Era la época dorada de los negocios Internacionales en Corea del Sur, su mejor versión donde grandes empresarios viajaban y conocían nuevas culturas y formas de vida. Sim embargo, todo aquello llevaba molestia y angustia a los Alfistas empoderados...
La gravilla era levantada con ferocidad, el polvo emanaba dejando un rastro que nublaba la vista y hacía toser a los transeúntes que veían asustados y asombrados al magnífico y brillante coche de los Park pasad a toda velocidad por sus vías.
Jimin detuvo su coche frente a su mansión, tomándose un pequeño momento para cerciorarse de que TaeHyung hubiera llegado sano y a salvo y tampoco se encontrara mareado. Sin embargo el Omega seguía en su lugar, encogido sobre su padre NamJoon y llorando en silencio porque su voz de negaba a salir más que para susurrar de forma entrecortada el nombre de su Beta.
NamJoon ayudó a TaeHyung a bajar del coche, llegando ambos al recibidor de la mansión y presenciando el caos de Jimin gritando como desquiciados el nombre de Jeon.
-¡JungKook! -Sus alaridos alarmaron a SeokJin que salió de la cocina agitado.
-¡¿Qué pasa?! -Preguntó el Omega secando sus manos en el delantal de su medio busto.
-¡¿Dónde está JungKook?! -Preguntó en contra Jimin, llegando al Omega y tomando sus hombros con fuerza sin control. -SeokJin, ¿y Kook? -El Omega frunció sus cejas confuso.
-Acabo de llegar y no hay nadie en casa, pensé que estaría con vosotros o recogiendo a YeonJun del colegio. -Jimin sintió las manos pálidas del mayor sobre las suyas pidiéndole silenciosamente que aflojara su agarre. Con un suspiro pesado lo hizo y el silencio reinó de nuevo en la casa.
Debía ser una jodida broma, era terrible tan solo no saber nada. Si bien la ignorancia era positiva muchas veces como en la infancia, la incertidumbre de saber un hecho a medias era asquerosamente dolorosa. Y así estaban ellos, perdidos porque sabían que JungKook no estaba, ahogados porque no sabían donde.
La puerta de la casa volvió a abrirse, voces alegres y juveniles escuchándose a su paso. BeomGyu y TaeHyun que llegaban sujetos de la mano se detuvieron abruptos al ver la situación ante ellos.
-¿Ocurre algo? -Preguntó bajo BeomGyu. Al Alfa rubio a su lado le bastó echar un vistazo a su alrededor, comprender que solo TaeHyung lloraba y Jimin parecía irradiar una fuerza y furia innata de desconcierto para entender todo.
-Kookie Hyung. -Susurró, Jimin asintió mudo dando unos pasos hacia el menor pero este volvió a hablar tomando más cerca a Beomgyu en un abrazo estrecho; buscando en él su fuerza y soporte. -¿YeonJunnie?
-No sabemos... -Susurró Jimin con un nudo en la garganta; una ráfaga de luz iluminó la estancia. Una ráfaga de luz metafórica que fraccionó su dolor delimitándolo.
-¡Hola! ¡¿Por qué nadie ha venido a por mí al cole?! -YeonJun entró dando voces y luciendo adorablemente molesto mientras lanzaba su mochila al suelo y hacía pucheros. -Por suerte YoonGi Hyung me ha encontrado de camino a casa y me ha traído.
El Alfa abogado entró y miró la misma escena devastadora, YeonJun resaltaba de mal modo con su espíritu alegre en el lugar.
-¿Kook Hyung no ha llegado a por ti al colegio Junnie? -Preguntó su hermano mayor, este negó enfurruñado. Miró a TaeHyung e inevitablemente se puso a llorar.
-¿Papi? ¿Y Kookie Hyung? -TaeHyung sollozó en alto, tan roto de golpe que su cuerpo entero sucumbió cayendo de rodillas al suelo. Jimin corrió junto a él y lo contuvo en su pecho, expulsando su aroma y buscando su calma.
-Tratemos de saber cómo está. -Pidió el Alfa, TaeHyung asintió.
Ambos destinados se conectaron con su parte lobuna, buscando en su lazo los sentimientos de su otro destinado. Alfa y Omega aullaban a viva voz, alto y claro en un llamado directo a su Beta.
Nada. Silencio. Nulo esfuerzo. No había respuesta. ¿Dónde y cómo estaba su pequeño, inteligente y precioso Beta?
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