˚₊·͟͟͟͟͟͟͞͞͞͞͞͞➳❥ 08

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Estabas nerviosa, demasiado nerviosa como para pensar en cualquier otra cosa que en lo que iba a pasar en breve. Te sentías inquieta y conforme pasaban los minutos sentías que tu corazón aumentaba su pulso, casi llevándote a una arritmia cardíaca.

Escuchabas el ruido desde atrás de las cortinas rojas que cubrían la cubierta, como cada vez que había algún acto en la preparatoria, y eso solo te ponía aún más ansiosa. Era cierto que todavía faltaba tiempo para tu presentación pero simplemente no podías evitarlo, a veces tus inseguridades subían a superficie y te hacía pensar cosas que tal vez no eran del todo certeras.

¿Y si tropezabas antes de siquiera hacer el acto? ¿Y si accidentalmente desafinabas? ¿Y si te concentraste tanto en el do menor que no te saldría alguna otra nota musical?

A pesar de haber prácticado una y otra vez e incluso quedarte hasta tarde en el club solo para que esto fuera lo más cercano a lo "perfecto", tenías la sensación de que tu esfuerzo podría no significar nada y fallarías igualmente.

Entonces, cuando ese pensamiento te azotó sentiste que caías en un pozo oscuro. ¿Cómo podrías volver a mostrarte ante club si fallabas después de que pusieron su confianza en ti?

Tambaleaste un poco y los nervios te dieron náuseas. Diste un par de pasos atrás y te detuviste cuando tu espalda chocó contra la fría pared, te deslizaste lentamente por esta hasta que quedaste sentada en el suelo; flexionaste tus piernas y tus rodillas chocaron contra tu pecho, después rodeaste tus piernas con tus brazos y escondiste tu rostro en tus rodillas.

No querías fracasar. Si había algo que no soportaras era tu propio fracaso, a pesar de que eras conciente de que estaba bien equivocarse.

El ruido del auditorio comenzó a hacerse opaco y te sentiste caer aún más en aquel oscuro y frío pozo inexistente. Esa sensación de que estabas en el borde de un abismo directo a la locura no te gustaba, aunque ya deberías estar acostumbrada a esa sensación que surgía cada vez que sentías que algo estaba fuera de tu alcance. Cerraste tus ojos con fuerza y comenzaste a inhalar y exhalar repetidamente, en una búsqueda inútil de tranquilizarte. Continuaste así por un tiempo, pero era en vano y eso solo te desesperaba aún más.

Pero entonces, cuando creíste que caerías aún más profundo en aquel pozo, una voz conocida llegó a tus oídos.

—Así que aquí estabas.

Levantaste la mirada y tus ojos ligeramente rojizos encontraron los orbes dorados de aquel chico.

—¿Kozume-san? —murmuraste su nombre, mirándolo a través de tus lágrimas.

—¿Por qué estás escondida aquí? —cuestionó, mirándote— Falta poco para tu presentación, ¿Verdad? Deberías estar preparándote.

—No, yo... No puedo hacerlo.. —tu voz tembló al hablar, tragaste saliva y volviste a esconderte entre tus rodillas— Tengo miedo...

—¿Miedo?.. ¿De qué tienes miedo? —sentiste algunos movimientos frente a ti, pero aún así no levantaste la vista.

—... No quiero fallar. —susurraste abrazando tus piernas con un poco más de fuerza— ¿Y si después de todo.. Lo hago mal? ¿Y si me equívoco? ¿Y si toda la práctica no sirvió de nada? Yo-...

—Estarás bien. —te interrumpió. Limpiaste tus lágrimas y subiste la vista para verlo, Kenma estaba en cuclillas frente a ti.

—¿Por qué estás seguro de eso?

—Porque te has esforzado mucho para este día. —respondió y soltó un flojo suspiro— Te has quedado hasta tarde en la preparatoria practicando, incluso en el entrenamiento y en los recesos practicabas. Siempre tarareabas la misma melodía una y otra vez, y cuando practicabas con el violín te frustraba equivocarte así que lo intentabas una y otra vez hasta que te salía bien..

Abriste tu boca para hablar, pero no tenías nada que decir ante eso. Era cierto todo lo que decía, incluso te quedabas dormida en la sala de estar cuando practicabas en casa, porque cuando algo era importante para ti, le metías todo tu empeño y dedicación a eso.

—Así que no tienes porque desconfiar de todo tu esfuerzo. —Kenma desvió la mirada y frotó su cabello con su mano, frunciendo ligeramente el ceño— Ya activaste las "agallas", así qué estarás bien.

Lo miraste en silencio por un buen rato hasta que inevitablemente soltaste una pequeña risa que llamó su atención, te observó confuso mientras tú reías a través de tus pequeñas lágrimas.

—Sonaste como Taketora hace un momento. —comentaste sonriente y eso hizo que el chico hiciera una mueca de desagrado.

—No es cierto..

—... Gracias, Kenma. Ahora me siento mucho mejor. —el nombrado te observó al escucharte, le sonreíste y limpiaste lo que quedaba de tus lágrimas— Me esforzaré así que mírame, y dile a Kazuo que también lo haga.

Te apoyaste sobre tus piernas y lo miraste directamente a los ojos, decidida y con una sonrisa. Kenma asintió lentamente a tus palabras, luego vio como te levantaste y tomaste el estuche de tu violín en manos.

No sabías cómo iba a resultar esta presentación, no podías decir con seguridad que a todos les gustaría, pero si te equivocabas... Al menos querías divertirte haciéndolo.

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—¿Oh? ¿Y este milagro? —él soltó un pesado suspiro al escuchar la voz jocosa de su amigo una vez tomó asiento— ¿Por qué ahora verás lo que queda de la presentación?

—Por nada en especial... —respondió el de puntas rubias suavemente, se acomodó en su asiento y sacó su consola— Solo... Era aburrido esperar por ustedes.

—Podías irte a casa. —comentó Lev (sin malas intenciones) alzándose de hombros. Kenma frunció el ceño.

—¿Es que no puedo acompañarlos o qué?

—No te enojes, hombre. Solo se nos hizo raro que quieras estar en un lugar con tantas personas, es todo. —Kazuo, a su lado, palmeó su hombro suavemente y le sonrió.

Kenma soltó otro flojo suspiro y se encogió en su lugar, era cierto que al principio no tenía intenciones de ir a la presentación que suele hacer el club de música cada uno o dos meses, pero después de aquel encuentro contigo cambió de opinión. Quería verte y quería ver que tanto disfrutarías de esa presentación.

—Por cierto, Kenma... —la voz de tu hermano lo hizo girar a verlo— ¿Y ella?

—¿_______? —murmuró tu nombre y Kazuo asintió. Kenma volvió a ver su consola y guardó silencio por un tiempo. Después de que la presentadora acabara de hablar y dijera que era tu turno de hacer tu acto el chico sonrió leve y levantó la vista de su consola a ti que entrabas al escenario con violín en manos— Ahora ella está bien.. Así que mírala atentamente.

Y fue un alivio para Kazuo escuchar esas palabras provenientes de Kenma.

❝ ᴄʀᴜsʜᴇs... ❞ | ᵏᵉⁿᵐᵃ ᵏᵒᶻᵘᵐᵉ ˣ ˡᵉᶜᵗᵒʳᵃDonde viven las historias. Descúbrelo ahora