El lenguaje de las flores. [manjiro & haruchiyo)

6. Dalia rosa

Dalia rosa (ピンクのダリア): Amor pasional; Elegancia; Bondad; Voy a intentar hacerte feliz siempre.

Manjiro se despertó cuando los rayos del sol comenzaron a hacerse cada vez más fuertes, normalmente cerraba las cortinas de su habitación para evitar despertar tan temprano, pero por primera vez no estaba molesto de tener los rayos del sol molestándole en la piel, pues ver a el rostro de Haruchiyo Akashi ser iluminado por ellos era todo un privilegio.

Corrió un mechón de cabello detrás de la oreja de Haruchiyo, y se deleitó con la longitud de sus pestañas que reposaban bellamente sobre su rostro. Parecía ser del tipo de persona que tenía una rutina para el cuidado de todo su cuerpo, pues su piel era suave y brillante, el cabello resplandeciente y no tenía ni un sólo rastro de ojeras en el rostro. Enredó sus dedos en algunos mechones de cabello detrás de la espalda del rubio, admirando su belleza.

— Me haces cosquillas.

— ¿Desde hace cuánto estabas despierto? — preguntó sorprendido.

— Un par de minutos, pero quería ver si intentabas hacer algo más.

— I-Idiota...

Escuchó su risa y lo vio abrir sus ojos celestes. Manjiro se asombró de lo precioso que se veía esa mañana.

— Buenos días, Manjiro. — dijo con la voz ronca.

— Buenos días, Haru. — susurró.

— ¿Qué hora es? — preguntó, pegándolo a su cuerpo.

— Probablemente cerca de las 10, comienzo a sentir calor.

— ¿Quieres que te suelte?

— No...

— Está bien — sonrió — ¿Tienes algo que hacer hoy, lindo?

— Tengo que ir a la universidad para entregar mi proyecto, después tengo una clase y listo.

— ¿A qué hora tienes que estar en la universidad? — preguntó, acariciando su brazo, disfrutando de sentir su piel erizarse ante su tacto.

— A las 14:00, termino a las 17:15.

— Hmm, perfecto entonces. Iré a mi casa a cambiarme de ropa y luego pasaré por ti para llevarte a la universidad.

— ¿Vas a irte? — preguntó, frunciendo el ceño — Acabas de regresar... 

— Iré por mi ropa, Manjiro, no te preocupes — sonrió y siguió acariciando su brazo —. Puedo regresar para almorzar si quieres, pero creo que ya he sido una carga para tus hermanos.

— Eso es ridículo, mis hermanos adoran tenerte aquí.

— ¡Manjiro, Haruchiyo! ¿Están despiertos? — preguntó Wakasa desde el otro lado de la puerta.

— ¡Aún no! — respondieron ambos al unísono, comenzando a reírse a carcajadas después.

— Mocosos insolentes — abrió la puerta y se cruzó de brazos — ¿Hasta cuándo piensan levantarse e ir a desayunar? Preparé algo ligero porque es tarde y después no van a querer almorzar.

— ¿Shinichiro no está? — preguntó y su cuñado negó — Waka, no quiero ir a la universidad, quiero dormir con Haru hasta tarde.

— Ni hablar, mocoso. Mejor ve a bañarte, apestas.

— ¡Mentiras! Yo huelo a flores todo el tiempo, ¿Verdad, Haru?

— Verdad. — confirmó sonriendo.