PLACER MORBOSO

PARTE 7

HEMBRA MALA

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AVA LAULESS

Respiro profundo conteniendo lo que sea que está a punto de emerger al ver a ese hombre en la casa. Me observa profundamente y ahora que puedo detallar sus ojos de cerca, tiene el mismo color verdoso genético de mi hermana.

Lo que crea una incógnita enorme en mi mente que se niega aceptar la realidad porque no cambiaría un hecho, pero si otro definitivo en mi vida. No es fácil lidiar o acostumbrarse a las decepciones de personas que considerabas perfectas en todo sentido, al igual que tengan una carga a sus espaldas y lo peor de todos te la hagan sentir.

—Buenos días Ava—sabe mi nombre, solo nos vimos una sola vez en el hospital, pero parece que no me olvida y creo saber por qué.

—Buenos días Ronan—se hace a un lado—mi madre se encuentra.

—No pienses mal—se anticipa a decir—Ava no es lo que parece.

—¿Ronan quién es? —el tono que emplea es alegre—Ronan.

Aparece quedándose completamente inerte, sorprendida al verme y creo que un balde de agua fría aparecerme ante ella y descubrirla no abarca lo que debe estar sintiendo. la miro desconociéndola por completo. Tiembla, puedo ver el miedo en sus ojos, el mismo miedo que tenía tiempo atrás y el cual me clavo un puñal con su indiferencia y señalamientos.

—Tu hija—paso de largo sintiendo asco—vengo hablar contigo.

—Hija no es lo que piensas.

—Tranquila Amanda—voy a la sala y ella me sigue, los escoltas se quedan en la puerta mientras intento procesar todo despacio.

Siento nostalgia, alquile esta casa con ilusión de vivir en ella, pero solo duramos unos días, después tuvimos que salir como ladronas huyendo de nuestros sentimientos.

—Ava por favor déjame explicarte—el hombre viene detrás de ella—no es lo que piensas, no te hagas ideas erróneas.

—Déjame sola con mi madre Ronan—le exijo al hombre que mira a mi mama y ella asiente—no te estoy pidiendo un favor, te estoy demandando que salgas de mi casa.

—No pienso dejar sola a tu madre, no…

—No tienes derecho—le digo—no vengas a victimizarla porque no lo es, es mi madre y quiero hablar a solas con ella, asi que sal de aquí, que en definitiva es mi casa.

—Ava..

—Largo Ronan o le dire a mis hombres que te saquen—no doy mi brazo a torcer.

—Vete Ronan—le dice mi madre—es mi hija y tenemos una conversación pendiente.

Me observa, toma su saco que esta sobre el sillón grande e intenta besar a mama, pero ella esquiva el contacto mirándome. No se lo que siento, pero es que mi corazón ya no siente de la misma manera, como tampoco asimila las cosas como antes.

El hombre se aleja mientras no le quito la mirada a mi madre que se ve demasiado nerviosa, alisa la tela del vestido tomando asiento frente a mi.

—No quiero reproches—dice mientras la observo—no tienes cara para señalamientos cuando tu me has fallado, tu hermana me ha decepcionado y tu padre me ha dejado.

—Quien te crees mama—pregunto decepcionada—quién eres tú para juzgarnos cuando no tienes cara alguna para mirarnos a los ojos y tratarnos como mujerzuelas cuando tu te has comportado como una.