Pelusa

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Kazutora tenía que dejar de jugar a las cartas contra Keisuke y Chifuyu. Siempre perdía contra ellos.

"¡Wa!" Chillaba la bola de pelos saltándole encima luego de creer que estaba muy bien escondido tras las cortina de la sala.

"¡Qué gran susto me has dado, Pelusa" fingió espantarse por su repentina salida de su escondite.

El cachorro comenzó a reír mientras caminaba torpemente alrededor de él, levantándose rápidamente al tropezar, moviendo en todo momento su colita a gran velocidad.

El lobo adulto había quedado al cuidado nuevamente del hiperactivo cachorro, mientras sus padres habían salido de "cacería". Pero tampoco se quejaría del todo, pues el pequeño se había vuelto un verdadero huracán y se divertía cuidando de él.

Vio como volvía a caer y le ayudó a ponerse en pie dándole un empujoncito con la nariz. Era en muchos sentidos adorable.

"¿Quieres aprender algo nuevo hoy?" preguntó luego de que se le ocurriera una idea con la que fastidiaría en gran medida a sus padres.

"¡Ti!" exclamó moviendo aún más su colita.


Chifuyu miraba las huellitas de lodo por toda la sala, también marcas en el sofá y las cortinas. Sentía que el párpado de uno de sus ojos daba pequeños saltitos.

-¡¿Qué demonios sucedió aquí?! -preguntó exaltado dejando caer las aves que traía en las manos.

Keisuke suspiró llevando la mano a su frente. Era esa travesura.

Buscaron por toda la casa a Kazutora y al bebé, pero sólo encontraban más y más huellas de lodo. Chifuyu sentía que explotaría del enfado en cualquier momento. Y entonces escuchó la risa de su hijo en el baño, el único sitio donde no habían buscado.

Abrieron la puerta y se encontraron a Kazutora dándole un baño de tina al niño de dos años.

-¿Puedes explicarnos qué pasó? -preguntó Keisuke parándose delante de Chifuyu para evitar que el omega se lanzara contra Kazutora.

-Lo perdí de vista mientras le enseñaba a ocultarse... Lo encontré dándose un baño de lodo, y luego escapó por toda la casa -dijo con una sonrisa nerviosa.

Miraron al travieso niño que reía jugando con la espuma en el agua. Al percatarse que lo observaban, estiró sus manitas ofreciéndoles de sus burbujas.

-No puedo enojarme con él -dijo Keisuke dándose media vuelta para salir del baño -Regáñalo tú, cariño.

-No me dejes como el malo aquí -reclamó Chifuyu. Miró al niño quien seguía con sus manitas estiradas, esperando que recibiera su regalo. Suspiró tomando la espuma con cuidado.

-Tampoco puedes contra la ternura de la pelusa -rió Kazutora quitando el shampoo de la cabeza del cachorro.

Chifuyu, sin embargo, golpeó la cabeza del beta y lo regañó por permitir que el cachorro hiciera tal desastre en la casa. Kazutora pidió disculpas, aunque no del todo sinceras, pues a propósito dejó que el niño ensuciara toda la casa. Y sabía que Keisuke estaba al tanto, pues era una de sus típicas travesuras para fastidiar a sus padres.

-Ya puedes irte a casa... Nosotros nos encargaremos de Yuki -dijo tomando una toalla para sacar a su hijo del agua.

-Pensé que regresarías de mejor humor... ¡Baji! ¡¿No estás rindiendo o qué?! -gritó poniendo una mano en su mejilla para ampliar su volumen.

Chifuyu lo pateó en una de sus rodillas gritándole lo imbécil que había sido por decir algo así delante del cachorro.

Kazutora salió del cuarto de baño antes de que el omega se pusiera más violento con él. Fuera se encontró con Keisuke quien lo golpeó en el brazo y le aclaró que su rendimiento seguía siendo el mismo de siempre.

-Amigo... Tu compañero demuestra lo contrario -bromeó caminando hacia la salida de la casa.

-Créeme que está de buen humor hoy -dijo entregándole una de las aves que habían traído consigo a casa -Tu pago por el cuidado de la bolita de pelos.

Kazutora tomó la perdiz y sonrió satisfecho.

-Si me entero que castigaron a la pelusa por lo de hoy, yo mismo me encargaré de romper los cojines que tanto les gusta -amenazó apuntando con su dedo a su amigo.




Chifuyu dejó al niño dormido en su cuna, luego de secar su cabello y darle algo de comer. Vió el desastre que tendría que limpiar, y sus ganas de asesinar a alguien regresaron.

-A la próxima vez, lo dejamos con mis padres -dijo limpiando el lodo del suelo.

-No es tan terrible si lo piensas... Es lodo, y sólo ensució el piso -dijo abrazándolo por la espalda y dejando un juguetón beso en su mejilla y cuello.

El omega le entregó el trapeador luego de girarse y le dijo que terminara de limpiar él, pues ya estaba de mal humor nuevamente.

-¿Quieres que volvamos a nuestro escondite y mejore tu estado de ánimo? -bromeó con una expresión coqueta -Siento que me faltó morderte más para que te durara todo el día -se acercó otra vez al omega para intentar robarle un beso.

Su broma acabó cuando un paño se estrelló contra su rostro. Terminó pidiendo disculpas por su desafortunado comentario.

-Deja de fastidiarme, y termina de limpiar este desastre -gruñó.

-No entiendo cuál es tu problema. Últimamente has estado insoportable -dijo con voz enojada, dejando la mopa apoyada en la pared -Hace unas horas atrás, cuando lo estábamos haciendo eras el Chifuyu de siempre... ¿Podrías decirme qué demonios te tiene tan malhumorado? No soy adivino.

El omega bajó la mirada, apretando los puños. Buscaba la manera de poder expresarle lo que sucedía sin que las lágrimas lo traicionaran. No quería que su voz se quebrara por culpa de ellas, y terminara sintiéndose ridículo por ello.

-¿Y bien? -presionó sujetándolo de los hombros, sin embargo no había respuesta alguna -¿Sabes qué? Olvídalo. Vete a dormir. Yo limpiaré e iré a la cama.

Chifuyu estalló en llanto a espaldas del molesto alfa. Se sentía tan frustrado por no poder decirle lo que ocurría, y la actitud de Keisuke lo había hecho sentir peor. El mayor se sintió culpable de inmediato y corrió a abrazarlo, dejando caer la mopa al suelo en el proceso. Pidió disculpas una y otra vez. No le gustaba que el omega llorará, y mucho menos si era por su culpa.

-Creo que estoy esperando otro cachorro -confesó abrazándose a Keisuke -No me he estado sintiendo bien, y mi madre dice que puede ser un bebé en camino... Pero no estoy seguro.

Baji lo abrazó aprehensivo ¿Cómo no pensó en ello antes? Chifuyu había presentado su celo hacía un mes atrás coincidiendo con el suyo, tal como había sucedido cuando concibió a Yuki.

-Si ese es el caso, será bienvenido a la familia -dijo acariciando la cabeza del menor -Fui un tonto por no darme cuenta antes. Perdóname, Fuyu.

El omega volvió a romper en llanto.

-Tu padre me cortará las bolas -dijo recordando las palabras del líder cuando se enteró que su querido hijo estaba encinta.

Salvajes por naturaleza [Tokyo Revengers] [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora