❝ ᴄʀᴜsʜᴇs... ❞ | ᵏᵉⁿᵐᵃ ᵏᵒᶻᵘᵐᵉ ˣ ˡᵉᶜᵗᵒʳᵃ

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Siempre le pareciste alguien impredecible e inteligente, le parecía increíble el como podías hacer estrategias tan parecidas a las suyas tan sólo observando un poco del partido, pero ahora.. Le parecías tiernamente tonta.

Kenma no podía creer que después de que literalmente se declaró a ti (aunque fue de forma indirecta) aún creyeras que le gustaba alguien más.

Te observó de soslayo. Estabas a su lado, en las últimas sillas del salón de clase, y mirabas con atención la consola que yacía en sus manos. Al parecer notaste que sus dedos sobre la consola se detuvieron ya que levantaste la mirada que chocó directamente con la suya, Kenma sintió su corazón volcar con intensidad pero no hizo más que desviar la mirada.

—¿Ocurre algo, Kenma-san? —preguntaste, por alguna razón, en un murmullo.

Kenma negó un poco frenético con la cabeza y ejerció más fuerza en el agarre que tenía en su consola, movió nerviosamente sus dedos sobre los botones de la nintendo y finalmente soltó un suspiro suave.

—Me preguntaba... —dijo también en voz baja, te inclinaste un poco a él para escucharlo— ¿Podrímos.. Ir juntos a casa?

—¿Eh?

—He estado pensando, ¿Sabes? Y.. Creo que en verdad me gustaría pasar tiempo contigo o algo así.. —su voz disminuía de tono a medida que hablaba. Una vez terminó su oración te miró por el rabillo del ojo y lo que vio fue tu expresión de sorpresa.

¿Por qué era tan sorprendente? Fuiste tú quien le dijo que también debía valorar lo que sentía y estaba intentando ponerlo en práctica así que, ¿Cuál era el problema?

—Pero Kenma-san tiene enamorada y uh... —apretaste tus manos entre sí y le sonreíste ligeramente, con nervios— No sería bueno que ella mal entendiera eso..

Kozume te observó inexpresivo por un momento largo y luego inevitablemente sonrió leve, se preguntaba cómo podías ser tan despistada en algunos aspectos, pero tal vez aquello fue es una de las cosas en ti que llamó su atención. Negó suavemente con la cabeza y tú levantaste la vista para verlo, aun más confusa que antes.

—No te preocupes por eso, está bien. —contestó el chico.

—¿En verdad? —asintió y tú le sonreíste con calma— Entonces.. ¿Nos vemos después del entrenamiento?

—De acuerdo.

Luego, ambos simplemente volvieron su vista a la consola del chico, nuevamente turnando la consola entre ustedes para que ambos pudieran jugar. Estaban un poco ansiosos, pero solo podían esperar a que el tiempo les tuviera piedad y pasara rápidamente.