Difícil elección

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La cara del líder Kawata era todo un poema. Sintió que el corazón se le detenía cuando del bosque aparecieron los gemelos en compañía del líder de la manada Haitani y su hermano menor. De todos los alfas que participaron de la noche del ritual, ellos encabezaban la lista de los menos indicados para sus hijos.

-Algo en su cara me dice que no está muy feliz de vernos -comentó Ran con una sonrisa burlona -¿Cómo quiere que lo llamemos? ¿Suegro? ¿Papá?

El hombre estaba enrojeciendo por la ira. Miró a los gemelos que se cubrían con unas mantas, escondiéndose tras las figuras de los hermanos alfas.

-¿Lo hicieron a propósito? -preguntó apretando los puños, y con un tono de voz amenazante.

Ran borró la sonrisa de su rostro, colocando una mano en el hombro del otro líder, apretando lo suficiente para hacerle saber lo molesto que estaba. El hombre golpeó su mano y lo sujetó del cuello.

-Se enlazaron a mis hijos porque desean mi territorio ¡¿No es así?! -preguntó apretando su agarre, pero Ran parecía no inmutarse.

Rindou golpeó en la parte posterior de las rodillas del hombre, haciéndolo caer y soltando al líder de los Haitani.

Nahoya abrazó a su hermano menor, haciendo que se alejara lo suficiente de la escena que estaban montando los alfas.

-Honestamente, no estamos interesados en tu territorio. Sólo nos interesa nuestros compañeros y su felicidad -dijo Ran inclinándose para encarar al furioso hombre -Quería que las cosas fueran más tranquilas, pero viendo tu disposición... Te daré dos opciones.

El alfa estaba perdiendo los estribos y lo hizo saber transformándose en un gran lobo gris y amenazando a Ran mostrándole los enormes colmillos con los que contaba.

-La primera es que nos dejes ir a nuestro territorio con los gemelos, sin armar tanto escándalo -habló con una sonrisa socarrona, mientras jugaba con su largo cabello entre sus dedos, sin dejarse afectar por la actitud amenazante del gran lobo - La segunda opción es que mi querido hermanito te desafíe por tu territorio, y como estoy seguro que te ganará, te verás en la obligación de abandonar este lugar... Sin manada, sin hijos... Tú escoges, viejo.

El lobo gruñó dando unos pasos a un lado con la intención de que los gemelos lo vieran y se sintieran atemorizados. Lo estaba logrando, pues los chicos, aunque trataban no de aparentarlo, habían comenzado a temblar. Sintieron las feromonas de ira su padre, y sabían que eso significaba un buen castigo físico.

Rindou no tenía la misma paciencia que su hermano. Así que al sentir las feromonas de miedo de su compañero lo alteró lo suficiente como para dejar salir a su lobo. La bestia se puso frente al líder Kawata y enseñándole los colmillos y gruñendo profundo le advirtió mantener una sana distancia de los gemelos.

-Mi hermanito será un buen líder ¿Sabes? Si aceptas la segunda opción, me ahorras el dolor de cabeza que significaría tener que dividir nuestro territorio, pues él tendría el suyo para gobernar junto a su pareja -dijo Ran acariciando la cabeza del lobo rojizo que aún se mantenía en posición amenazante.

El lobo gris bufó relajando su postura y dando un par de pasos hacia atrás. El hombre no se daría el lujo de perder el territorio que tantas peleas le costó conseguir y ampliar.

Rindou también se relajó al ver que el líder ya no significaba una amenaza para los gemelos, en especial para su pareja, ya que sabía que tenía predilección por él. El lobo cobrizo miró de reojo a Souya y movió su cola unos segundos para tranquilizarlo.

-Una lástima... Quería ver todo el potencial de Rindou en una pelea contra un líder de manada -dijo Ran rascando su nuca, yendo directamente hacia Nahoya.

En cuestión de segundos, Ran alcanzó a transformarse cuando el líder Kawata lo atacó por la espalda. El alfa no dejaría ir a sus hijos tan fácilmente. Quería comprobar si Ran era el peleador formidable del que había oído hablar.

El lobo rojizo le gruñó a su hermano para que no se entrometiera en la pelea. Rindou, frustrado, sólo pudo mantenerse delante de los gemelos para evitar que el líder no cometiera la locura de atacarlos.

La pelea había llamado la atención de muchos allí. Ver a dos alfas dominantes y líderes de manadas en una disputa de poder era un privilegio que pocas veces se tenía en la vida.

Nahoya estaba inquieto. Tenía la enorme necesidad de interferir en la pelea para evitar que su padre lastimada seriamente a Ran. Pero debía darle la oportunidad a su pareja de demostrar que tan fuerte era, y así no herir su orgullo de alfa.

El lobo gris por más que intentara derribar al de rojizo pelaje no lo conseguía, el maldito era jodidamente rápido y ágil. Ni siquiera había sido capaz de clavarle los colmillos una sola vez, ya que la bestia lograba hacerlo primero.

Ran estaba disfrutando de la pelea. Hacía mucho tiempo que no encontraba un digno oponente, a parte de su hermano cuando entrenaban.

El líder Kawata ya estaba agotado, y no había logrado hacerle demasiado daño al Haitani mayor. Se daba el crédito por haber conseguido morderlo en el muslo trasero luego que no se esperara un falso movimiento. No tenía más alternativa que aceptar su derrota si no quería terminar siendo asesinado por el lobo cobrizo.

-Prométeme que cuidarán bien de ellos -dijo el hombre esforzándose por recuperar el aliento arrodillado en el suelo.

-Mejor de lo que tú cómo padre lo has hecho hasta ahora -respondió Ran con expresión seria colocándose alrededor de la cintura una manta que Nahoya le entregó una vez finalizada la pelea.

El hombre frunció el ceño, pero no respondió a las palabras del otro líder. Fijó su atención en sus hijos y vio por primera vez, delante de su presencia, una sonrisa genuina en sus rostros mientras hablaban con los hermanos Haitani. Sintió el pesar de sus terribles acciones en su pecho.

Se puso de pie con ayuda de su compañera y se despidió de los gemelos con un pequeño gesto con su cabeza antes de retirarse a su hogar para poder curar sus heridas.

Nahoya y Souya se sintieron aliviados de saber que el asunto con su padre se solucionó de una manera "calmada". Hubiera preferido que no se hubiera dado la pelea entre los dos líderes de manada, pero agradecían que no pasara a mayores.

-¿En verdad me cederás mi propio territorio? -preguntó Rindou abrazando por los hombros a Souya, dirigiéndose a su hermano mayor.

-Ni siquiera has marcado a tu pareja, y ya me estás pidiendo territorio... Quizás le de tu parte a mi cachorro -respondió Ran mientras Nahoya lo revisaba buscando alguna otra herida a parte de la que llevaba en su muslo.

-Estoy castigado por ser un maldito alfa descerebrado -dijo rodando los ojos, haciendo reír a Souya -Espera... ¿Ya tuviste sexo con él?

Ran lo golpeó en el abdomen haciéndolo perder el aire, y haciendo reír a los dos omegas.

Salvajes por naturaleza [Tokyo Revengers] [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora