Últimamente no podías enfocarte en lo que necesitabas hacer. Te era difícil conseguir la más mínima concentración sin que su rostro volviera, aunque fuera por un momento, a tu cabeza.
Y te era frustrante. Pero, de cierta forma, te encantaba. Te agradaba ese sentimiento de enamoramiento, te gustaba sentirte así e incluso lo disfrutabas.
Aunque era un poco doloroso que tu crush te ignorara o que tal vez ni siquiera supiera de tu existencia, así que comenzaste a idear cómo podrías acercarte a ese chico con cabeza de pudín.
Pero cada vez que lo intentabas era inútil, como si él se esforzara en alejarse de ti a cuestas. Era desalentador en cierta forma, sobre todo porque eso solo comenzó a llamar aún más tu atención.
Aaah, ¡Maldecías que te gustaran personas que probablemente nunca conseguirías!
Aunque, también debías culparte a ti misma por eso. Tu personalidad se tornaba tan tímida cuando interactuabas con alguien que te gustaba que podía ser extraño, pero para ti era, sin duda, molesto.
¿Cómo se supone que le hable si ni siquiera puedo acercarme a él?
Soltaste un suspiro y diste un par de pasos antes de quedar frente a la puerta del gimnasio al que te dirigías. El sonido chirreante de los zapatos, los gritos y los fuertes azotes del balón contra el suelo llegaron a tus oídos.
—Buenas tardes. —saludaste mientras abrías la puerta, los presentes devolvieron el saludo amablemente. Te pusiste los zapatos correspondientes una vez estuviste dentro del lugar— El día de hoy no tienen juegos de práctica, así que pueden centrarse en su entrenamiento individual.
Un “¡Sí!” se escuchó por parte de todos antes de volver a lo suyo. Algunos ya estaban practicando por su cuenta o acompañados, otros le enseñaban a los demás como reforzar ciertas cosas en su defensiva u ofensiva, y unos pocos simplemente hablaban entre sí.
Te acercaste al entrenador y lo saludaste antes de tomar las botellas vacías e ir a la parte interior de la cancha para llenar las botellas con agua. Si bien no eras la mánager oficial del equipo, pasabas gran parte del día ahí gracias a tu hermano así que para pasar el tiempo decidiste ayudarlos un poco, y con el tiempo se volvió una simple costumbre.
Una vez todo estuvo listo tomaste la pequeña libreta que yacía en la banca a un lado de Nekomata y comenzaste a observarlos a todos. Sus movimientos, y el cómo reaccionaban a los movimientos de los demás. Siempre te fue fácil leer a las personas así que eso era útil a la hora de notar algún inconveniente en alguien más.
Tu mirada recorrió el lugar y se detuvo en aquel chico de cabellera teñida. Como si fuera automático tus sentidos dejaron de estar alerta y se relajaron un poco. Solo te concentraste en él y en lo que te hacía sentir solo observarlo.
Y quizás fuiste demasido intensa al mirarlo puesto que él giró a ver en tu dirección. Tú no hiciste más que dar un pequeño respingo en tu lugar y desviar la mirada lo más rápido posible de él, fingiendo escribir alguna idea en la libreta. No mucho después, escuchaste una risa familiar e inconfundible a tu costado.
—Así no llegarás a ningún lado. —la voz canturreante del chico llegó a tus oídos.
—¡Ya lo sé, Kuro! —lo miraste mal e hiciste un puchero antes de volver a ver a los presentes. Soltaste el aire en tus mejillas y sujetaste el lápiz en tu mano con ligera fuerza— Pero ya pensaré en algo para acercarme a él.
—Eso llevas diciendo desde hace casi un mes.
—Cállate.
Quizás aún no sabías cómo, pero estabas segura de que lograrías acercarte a él.
Kuroo también estaba seguro de eso, pero era consciente de que debía hacer algo para que actuaras. Así que tomaría el papel de Cupido y te daría un empujoncito para ayudarte con la cercanía tu ser amado.
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❝ ᴄʀᴜsʜᴇs... ❞ | ᵏᵉⁿᵐᵃ ᵏᵒᶻᵘᵐᵉ ˣ ˡᵉᶜᵗᵒʳᵃ
Fanfiction༻𓊈𒆜𝘾𝙧𝙪𝙨𝙝 𒆜𓊉༺ 𝐂𝐮𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐮𝐧𝐚 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚 𝐭𝐞 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐚 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐝𝐞𝐬 𝐚 𝐩𝐞𝐧𝐬𝐚𝐫 𝐞𝐧 𝐞𝐥𝐥𝐚, 𝐭𝐚𝐧𝐭𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐥𝐞𝐠𝐚 𝐚 𝐬𝐞𝐫 𝐢𝐧𝐜𝐥𝐮𝐬𝐨 𝐦𝐨𝐥𝐞𝐬𝐭o, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐞𝐧 𝐭𝐮 𝐜𝐚𝐬𝐨 𝐞𝐫𝐚 𝐥𝐨 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐫𝐢𝐨, �...