—Kisaki, me gustas —dijo Hyung, una chica de mediana estatura con cabello largo negro y ojos cafés.
Kisaki observó fijamente a la joven que tenía frente a él y con una cara de desagrado, le dio la espalda.
—Tú a mi no, aléjate.
Y así se destruía una amistad de tantos años. El chico y la joven pelinegra se conocían desde muy pequeños, habían sido vecinos y se llevaban muy bien, pero nadie manda a los sentimientos y la chica se enamoró de él. Su inteligencia le parecía admirable y constantemente le hacía regalos para demostrarle su cariño, llegó un punto en el que ese sentimiento se hizo demasiado pesado para poder sujetarlo ella sola, así que decidió confesarle a su mejor amigo lo que sentía por él.
Como leyeron, la confesión no salió muy bien y ambos se separaron totalmente, quien propuso esa solución fue Kisaki, ya que de una manera cruel anunció que no quería tener ninguna cercanía hacia la pelinegra.
—No estés triste Hyung, ese sentimiento se irá —le hablaba una de sus amigas tratando de consolarla— hay más peces en el mar.
—¿Es que no soy tan bonita como esa chica?
—¡Tú eres muy bonita, él no sabe apreciar lo bueno! ¡Te juro que si lo vuelvo a ver, le daré una buena golpiza por ciego, esos lentes necesitan más aumento!
Hyung rio levemente ante el comentario de su amiga, Key. Key era una chica de alta estatura, su cabello era largo y castaño claro, y sus ojos eran de color amarillo, había sido su amiga desde hace tres años y desde entonces eran inseparables. Obviamente la castaña sabía de sus sentimientos, se notaba a kilómetros, pero también notaba que Kisaki indirectamente los correspondía, por ello nunca habría imaginado que este la rechazaría.
—Tienes razón, no puedo deprimirme por él, ¡El llanto no da dinero!
—¡Así se habla!
Esa noche estuvieron hablando de varias cosas hasta caer en un sueño profundo.
Años después.
Narra Hyung.
Había pasado bastante desde la última vez que hablé con Kisaki, antes ni siquiera nos veíamos y ahora el destino parece que quiere que recuerde constantemente que me mandó a volar, ¡Ahora lo veo hasta en mis sueños!
En ese entonces tenía 14 años, estaba completamente enamorada de él, pero prometí superarlo. Si lo hubiera visto antes, posiblemente ahora estaría llorando, ¡Pero esa Hyung ya no está! Además, ahora tengo mi mirada fija en alguien más.
Souya Kawata, ese hombre me traía mal, su mirada de enojo podría ser intimidante a simple vista, pero yo sabía que un gran solecito se escondía detrás de esa máscara. Me uní a ToMan para estar cerca de Kisaki, planeaba dejar la pandilla, ¡Pero agradezco no haberlo hecho ya que conocí a ese bombón!
Cierto, debería explicar eso. Mikey me dejó unirme a su pandilla solo si demostraba ser realmente capaz. Obviamente... ¡No lo era! ¡¿Quién podría derribar al invencible Mikey?! ¡Es imposible! Mikey fue muy amable y aún así no logré tumbarlo ni una vez, aunque dijo que admiraba mi valor, eso no era suficiente para estar en su pandilla, así que allí entró Kisaki, él convenció a Mikey de darme una oportunidad, ¡Y aquí estoy!
Mikey me puso una condición, ocultaría mi apariencia en todo momento, nadie debía saber que era una mujer. Ahora entendía más por qué no me dejaba unirme, temía que me lastimaran, pero le demostraré que soy una chica capaz. Los primeros días no quise cortar mi cabello porque a Kisaki le gustaban las chicas con cabello largo, pero después de semejante golpe de confesión, decidí cortarlo súper corto, me vestía de manera diferente cuando iba a ToMan y llegó a gustarme ese estilo. Nadie sospechaba que era una mujer, ni siquiera los mismos integrantes, los únicos que sabían eran Mikey, Draken y Kisaki, pero ahora se sumaba Souya.
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Nunca te olvidaré.
RandomKisaki y Hyung son mejores amigos de la infancia, pero todo aquello se vio afectado porque el amor se interpuso. Aceptando su cruel rechazo, Hyung decidió continuar con su vida, el dolor no le duró mucho ya que pronto conocería a la persona que esta...