Respeto

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Mitsuya, desde la comodidad de la rama de un gran arbol, observaba cómo los alfas se desafiaban a peleas sin sentido. Agradecía tener el suficiente autocontrol para no caer frente a las estimulantes feronomas que emitían los grandes lobos.
Bostezó recostándose, con la esperanza que la noche avanzará rápida y poder salir de allí y regresar con sus hermanas en su aldea.
Se vio obligado a asistir por insistencia del líder de su manada, ya que el hombre esperaba que se enlazara con su hijo mayor. Mitsuya, junto con su madre y hermanas habían vivido gran parte de su vida como una pequeña manada nómade luego de que el padre de familia falleciera por una enfermedad; vagando de territorio en territorio hasta encontrar un lugar seguro donde establecerse. Sin embargo, el líder de la manada Shiba los encontró y los obligó a permanecer en su aldea, ya que su idea de una manada numerosa significaba más poder y más territorio para él. El hombre le había tomado afecto gracias a su personalidad tranquila, y ser muy bueno con los cachorros del clan. Así que cuando se enteró que se trataba de un omega, vio la oportunidad de que el más fuerte de sus hijos lo tomara como pareja.
Pero Mitsuya no estaba interesado en esas cosas. A él sólo le importaba sus hermanas pequeñas, y ayudar a su madre.

Vio como un lobo negro de gran tamaño se paseaba, olfateando el suelo. Ahí estaba el bruto hijo mayor del líder Shiba. El animal era mucho más gran grande que cualquiera de los otros alfas en el lugar, y sólo su presencia los hacía alejarse de él.

Si bien no llevaba una mala relación con Taiju, no lo veía como una potencial pareja. La mayoría de la veces lo detestaba por el trato que le daba a sus hermanos, en especial al menor, Hakkai. Éste era un alfa, pero a veces podía llegar a ser confundido con un beta, e incluso un omega debido a su personalidad poco conflictiva, e incluso infantil cuando estaba alrededor de Mitsuya.

En varias oportunidades tuvo que intervenir cuando Taiju abusaba de su poder, y atacaba a sus hermanos sin provocación alguna, obviamente siendo peor con Hakkai.

Los gruñidos de dos lobos llamaron su atención por unos segundos. Ahí estaba Taiju dejando en claro la fuerza bruta de la que era dueño. El pobre alfa que sólo pasaba cerca fue víctima del descontrol del lobo.

Si Taiju no se movía pronto de ahí, sería descubierto y se vería en la obligación de bajar y emparejarse con él, pues no le daría otra opción.

Se abrazó a si mismo, tratando de darse calor, pues estando desnudo y sin nada con qué cubrirse, el frío de la noche le calaba en los huesos.

El gran lobo pareció captar un olor luego de dar por terminada la pelea con el otro alfa. Mitsuya temió por un instante que se tratara del suyo, sin embargo el animal corrió lejos de allí, aullando. Pudo relajarse por fin.

Estaba quedándose dormido cuando sintió como rasguñaban el tronco del árbol donde estaba. Miró preocupado hacia abajo y grande fue su sorpresa al identificar al lobo gris oscuro de Hakkai. Al parecer había logrado dar con él.

-¡Vete antes de que Taiju regrese! -Le gritó haciendo un gesto con su mano para alejarlo.

Pero el lobo seguía insistiendo, rasguñando el árbol y dando unos saltitos en un intento fallido de escalar y llegar hasta Mitsuya.

-¿Por qué eres tan terco? -preguntó luego de suspirar.

Dió una rápida mirada a su alrededor, asegurándose de que Taiju no anduviera cerca. Bajó con cuidado y tocó el suelo ya transformado en su lobo.

Hakkai se movía alegre frente a él, tal como un cachorro tratando de llamar su atención.

Mitsuya reía por la actitud infantil del animal gris. Entonces comprendió que Hakkai trataba de guiarlo a un sitio. Decidió seguirlo.

Salvajes por naturaleza [Tokyo Revengers] [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora