Clair de Lune

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Unos curiosos maullidos me despertaron de mi denso sueño. Me estiré con la sensación de que si lo hacía, me alargaría hasta que de mí sólo quedarían unos largos y delgados filamentos.

Me llamó la atención que el sol estuviera inquieto, con ganas de colarse entre el espacio que se formaba al tratar de unir los dos pedazos de tela denominados como cortinas. El Sol estaba radiante, lo cual era extraño para un día del deprimente y calmado invierno londinense, pero siendo amena al clima de la tan famosa ciudad, sabía que todo podía pasar.

—Hoy está muy intranquilo el Sol, ¿no es así Neko?—

El gato casi albino me miró como si tratara de responder a la pregunta recién formulada.

—El viernes fue un día cargado de estrés. Y el domingo no fue mejor, ir al funeral del señor Roberts fue bastante deprimente. Solamente recuerdo una mínima parte de mi sueño: se escuchaba el repetitivo sonido de un arma siendo disparada, pero ninguna bala pudo tener el destino de tener contacto con mi piel. Pero cuando llegué a un punto muerto, tuve la desfortuna de encontrarme con un brazo izquierdo alzado, con la mano de este siendo ocupada por una pistola cuya trayectoria marcaba una "x" en mi cabeza, justo en el centro. Escuché el sonido del proyectil de la pistola disparar la bala, y después de eso no hubo un supuesto dolor, todo se tornó oscuro y a partir de ahí no recuerdo nada.

Seguramente las miradas detrás de las cámaras de vigilancia me miraban con ojos de locura por estar hablando con mi gato con la seguridad y confianza de que éste me contestaría. Pero si somos lo suficientemente honestos, todo el que tenga una mascota lo ha hecho alguna vez.

Me eché hacia atrás con la certeza de que mi cabeza no sería golpeada por el respaldo de madera de cerezo que cubría, de forma horizontal, un tercio de la pared de punta a punta. La pared era lisa con pintura de un lindo blanco algodón, de hecho toda mi habitación era de ese mismo tono de blanco, y la única fracción de la habitación que no era tan simple eran las cuatro cortinas color azul índigo. Los únicos muebles cerca eran dos burós en cada lado de la cama y un guardarropa incorporado a la pared con tres puertas; los tres muebles mencionados, tenían el mismo color que el respaldo. Y finalmente, un sillón de color gris londres, con su respectivo taburete, los cuales habitaban casi a la mitad de la habitación.

La residencia en la que vivía era mi casa de infancia, ahí solíamos vivir mis padres y mis dos hermanos -yo soy la menor-. Pero cuando mis abuelos fallecieron, mi madre heredó su casa y mis padres decidieron mudarse a la casa de campo que mis abuelos dejaron. Mis dos hermanos se casaron hace tiempo y como mis padres no querían vender la casa, la pusieron a mi nombre. Siempre he insistido que la casa es demasiado grande para mí sola, pero mis padres insisten en que me la quede. De hecho, la única habitación que tiene más de un mueble es la mía.

Miré al reloj que se encontraba en el buró derecho, y este indicaba que eran las 9:45. Mi estómago reclamaba por la comida que merecía y aparentemente el gato también estaba inquieto por el hambre .

—Neko, vamos a desayunar.

Me encaminé hacia la puerta, la abrí y bajé las escaleras hacia mi cocina. Y al llegar le serví la porción adecuada de la comida a Neko. Me lavé las manos y empecé a elaborar mi desayuno. Pan francés, una de las delicias más exquisitas. El simple hecho de mezclar los ingredientes para humedecer el pan me resultaba gratificante. La esencia que se desprendía gracias a la canela y el azúcar era placentera. Coloqué dos rebanadas de pan en mi plato, y a un lado de este coloqué un plato hondo con papaya cortada en trozos con un poco de avena y un té inglés.

—Parece que en serio tenías hambre, Neko.

No habían pasado cinco minutos desde que le serví su comida y ya la había devorado, normalmente se toma su tiempo y se tardaba unos diez minutos en terminar con ella, pero esa vez fue un poco impaciente. Como ya había comentado, Neko es definitivamente un gato peculiar.

Las Notas del CrimenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora