Santo remedio

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Los primeros rayos de sol comenzaron a iluminar el bosque. Y el cantar de los pájaros se hizo escuchar paulatinamente.

Takemichi abrió sus ojos con pesar. Se quitó la pata sobreprotectora de Mikey de encima. Se estiró una vez que logró sentarse. Dejó escapar un pequeño quejido debido al dolor muscular de todo su cuerpo. Entonces se dió cuenta de la gran cantidad de marcas en su piel. Donde sea que mirara había una mordida o un chupón. Manjiro demostró tener un gran apetito sexual, ya que luego de que se enlazaran, tuvieron unas cuantas rondas más a petición del mayor.

Tocó su nuca y sonrió al sentir el relieve de las marcas de la mordida de Manjiro. Su estómago rugió con fuerza, lo que hizo recordar que comía bocado alguno desde el día anterior.

Adoptó su forma lupina y le dió unos cuantos empujones con el hocico a Mikey para despertarlo. Terminó rindiéndose, por lo que decidió dar caza de algun animal pequeño por los alrededores.

Le sorprendía la cantidad de parejas que encontró distribuidas por el bosque. Estaba tan ensimismado en lo suyo que no había escuchado a los demás en sus asuntos. Una noche de locos.

Dió con una liebre y una ardilla, las cuál capturó con algo de dificultad. La caza de animales nunca había sido su fuerte, ya que su padre solía hacer aquello.

Al regresar con Manjiro, lo encontró sentado mirando una roca con mucha atención. Aparentemente acababa de despertar y estaba en ese momento en que la existencia misma cobraba sentido observando un objeto en el suelo.

"¿Hambriento?" preguntó Takemichi moviendo la cola, mostrándole sus trofeos.

"Bastante" respondió estirándose para desperezarse.

Takemichi dejó sus presas en el suelo y las vio correr, escabulléndose en la vegetación cercana. Manjiro que se había transformado para hacer una hoguera, estalló en risas por la situación.

-¿Acaso no sabes que debes asegurarte de que tu presa debe estar bien muerta antes de liberarla? -preguntó entre carcajadas.

El lobo ojiazul le observó en silencio. Estaba deseando morirse por la vergüenza. La verdad es que Takemichi no era alguien muy apegado a las tradiciones lupinas, pues pasaba la mayor parte del tiempo como humano.

"Perdí nuestra comida... Lo siento" comentó sentándose cabizbajo.

Manjiro, que hacía todo su esfuerzo por no reírse, le quitó importancia al asunto, diciéndole que podrían regresar a la aldea y ver si su hermano tendría algo para comer.

-Cuando estemos en mi territorio te enseñaré cómo cazar -dijo apoyando las manos en su cintura con una expresión de orgullo.

Takemichi desvió la mirada. Ahora que la emoción de la noche del ritual había pasado, le avergonzaba ver el cuerpo desnudo de su pareja.

-Conocerás a mi manada. No es muy grande, pero somos muy unidos. Te gustará estar con nosotros -comentó con una gran sonrisa -Ellos también podrían enseñarte cómo ser un buen cazador.

El chico cambió de forma sin haberlo deseado, situación que lo descolocó por uno segundos. Pero luego volvió su atención a Manjiro que le observaba con ojos hambrientos.

-No lo pienses... Me duele el cuerpo completo -dijo nervioso tratando de cubrirse.

-No lo he hecho -dijo, pero su entrepierna indicaba lo contrario.

Takemichi trató de distraerlo preguntándole sobre aquello de pertenecer a su manada. Manjiro se le acercó con una sonrisa amigable y sujetando su rostro lo besó.

-¿No lo sabes? Ahora eres parte de mi manada -dijo dándole unas palmaditas en el hombro.

El chico negó con su cabeza. Él tenía su propia manada, y no estaba en sus planes abandonarla todavía. Manjiro lo comprendió.

-Si quieres puedo acompañarte a tu territorio en busca de tus pertenencias, pero tarde o temprano debemos regresar con mi manada -comentó acariciando su rostro -No puedo quedarme en tu territorio porque yo sólo obedezco a un solo alfa dominante, y créeme que no será tu líder.

Takemichi entendió el punto de Manjiro. Ya había visto lo que sucedía cuando un alfa ingresaba a una manada que no era la suya; eran conflictos constantes que no se detendrían hasta que el alfa ajeno abandonaba la manada o terminaba muerto en manos del líder.

Tendría que hacerse a la idea de abandonar su familia para ir junto a su compañero de vida.





Shinichiro reía a carcajadas viendo cómo del bosque salía su hermano junto a un lobo de menor tamaño.

-Ya se le ve distinto -comentó a Draken a su lado.

-¿Será la solución? -preguntó serio cruzado de brazos.

La respuesta la obtuvieron de inmediato cuando un lobo que no había tenido suerte pasó cerca de Takemichi, y Mikey trató de morderlo.

Shinichiro se lamentó por unos segundos hasta que vio el lobo más pequeño lo calmó de un solo gruñido.

-¡Tenemos la solución! -celebró dando una fuerte palmada en la espalda de Draken -Ahora Emma y tú podrán tener sus cachorros, ya que no tendrán que preocuparse más por Mikey.

Ken suspiró sonrojado.

-Ahora tenemos un nuevo integrante en la manada -celebró Shinichiro acercándose con un par de mantas para que los lobos al regresar a su forma humana pudieran cubrirse -Un paso a la vez. En un par años vendrán los cachorros y la manada será más grande.

-Digamos que los cachorros llegarán antes -dijo Mikey envolviéndose en la manta, luego de asegurarse que Takemichi quedara bien cubierto con la suya.

Shinichiro y Draken quedaron en completo silencio. Emma que había estado callada todo ese tiempo se aproximó a Mikey para golpear su cabeza con el puño. Lo regañó sobre haber sido descuidado.

-El ritual era para que te enlazaras con él, no para que lo anudaras en su primera vez... ¡Idiota! -volvió a golpearlo en la cabeza.

Luego se acercó a Takemichi que observaba la escena con una expresión de preocupación. La chica también lo golpeó en la cabeza, diciéndole que también había sido un idiota por haberse dejado anudar por Mikey.

-A penas se conocieron anoche... Esperemos que el esperma de Mikey sea tan inútil como él, y no tengamos que celebrar la llegada de un cachorro a la familia tan pronto -dijo enfadada, casi echando humo por las orejas.

-Ella quiso decir "Bienvenido a la manada Sano" -dijo Shinichiro desordenado el cabello de Takemichi, sonriendo ampliamente.

Salvajes por naturaleza [Tokyo Revengers] [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora