Incontrolable

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Era la tercera vez en el día que su hermano menor se desaparecía. Trataba de tenerle paciencia, pero llegaba un punto que era imposible.

-Ya aparecerá. Pero deberías de dejar de hostigarlo con el tema de la reunión -reprendió su hermana menor apareciendo desde la cocina.

-Su única misión es hacer acto de presencia. No lo estoy obligando a que busque algún Omega o un Beta... Tiene que mostrarse para que las demás manadas vean que la nuestra aún conserva integrantes fuertes -se quejó dejándose caer dramáticamente en una silla.

-Da igual lo que las otras manadas piensen de nosotros. Debería bastar con que aún seguimos existiendo -dijo Emma entregándole una cuchara para que probara la crema que había preparado para un pastel.

Shinichiro suspiró recibiendo el cubierto y dándole la aprobación luego de probar tan delicioso manjar.
Ser el líder de la manada Sano era una responsabilidad muy grande que había recaído en él luego que su padre hubiera fallecido de manera trágica defendiendo su territorio. Y no solamente lo habían perdido a él, pues varios integrantes de la manada también dieron su vida en esa pelea sanguinaria.
Pero a diferencia de su padre, Shinichiro era una Alfa calmado y racional, que prefería evitar los conflictos buscando el diálogo. La menor de los Sano, Emma, era igual a él. Sin embargo su otro hermano era un caso distinto.

-Ese enano salvaje... Espero que no se esté metiendo en pleitos de nuevo -comentó Shinichiro masajeando sus sienes. Su cabeza ya había comenzado a doler.

Emma rió diciéndole que dejara de preocuparse de él pues Ken lo estaba acompañando, por lo tanto estaría algo controlado. Si así era el caso, podría relajarse. Su cuñado sabía cómo mantener a raya al rebelde de Manjiro.

La puerta se abrió de golpe. Hablando del rey de Roma. La chica salió de la cocina con una cuchara de madera, furiosa, dispuesta a golpear al par de amigos que entraban riendo, cubiertos de fango y tal vez sangre.

-¡¿Volvieron a pelearse?! -gritó Emma golpeándolos en el brazo a ambos.

-Me hubiera gustado eso. Pero, no -dijo Draken rascando su nuca -Mikey encontró que era una idea genial pelear con unos jabalíes.

Shinichiro suspiró desde su lugar luego de escuchar la historia de cómo su hermanito se lanzó a buscar pleitos contra tres jabalíes salvajes. Definitivamente a su hermano le hacía falta una pareja que pudiera calmarlo.

Los quejidos de un pequeño cachorro se escucharon provenientes desde el pasillo. Shinichiro se puso de pie inmediato.

-Súper papá al rescate -comentó Manjiro rodando los ojos antes de tomar su forma lupina en unos segundos, importándole poco rasgar sus prendas en el proceso.

Emma lo regañó por transformarse dentro de la casa, pero el lobo se sacudió para quitarse el fango de encima, ensuciando el lugar.

El lobo, de un hermoso color mostaza, corrió hacia donde se encontraba su hermano mayor y su cuñado, quien cargaba un pequeño cachorro en sus brazos.

-No lo aprietes muy fuerte, Mikey -dijo Shinichiro dejando que el lobo tomara al cachorro en su hocico y lo llevara a su cuarto -Y si te vas a dormir con él, ten cuidado de no aplastarlo.

-Quizás tener uno propio pueda hacer que sea más tranquilo -comentó Wakasa bostezando.

-También lo creo... Pero él quiere ser un alma libre y salvaje toda su vida -respondió Draken ayudando a limpiar la sala donde Mikey había dejado sucio con el fango.

-Yo creo que le falta una buena paliza -dijo Wakasa tronando sus dedos. Pero Shinichiro lo detuvo, guiándolo de regreso al cuarto para que descansara, pues había pasado muy mala noche gracias al bebé.

Emma se asomó a mirar dentro de la habitación de Manjiro, y sonrió enternecida. El lobo dormía acurrucado sobre su cama, protegiendo al pequeño cachorro con su cuerpo.
Rogaba que su hermano pudiera encontrar de casualidad a su pareja destinada en la reunión de las manadas. Y también rezaba para que su compañero tuviera la suficiente paciencia para poder tratar con los arranques infantiles que Manjiro solía tener.

-¿Deberíamos de darle otro sobrino que cuidar? -preguntó Draken a su espalda, sobresaltándola.

-Ni hablar -respondió ella rodando los ojos -Mejor ayúdame con la cena.

Draken rió divertido por la reacción de su pareja. Sabía que la chica aún no estaba preparada para tal responsabilidad, y todo era por Mikey. Pues, hasta que el chico no se controlara, ella seguiría cuidando de él en conjunto con Shinichiro.


Casi a patadas tuvieron que sacar a Manjiro de la casa para ponerse en marcha hacia el lugar donde se realizaría la reunión de las manadas. Shinichiro tuvo que morder sus patas traseras en reiteradas ocasiones para hacer que su hermano no se desviara del camino. Sería un tormentoso viaje de un día hasta el territorio de la manada Kawata, quienes tenían el honor de celebrar en esa oportunidad tan grande ritual ancestral.

"¡Deja ya de morderme!" Gruñó mostrándole los dientes cuando Shinichiro mordisqueó su pata trasera derecha, cuando vio las intenciones de Manjiro de escapar.

"Pues para ya con eso de tratar de huir" respondió mostrándole los dientes también.

Una fuerte tensión se armó alrededor de ellos. Shinichiro había comenzado a desprender sus feromonas de enfado, haciendo que Mikey lentamente fuera cediendo hasta quedar recostado en el suelo, evitando mirarle a los ojos. Detestaba cuando su hermano hacia eso. Bufó y terminó rindiéndose.

Unos cuantos lobos pasaron por su lado. Al parecer estaban cerca de llegar al territorio de los Kawata. Y a Manjiro le causó gracia ver cómo no era el único al que lo llevaban por obligación, ya que delante suyo iba en forma humana un grupo, dónde arrastraban a un chico desde sus brazos, mientras lloriqueaba.

"Quizás debimos traerte así" bromeó Draken a su lado, dándole un empujoncito.

"Cállate" respondió mordiéndole la pata.

La aldea estaba a reventar de personas y lobos. Incluso se habían dado el trabajo que colocar decoraciones en ventanas y árboles. Todo muy llamativo.

"Listo... Ya me vieron ¿Nos podemos ir?" Preguntó Manjiro girándose con la intensión de marcharse, pero Shinichiro no se lo permitió.

"La celebración es mañana. Si quieres irte, hazlo después de que se haga el ritual" gruñó mostrándole nuevamente los dientes.

La acción llamó la atención de varios a su alrededor, por lo que Shinichiro tuvo que calmarse para no castigar a su hermano por su insistencia en dejarlo en ridículo.
Volteó a ver a su hermana y supo que estaba pensando en lo mismo: "que Mikey encontrara a su pareja al día siguiente".

Salvajes por naturaleza [Tokyo Revengers] [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora