Era la época dorada de los negocios Internacionales en Corea del Sur, su mejor versión donde grandes empresarios viajaban y conocían nuevas culturas y formas de vida. Sim embargo, todo aquello llevaba molestia y angustia a los Alfistas empoderados...
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Jimin apretaba sus labios o fuerza uno sobre otro, todo con la intención de no soltar la gran carcajada que quemaba en su garganta por ver a su Omega en esa situación. TaeHyung trababa de encontrar la postura cómoda y correcta sobre sus piernas. Primeramente Kim trató de colocarse de frente en su regazo para estar cara a cara; siendo finalmente una muy mala opción cuando su gran barriga de ocho meses chocó contra la plana de músculos del mayor. En segundo lugar optó por ponerse de un lado, incomodo porque dolían sus costillas. Ahora, con el gran puchero de indignación y murmullos de insultos hacia su cuerpo redondito, se sentó dándole la espalda al Alfa.
-Sé que te estás aguantando la risa Park Jimin. -Gruñó cruzando sus propios brazos por su pecho. -Juro que cuando esté delgado de nuevo te voy a hacer pagar por esto. -Jimin finalmente rio en dulces y bajas carcajadas.
-Mi vida. -Inició, tomándose unos segundos para recuperar el aliento antes de seguir. -No estás gordito, deja de decir que estás redondito.
-¡Pero es que estoy hecho una bolita! -Exclamó enfurruñado, pellizcando los muslos del mayor cuando este volvió a reír muerto de ternura.
-Eso sí lo eres. -El Omega lo miró sobre su hombro al instante, si las miradas matasen Park Jimin ya no seguiría respirando. -Oins, sí eres una bolita. -Susurró dulce, rodeando la cintura del castaño en un apretado abrazo hasta llegar a abarcar con sus manos la gran redondez de su vientre. -Eres una bolita llena de amor. -Las muecas de enfado de Kim se vieron traicionadas por una sonrisa ladeada. -¿Estás sonriendo?
-No, no lo hago. -Negó rotundo, esquivando su mirar claro y tratando de escapar de su campo de visión.
-Claro que lo estás haciendo. -Canturreó haciendo cosquillas en sus cosillas con pequeñas punzadas de sus dedos. -Mi Omega sonríe feliz porque sabe que su Alfa tiene razón y es una bolita llena de amor.
-¡Yah, Jimin! -Gritó entre carcajadas por las cosquillas y retorciéndose sobre su regazo. -¡Déjame!
-Nunca. -Exageró una risa malvada que hizo al Omega reír más.
-¡Pienso decírselo a Kookie cuando venga! -Se quejó pellizcando sus manos para que parara, el Alfa se detuvo con una queja exagerada y falsa.
-Kookie se unirá porque le encanta verte sonreír y escucharte reír tanto como a mí. -Le sacó la lengua sobre su hombro con burla, TaeHyung sacó su propia lengua y por la cercanía pudo lamerle la mejilla.
-Pues se lo diré a YeonJunnie. -Jimin volvió a sacar su lengua y lamió sus labios haciendo a TaeHyung jadear sin realmente pretenderlo. En el siguiente forcejeó que iniciaron, en el que trataban de lamer la cara contraria y esquivar la lenguas ajenas en la suya, el Omega pudo visualizar la cabecita de YeonJun pasando sobre la altura de la verja de su hogar gracias al gran ventanal de su salón. Pero algo no andaba bien y era fácil saberlo cuando su pequeño Alfita no iba riendo y jugando o cantando sobre los hombros de uno de sus hermanos. YeonJun iba callado, con su cabecita ladeada y escondida sobre el cabello azabache de JungKook. -Algo ha pasado. -Jimin se detuvo abrupto confuso, observó hacia la dirección en la que miraba su Omega y lo comprendió al instante.
