mucho gusto mi Lord, es un placer conocerle.

Después de esa incómoda presentación decidimos caminar y hablar sobre nosotros, así no seríamos tan desconocidos al momento de casarnos, así me acercaba más a él pero mis sentimientos no parecían corresponder a los de él. En la primera semana había ido a casa del lord para charlar un poco, durante mi estadía conocí a un chico que era muy amigo de él solo que era el encargado de los animales, eso quiere decir que era clase baja, como decían aquí, la servidumbre.
Con el tiempo me hice amiga de él, su nombre es Timothée y había decidido venir a Londres a conseguir una mejor vida, terminado en esta casa. Sentía una fuerte conexión con Timothée, nuestras miradas conectaban y algunas veces había tacto ligero, pequeños roces en el brazo y en las manos.

Un día me encontraba paseando por el jardín de mi casa cuando entre las ramas apareció él, su sonrisa parecía iluminar el lugar y su voz era una hermosa sinfonía.

-Perdone la interrupción mi lady.

-No te preocupes, eres bienvenido.

A escondidas nos sentamos en el pasto y conversamos un poco, los días de mi boda se acercaban, cosa que me entristeció porque yo realmente amaba a Timothée aunque no sabía si mis sentimientos eran correspondidos, sin esperarmelo, él me besó dulcemente para separarse y decir:

-La amo mi lady

Me quedé estupefacta ante tal confesión, mis mejillas se ruborizaron y con timidez le confesé que también lo amaba.