Twilight y Wind terminan enamorándose de una misma persona, pero en sus distintas versiones, Time y Young. Tratan con desespero lograr captar su atención y, a pesar de ser rechazados en cada ocasión, no tienen ninguna intención de rendirse hasta log...
—¡Oh por favor! ¡Ninguna idea te convence! ¿Para que me pides ayuda? —exclamo con fastidio.
—Lo siento, ¿Si? Es que, una parte de mi quiere aún evitar el asunto.
—Y se suponía que tú eras el maduro, incluso Young y Wind han avanzado más que ustedes dos. ¡Me diste consejos con Sky y me van funcionando! Sigue tus propios consejos, ¡Por el amor a las diosas!
El rubio suspiro agotado, sabiendo que Wild tenía razón, debía enfrentar el asunto directo. Soltó un pequeño quejido de disgusto, notando que era más fácil dar consejos que obedecerlos.
—Tienes razón, y si, un día en el lago Hylia suena bien —suspiro, en un intento de alejar lo negativo y solo dejar lo bueno—. Gracias Wild, por escuchar.
—Te debía una, ahora ve y no pierdas tiempo, hazle honor a tu nombre Time —bromeo.
Time solo rodó un poco los ojos, despidiéndose con un gesto de mano y yendo a su cuarto, preparándose mentalmente, y buscando algunas cosas para nadar en el lago Hylia.
Tras una hora de planear lo más posible, decidido, fue en busca de Twilight, con la ansiedad a flor de piel por lo que fuera a pasar, trato de pensar positivo, evitando crearse malos escenarios o adelantarse a cosas que tal vez nunca sucederían.
—Twilight —, le llamo al encontrarlo, evitando mirarlo directamente a los ojos. Temia sonrojarse y quedar en vergüenza.
—¡Time! Digo, ¿Que sucede? —Trato de actuar normal, como Dark le dijo que hiciera, hacerse el difícil.
—Quería... Quería saber si puedes acompañarme al lago Hylian —pidio, mirándole a los ojos, sin darse cuenta que sonó más como una suplica que como un favor, y un ligero rubor apareció en sus mejillas.
Twilight al ver y escuchar su cambio repentino de actitud no pudo evitar sonrojarse también, más notable. Mordiéndose la lengua en señal indecisa, mando al diablo el plan de Dark, volviendo a retomar su actitud de tonto enamorado.
—¡Claro que sí! ¡Te acompaño! —Acepto sin dudar, emocionado, con la gran esperanza de que solo fueran ellos dos, solos, todo el ocaso en el lago, como una cita romántica.
—Muchas gracias Twilight, vamos ahora.
Y sin pensarlo dos veces, siguió como un lobo faldero a su dueño sin cuestionarle nada.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¿Y a qué vinimos? —pregunto tras un largo rato de caminar por una parte del lago, específicamente evitando a los mounstros que aún rondaban por ahí.