Desperté poco después al sentir una calidez cubrir mi cuerpo, era Souya. Me miraba preocupado.
—¿Amor, está bien? ¿Qué te pasó? Cuando llegué, estabas en el piso y tu cabeza estaba lastimada.
—No lo recuerdo —dije sentándome en la cama.
Sujeté mi cabeza un poco, no recordaba bien qué había pasado. Veía una silueta borrosa estrellarme contra la pared y luego irse, finalmente recordé sus palabras y apreté mis puños.
—Ese idiota de Kisaki.
—¿Fue Kisaki? —preguntó Souya con seriedad.
—El recuerdo es borroso, pero estoy segura que fue él.
Vi a souya levantarse, se le veía más enfadado de lo normal, estaba por irse, pero sujeté su mano.
—No vayas amor, por suerte no me pasó nada.
—No voy a permitir que ese idiota venga hasta aquí solo para golpearte.
—No te digo que no vayas a golpearlo, si quieres mañana te acompaño —reí— pero hoy no, ¿Si? Sólo quiero estar contigo.
Souya se sonrojó cuando dije eso, su mirada lentamente se fue ablandando, se recostó a mi lado y me abrazó.
—¿Pero me dejarás ir mañana a romperle la cara? —preguntó con un puchero.
—Hasta iré a echarte porras si quieres, pero hoy quédate a mi lado.
Souya escondió su rostro en mis pechos, me daba ternura cuando hacía sus berrinches. Acaricié su cabello con delicadeza, sentía el olor de su perfume, era embriagador, frotaba mi rostro levemente contra su cabello, era tan suave.
—Te amo.
—Yo también mi algodoncito azul.
Sus manos comenzaron a recorrer mi espalda y bajar lentamente por todo mi cuerpo, sus caricias eran delicadas, como si estuviera manipulando una muñeca de porcelana. Solté leves suspiros cuando mi piel sintió las manos de Souya acariciarla lentamente, me estaba gustando eso. Mi chico aún tenía su rostro entre mis pechos, su mirada se levantó con timidez y me miró fijamente a los ojos.
—Perdón, estás herida y yo aquí haciendo esto.
Me sorprendí cuando dijo eso y chillé por presenciar semejante ternura, ¡Definitivamente te amo, Souya! Me senté y me saqué la parte superior de mi uniforme, quedando solo con las vendas que tenía para ocultar mis pechos.
—Puedes seguir —dije con timidez.
Souya acarició lentamente mi piel mientras retiraba con sumo cuidado las vendas, cuando lo hizo, desvíe mi mirada sonrojada.
—Joder, eres perfecta.
Sus manos amasaron deliciosamente mis pechos, se sentía tan bien, mi cuerpo estaba caliente y podría jurar que el de Souya también. Se colocó encima mío y comenzó a retirar mis pantalones mientras yo abría su camisa.
Cuando quedamos finalmente desnudos, nos cubrió a ambos con las sábanas y se colocó entre mis piernas. Pasé saliva por los nervios, sería la primera vez que estaría con Souya así, ambos estábamos nerviosos, podía notarlo. Fue entonces que él tomó delicadamente mi rostro y me besó con ternura.
—¿Estás lista?
—Para ti, siempre.
Abracé su cuello acercándolo un poco a mi, él fue ingresando su miembro lentamente en mi interior, no dolió tanto como lo imaginaba, quizás era porque estaba completamente segura de querer estar con Souya que mi cuerpo solo se concentraba en él.
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Nunca te olvidaré.
De TodoKisaki y Hyung son mejores amigos de la infancia, pero todo aquello se vio afectado porque el amor se interpuso. Aceptando su cruel rechazo, Hyung decidió continuar con su vida, el dolor no le duró mucho ya que pronto conocería a la persona que esta...