Capítulo 5

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Souya estaba al lado mío y su pecho estaba cubierto de sangre, toqué sus manos y estaban heladas. Lloraba y gritaba, tomé mi celular, pero cuando estaba por llamar a la policía, alguien me golpeó, caí al suelo y lo único que ví fue a Key con ropa negra y un cuchillo.

—Key... por qué... ¡¿Por qué?! ¡¿POR QUÉ LO HICISTE?!

—Perdóname, perdóname Hyung, no me dejó otra opción. Le tengo miedo, le tengo mucho miedo.

—¡¿A quién?! ¡¿Quién mierda te obligó a hacer esto?! ¡¿ Por qué me quitaste lo que más amaba?!

—Porque él te quiere a ti —susurró en voz baja, pequeñas lágrimas salieron de sus ojos— Hyung, solo quiero que sepas que siempre valoré nuestra amistad, no quise hacer todo esto. Perdóname, por favor.

Key sujetó mis manos y llorando me dejó el cuchillo allí, mi cuerpo no se movía, deseaba que todo fuese una terrible pesadilla y que Souya pronto me despertaría para tomar el desayuno. Key se fue rápidamente, dejándome allí, pronto sentí el sonido de la policía, levanté el cuchillo.

—Todo es una pesadilla, con un leve dolor me despertaré —me dije a mi misma— nada de esto es real, es un sueño, pronto me despertaré.

Antes de que pudiera clavarme el cuchillo, llegó la policía y me esposó, me llevó a la estación y estuve ahí quién sabe cuánto tiempo. Intentaron hablar conmigo, pero no podía hablar, mi boca no soltaba ninguna palabra, ni siquiera escuchaba lo que me decían.

—¿Por qué lo mataste?

No respondí, solo repetía en susurros que todo era una pesadilla.

—¡Responde!

De repente entró otro policía que le pidió al señor que estaba conmigo que lo acompañara. No supe qué pasó después de eso, vinieron por mí y me metieron a una celda.

Estuve ahí quién sabe cuánto, realmente ya no me importaba nada, había perdido todo lo que amaba, miré mi mano donde antes había estado el anillo de Souya y lloré.

—Souya...

—Tienes visitas.

Me llevaron a un lugar, no era donde llevaban normalmente a los prisioneros que recibían visitas, este se veía más privado, y los guardias se quedaron afuera de la puerta sentándome en una silla. Pronto vi a alguien entrar con muchos más guardias. Cuando vi a la persona que estaba allí, mi sangre se calentó y de repente volví a mis sentidos.

—¡KISAKI MALDITO, TE MATARÉ! ¡TÚ MATASTE A SOUYA!

—Sujétenla —ordenó Kisaki.

—¡DÉJENME, VOY A MATARLO! ¡DEBÍ MATARTE ESE DÍA!

Kisaki se acercó a mí y sus guardias me sujetaron con mucha más fuerza.

—Te dije que lo pagarías —susurró— pero ahora tengo un trato para ti.

—¡No quiero nada de ti! ¡VETE!

—Sujétenla en la silla.

Me amarraron a la silla y finalmente quedé inmóvil, batallé para liberarme, pero fue inútil.

—Escúchame, Souya sigue vivo.

Mis ojos se abrieron como platos, tenía una pequeña alegría y esperanza.

—¿Está vivo? Quiero verlo, ¿Dónde está?

—Key no logró asesinarlo, así que está en coma. Sin embargo, a ti te están inculpando por intento de asesinato y puedes morir, tengo las pruebas suficientes para demostrar tu inocencia, pero quiero algo a cambio.

Nunca te olvidaré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora