QUACKITY

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Alex y yo llevábamos un mes saliendo y cosas así, me estaba empezando a enamorar de él pero no sabía si sentía lo mismo por mi, tal vez solo soy una amiga y ya. Estábamos acostados en una colchoneta, me contaba como había estado jugando con Elrubius y los demás, me volteo a ver, sus ojos estaban conectados a los míos, me acerqué a él y le dije:

-Me gustas

Mis nervios estaban al mil, sentía que me iba a desmayar, me levanté y me quedé sentada esperando que dijera algo. Sentí sus manos en mi cara, obligándome a verlo.

-A mi también me gustas

De ahí iniciamos una relación, jugábamos juntos, me prestaba sus gorros y sudaderas, salíamos de paseo, etc. Hoy salimos a cenar por una reunión, llegamos a su casa ya que tenía algo que darme, pasamos y esperé en el sillón ansiosa por ver lo que tenía para mi.

-Te compré esto

Algo tímido me entregó una bolsa blanca, adentro tenía un gorro negro con una sudadera blanca.

-Yo también me compré unas para que estemos combinados.

-Me encanta

Le sonreí y lo besé por toda su cara, él me abrazó cálidamente. Lo volví a besar pero ahora en los labios, sus manos me acercaron más a su rostro, sus besos empezaron a ser más profundos y pasionales, mis manos tocaban su cabello. Sentía como sus manos descendían a mi trasero, apretándolo y masajeándolo. Se notaba nervioso por tocarme, lo único que podía escuchar eran nuestras respiraciones agitadas y los besos húmedos, sentí como dejaba besos en mi cuello cosa que me hizo ponerme nerviosa y que de mi boca escapara un jadeo.

-¿Está bien si continuo?

Era la primera vez que avanzábamos así, los dos éramos un par de miedosos y nerviosos. Algo aturdida por aquel momento moví mi cabeza asintiendo a su pregunta, temblando lo tomé de su sudadera y lo jalé a mi, entendiendo a mi petición siguió besándome, sus labios eran suaves, su lengua tenía una sucia batalla con la mía, torpemente e interrumpiendo el beso me deshice de mi playera, él miró mis pechos aún cubiertos por el sostén negro que llevaba, tímido empezó a tocarlas con sus dedos, surcando el valle de estos, solo veía como estaba embobado con estas así que me quité el sostén y nerviosa sentí como tomó mi pecho derecho y lo masajeó, sus manos frías hicieron que la piel se me pusiera chinita, de pronto su boca se fue a mi pezón, lamiéndolo suavemente y lento, poco a poco tomó confianza y succionó poco este, sorprendida solté un pequeño gemido. No quería quedarme atrás así que le quité su sudadera y la playera que tenía abajo, con delicadeza me recostó en el sillón, mi pecho subía y bajaba, respiraba agresivamente. Lento bajé mis bragas mientras que él se desabrochaba el pantalón, con su mano alzó la tela de mi falda y dudoso tocó mi zona, se movía algo lento pero realmente satisfactorio, mis fluidos empaparon su dedo, sabía que estaba lista. 

Se acercó a mi, nos miramos mientras que entraba en mi, de su boca salió un gemido, mi interior estaba húmedo para él, movió su cadera para meterla completamente mientras que yo soltaba jadeos, comenzó a moverse algo lento para que me acostumbrara, poco a poco sentí como aceleraba sus movimientos y mi boca era callada por sus labios. Sus brazos estaban tensos provocando que las venas se marcaran y el sudor empapaba su cabello largo, sus mejillas estaban rojas por el calor, lo abracé fuertemente sintiendo mariposas en el estomago, gemía fuertemente en su oído cosa que no lo molestó, mis piernas se posicionaron alrededor de su cintura atrayéndolo más a mi y que su duro miembro entrara más en mi, sus embestidas ahora eran más fuertes haciendo que el sonido de nuestras pieles chocando fuera más fuerte, mis pechos se movían agresivamente. Gemía su nombre tan alto que hasta los vecinos nos escuchaban, mis paredes comenzaron a apretar su miembro fuertemente, arañé su espalda tensándome completamente, a los pocos segundos escuché un gemido ronco salir de su boca y dentro de mi su caliente semen al igual que mis fluidos, los dos estábamos exhaustos. Noté como estaba tímido ante la escena que presenciaba, mi falda hecha pedazos y de mi vagina salía su semen, mi cuerpo con algunas zonas rojas por el agarre de sus manos, bañada en sudor y con el maquillaje batido. Le sonreí algo nerviosa mientras trataba de acomodar mi cabello. 

-Ahora si nos pasamos de los besos

Se comenzó a reír con esa risa tan particular por mi comentario, mientras que me cubría con su sudadera y depositaba un pequeño beso en mi frente.





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