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Jugabas nerviosamente con tus manos, mirando atentamente tus zapatos. Esperabas a que Kenma terminara de cambiarse para que ambos pudieran irse juntos a casa como era su plan inicial, por ello, no pudiste evitar confundirste al ver a Kuroo y Kazuo caminar tras un Kenma que se veía realmente irritado.

—¿Cómo que ibas a irte sin mí? —tu hermano habló, haciendo una exagerada expresión de indignación.

—No se supone que estuvieras aquí. —sonreíste en su dirección con molestia.

—Y tú tampoco Kuro.. —siseó Kenma, mirando de soslayo al nombrado.

—Oh, vamos. —Kuroo abrazó tus hombros y los de Kenma, juntándolos en un pequeño abrazo grupal— Divirtámonos juntos antes de volver a casa, entre más gente mejor, ¿No?

Viste como Kenma suspiró, frunciendo un poco el ceño, reíste ligeramente por su expresión y asentiste a las palabras del pelinegro.

—Tienes razón, pasemos un rato juntos.

Y fue así como los cuatro retomaron su camino a casa, tomando unas pequeñas desviaciones...

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—¡Kazuo mira! —jalaste del brazo a tu hermano quien de quejó por el repentino jalón, pero aún así miró hacia donde señalabas.

—¿Una máquina de peluches? —murmuró confuso.

—¿No son lindos? —acotaste cominando hacia la máquina; y mientras arrastrabas a Kazuo contigo, él no podía creer lo fuerte que eras al poder arrastrarlo con tal facilidad.

—Sí, pero.. ¿Sabes que estas máquinas están trucadas? ¡Es imposible sacar algo de ahí-...!

En ese momento escucharon a un niño celebrar con entusiasmo, giraron la cabeza en su dirección viendo como la máquina dejaba caer el premio que al parecer era lo que quería sacar. Tan pronto como el pequeño desconocido salió de tu campo de visión miraste a Kazuo con una ceja alzada y una sonrisa divertida en tus labios.

—¿Decías?

—Eso.. Debió ser una mera casualidad.

Rodaste los ojos al escucharlo y reíste un poco, querías uno de esos peluches y lo ibas a conseguir.

—Lo intentaré. —declaraste, sacando una moneda de tu bolsillo— Si el niño pudo yo tambien, no puede ser tan difícil, ¿Verdad?

Y te arrepentiste de tus palabras cuando ya habías intentado más de tres veces y aquella garra metálica no había agarrado ni lo más mínimo. Derrotada, sujetaste los controles del juego y les diste un apretón antes de darte por vencida y girar a ver a tu hermano que te miraba con una sonrisa victoriosa y burlona.

—Te lo dije.

—Cállate. —bufaste tomando tu mochila escolar— ¿Dónde están Kenma-san y Kuro?

—Mmm.. No lo sé. —Kazuo se alzó de hombros y tú entrecerraste los ojos en su dirección— ¡Hablo en serio!

—Oí. —la voz familiar de Kuroo llenó tus oídos, giraste la cabeza en su dirección y lo viste caminar hacia ustedes con un Kenma visiblemente exasperado a su lado— Deberíamos ir a casa ya, se está haciendo tarde.

—Tienes razón. —Kazuo asintió, tomándote de los hombros para hacer que caminaras.

Los cuatro salieron del pequeño arcade y retomaron su camino directamente hacia sus casas, debían regresar y no sólo porque se hacía tarde, sino también porque Kenma y tú tenían una actividad para mañana y no habías abierto ese cuaderno ni para saber de qué se trataba ese taller.

De pronto, recordaste que no ganaste el peluche y eso te molestó aún más que saber que tenías tareas atrasadas lo que hizo que fruncieras un poco el ceño, casi haciendo un puchero inconscientemente.

Mientras caminabas un poco distraída por las calles, sentiste un ligero jalón que hizo que te detuvieras y voltearas a ver a tu costado; por un momento pensaste en Kazuo y estabas por reprocharle pero tus labios se cerraron automáticamente al ver que en realidad se trataba de Kenma quien te miraba con fijeza.

—¿Pasa algo Kenma-san? —preguntaste suavemente, ladeando un poco la cabeza.

—Hay un gato. —señaló a la entrada de un callejón lo que llevó a tu mirada seguir su dedo, y efectivamente, había un gato ahí.

Casi soltaste un chillido y caminaste apresurada hasta el felino que yacía a un lado de una caja de cartón, te entristeció verlo ahí, solo y sin nada que comer. Acercaste tu mano y el animal se escondió un poco tras la caja, pero luego de ver que no movías la mano sintió curiosidad y decidió salir de su escondite para olfatearte y finalmente dejar que lo tocaras un poco. Soltaste un sonido que denotaba ternura hacia el felino y seguiste acariciándolo alegremente.

—Seguramente a Kazuo no le importará si te llevo conmigo.

—Él es tan fan de los animales como tú. —escuchaste esa voz suave y ligeramente perezosa a tu costado, giraste la cabeza y viste a Kenma mirar al gatito.

El chico estiró su mano hacia el animal que enseguida se dejó acariciar por él, maullando alegremente por las muestras de afecto que estaba recibiendo.

—Vaya, tienes buena mano para los gatos... Pensé que no te gustaban.

—No es que no me gusten, es que suelen ser muy desastrosos y eso no es algo con lo que esté acostumbrado a lidiar.

—¿Eh? Pero Lev y Shoyo también son desastrosos.

—... Es cierto... —susurró con un tono de voz incrédulo, casi como si apenas estuviera notando lo que dijiste. Tú reíste un poco y volviste a ver al gato.

—Creo que voy a llevarlo a casa.

—Uhm.. Toma, esto también te hará compañia.

Volteaste a verlo y una bolsa fue lo que entró en tu campo de visión, sacaste el contenido de la bolsa y Kenma juró que tu mirada de sorpresa y el adorable brillo en tus ojos era digno de enmarcar.

Era el peluche que habías intentado conseguir hace rato.

—Oh-.. ¡Es tan lindo! —abraste el peluche— ¿Cómo lo conseguiste?

—Las máquinas de peluches son fáciles cuando agarras el truco. —comentó Kozume con desgano— Yo solo... Lo vi y me acordé de ti.

Abriendo tus ojos en plano cuando finalmente asimilaste sus palabras, elevaste la mirada con sorpresa solo para notar que Kenma ya se había adelantado. Quizás se sentía nervioso o quizás solo fue la vergüenza que sintió al decir eso, pero el verte a la cara en ese momento no sería posible para él.

Parpadeaste un par de veces antes de volver a ver al animal que se restregaba contra el dorso de tu mano, sonreíste un poco y lo tomaste en brazos, cubriéndolo con el abrigo del uniforme. Guardaste el peluche en tu mochila, te levantaste y caminaste rápidamente con la intensión de alcanzar a Kenma.

❝ ᴄʀᴜsʜᴇs... ❞ | ᵏᵉⁿᵐᵃ ᵏᵒᶻᵘᵐᵉ ˣ ˡᵉᶜᵗᵒʳᵃDonde viven las historias. Descúbrelo ahora