Tan largo como una catarata

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   Entrando silenciosamente en la habitación, se apoyó en el marco de la puerta y cruzó los brazos. Observó a su pareja sentada en el tocador del fondo de su habitación compartida, peinando sus largos cabellos castaños. Tragó saliva ante el espectáculo delante de sus ojos. Pudo ver como esos mechones largos y finos, sedosos y suaves caían sobre la espalda y hombro de su novio. Sintió el sudor manchando sus manos, descruzó los brazos y secó sus palmas en su pantalón vaquero. Respiró hondo, intentando calmar su palpitante corazón, y se acercó a su pareja con pasos suaves. Hashirama sonrió cuando vio a su novio por el espejo, una pequeña risa salió de sus labios cuando esas manos frías se posaron en sus hombros, masajeando el músculo cansado del largo día de trabajo, la cabeza de Madara se acercó a la de Hashirama y respiró el dulce aroma a flores, besó su cabeza y bajó un poco más sus manos por los brazos del moreno, acariciando el brazo hasta sus muñecas. Sus dedos se movían lentos y en círculos, siguió besando hasta llegar al cuello del Senju, mordisqueó un poco la piel y succionó para dejar pequeñas marcas moradas.

   A este punto, Hashirama estaba riendo en alto, dejando el peine de lado. Sus propias manos sujetaban la cabeza de su novio, una en su nuca y la otra enredada en sus mechones negros y desordenados.

   —Creo que alguien está animado, mmh. —gimió cuando Madara apretó sus caderas contra la espalda del Senju, su clara erección estaba presente pinchando al mayor.

   —Quizás sea porque tengo al novio más sexy del mundo. —susurró de vuelta el Uchiha, sus manos subieron y se dirigieron a la delgada bata que cubría el cuerpo de Hashirama, la abrió un poco para mostrar el pecho de su pareja, gruñó cuando vio algunos mechones largos cubrieron esos morenos pectorales—. Quiero arrancarte la ropa y follarte contra el espejo, joder.

   —Esa es una muy buena idea pero papá va a venir pronto.

   —Podemos hacerlo rápido.

   —Maddy... Mng... —apretó sus muslos cuando Madara comenzó a tirar de sus pezones sensibles, recibió más besos en su cuello y hombros, mordidas y más caricias en su pecho—. En serio, no puedo, cariño... —fue levantado de su sitio y puesto contra la pared más cercana, intentó voltear pero una mano en su trasero apretó con fuerza, no para hacer daño pero sí para señalar una advertencia seria. Gimió y abrió las piernas.

   Madara tiró de la cinta de seda de la bata y la abrió por completo, la subió por encima del trasero de su pareja y abrió esos glúteos que ocultaban su impresionante tesoro, una entrada rosa y apretada, caliente y deseosa siempre de él. El cabello de Hashirama siendo tan largo como es llegaba incluso a su trasero, cubriendo una pequeña parte de sus nalgas. Relamió sus labios y se agachó para morder el hombro del Senju otra vez. Este gimió y apretó sus caderas contra las de Madara. El Uchiha gruñó y enterró su nariz en la cabeza del moreno, respiró hondo mientras hacía un trabajo rápido con su cinturón y su bragueta en lo que Hashirama llevaba una mano atrás y se preparaba para recibir a su novio. Bajó de un tirón su pantalón y su ropa interior, jadeo cuando el aire frío rodeó su erección caliente y venosa; dio un par de bombeos rápidos para esparcir el líquido preseminal por todo su eje antes de presionar la cabeza roja e hinchada en su agujero. El moreno gimió cuando de un tirón fue penetrado. Se aferró a la pared y tiró hacia atrás sus caderas, sintiendo a su pareja hasta el fondo de su ser. Por un momento, se alegró del constante deseo de Madara por él, follaban y hacían el amor por lo menos cuatro veces al día, a veces muy rudo y muy rápido y otras suave y cariñoso, así que la preparación que tenían previa no requería de mucho tiempo para ellos, siempre estaba o muy estirado o con solo un dedo podría estar listo. Se estremeció cuando Madara escupió en su agujero penetrado para lubricar un poco.

   Madara jadeó cuando el calor lo envolvió por completo, balanceó sus caderas hacia atrás hasta dejar solo la cabeza dentro. Clavó sus dedos en la suave piel de las caderas de Hashirama y embistió, Hashirama gritó pues su próstata fue golpeada con fuerza. Siguió con un ritmo duro, provocando sonidos fuertes por el golpe de sus pieles, Madara agarró el cabello de Hashirama y tiró de éste, expuso su cuello para morderlo. Gimió penetrando al moreno por completo otra vez y quedándose quieto por un momento.

   —Fóllame. —le ordenó el Uchiha.

   Hashirama movió sus caderas, empalándose con fuerza contra esa polla dura. Madara observó cómo su polla era absorbida por ese culo, apretado y caliente. Le dio bofetadas fuertes, susurrando en su oído palabras sucias, excitando aún más al Senju.

   —Por favor, tócame... Tócame... Maddy... —suplicó el moreno.

   —No. Te vas a correr solo con mi polla.

   Acentuó su orden con una embestidas solemne en la próstata del moreno que chilló, sus rodillas temblaban y estaban flojas, solo tenía el agarre de Madara para no caer al suelo. Gritó cuando Madara volvió a embestirlo, esta vez rápido y muy duro, persiguiendo su propio placer. Hashirama solo podía gemir y gritar del placer tan intenso que le recorría la columna vertebral, sintiendo cada vez más cercano el clímax en su vientre que se encogía y sus paredes se apretaban alrededor del azabache. Arqueó la espalda cuando su orgasmo lo alcanzó como una explosión. Su miembro lloró su semen contra la pared y el suelo, apretó las dedos de las manos y de los pies por la fuerza y la intensidad. Madara siguió golpeando duro hasta que gruñó casi como un animal mientras llenaba el interior de Hashirama con su esperma, este soltó un pequeño gemido al sentirse lleno.

   El Uchiha suspiró al salir de Hashirama, soltando su cabello no sin antes acariciarlo. Sonrió con amor y cargó al Senju, este se aferró al cuello de Madara.

   —Vamos a limpiarnos y a vestirnos, luego prepararemos la mesa.

   —Siempre me lías para hacérmelo. A veces creo que quieres embarazarme.

   —No estaría mal tener a un enano corriendo por aquí. Me gustaba cuidar de Izuna cuando era un mocoso.

   Madara comenzó el camino hacia el baño de su pequeño y acogedor piso.

   —Bueno, quizás cuando nos hayamos casado te diga que sí a eso.

   —Entonces adelantaré la fecha de nuestra boda.

   Ambos rieron.

   —Tienes fetiches extraños, Maddy.

   —Sabía que estabas haciendo un espectáculo para mí. No le pones tanto cuidado cuando te peinas.

   Hashirama rio y se sonrojo un poquito.

   —No estuvo mal.

   Madara entró en el baño y sentó al mayor en la taza del váter, le quitó la bata manchada de sudor y besó su cabeza.

   —Sí, no estuvo mal.

Tricofilia [MadaHashi] {Filia 2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora