ADAM DRIVER

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-Su padre falleció alteza

Mis lagrimas cayeron por mis pómulos ante la triste noticia, sabía que un día esto pasaría pero no pensé que tan pronto. Mi padre era el rey y ahora todo el pueblo estaba de luto, se hizo su sepultura en los jardines reales donde también yacía mi madre, al fin los dos están juntos. Me quedé a cargo del palacio hasta que mi hermanastro llegara de su largo viaje, escuché que mi padre lo mandó lejos por ser muy desobediente y por eso no lo conocía, mi hermanastro sería el nuevo rey, no somos hermanos de sangre, mi padre lo adoptó de su mejor amigo que falleció en unas de las cuantas batallas que lucharon juntos.

Mañana llegaría él, por eso hay mucho movimiento en el palacio.

-Su majestad cambiamos los floreros rosas por los cafés.

-No no, no saben hacer su trabajo, claramente pedí que pusieran los rojos no los cafés.

Enojada aventé el florero que traía la sirvienta en sus manos, quedó en pedazos.

-Limpialo y largate, estás despedida.

En el reino sabían que yo era difícil, la niña mimada de papá, si las cosas no era como quería me enojaba, obvio papá me tenía así ya que me quedé sin mi madre y para que no sintiera el vacío pues me compraba lo que quería y hacían lo que yo pedía.

Escuché que con la llegada de mi hermanastro las cosas conmigo cambiarían, que me arreglaría un matrimonio y así se desharía de mi, no pienso que sean así las cosas, espero manipularlo para que me deje elegir con quien casarme o si lo haré.

-En la mañana siguiente-

Las sirvientas me trajeron vestidos para recibir a mi hermanastro, tomé un baño y me peinaron, no desayuné por las prisas, bajé al salón y me senté a que anunciaran su llegada.

-Su majestad el principe Adam

Abrieron las puertas y vaya sorpresa, un gran hombre, fácil me llevaba 3 cabezas de alto y su torso... Yo era muy pequeña a su lado.

-Bienvenido hermano

Le di una pequeña sonrisa y lo miré.

-Gracias por recibirme así Katerina, parece que sabes llevar las cosas sola.

-Es mi deber pero ahora llegaste, espero pueda serte útil mientras te acomodas aquí.

Los días pasaron y bueno no somos muy unidos, siempre anda supervisando todo y esas cosas importantes. Hemos estado teniendo pequeñas discusiones muy insignificantes, me humilló enfrente de la servidumbre, se enojó solo porque mandé a azotar a alguien por no poner azúcar a mi té, me gritó muy enojado por eso. Rebajó mi poder sobre esa gente y ahora no me van a tomar en serio, lo odio.

Hoy tendremos que ir a una fiesta con unos amigos de tierras vecinas, el camino fue incómodo con un silencio de ultratumba, por suerte la señora Williams me recibió como siempre, tan calida y feliz. Me vestí con un hermoso vestido color carmesí, mi piel se veía más blanca y mi cabello negro como la noche.

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Adam estaba buscando desesperado a Katerina, hasta que la vió entre un grupo de mujeres, se veía hermosa. Mientras pasaba por la multitud escuchó la pequeña charla de unos caballeros.

-Viste a la mujer de rojo.

-Si, se ve exquisita y su piel parece porcelana.

-Envidio a su hermanastro, con tal belleza a mi lado ya la hubiera hecho mía.

Adam estaba furioso por los bajos comentarios de esos hombres, si fuera por él ya estarían muertos sobre sus pies. No negaba que la hija de su mentor era como un ángel pero con un carácter del diablo.
Al siguiente día se hizo una caza, era tradición de esas tierras liberar presas en el bosque y el caballero con más animales gana algún premio que se ponga entre todos los caballeros y claro, el respeto de la nobleza.

One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora