Recuerdos de medianoche

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Desde que tiene memoria habían permanecido juntos, comenzando con una sana e inocente amistad, incluso cuando Kokonoi confesó sentirse enamorado por su hermana. Todo marchaba bien.

"Ella cree que bromeo" dijo el lobo negro sentándose frustrado al lado de uno de tonalidades claras de café, que se mantenía observando una laguna desde la parte alta de un risco.

"¿Te rechazó otra vez?" preguntó rascándose, despreocupado.

El lobo negro resopló con pesimismo. Ya no sabía cómo hacerle entender a la chica sus sentimientos.

-Akane aún te ve como un cachorro... además eres también un omega -dijo Inui luego de volver a su forma humana, sentándose en la orilla, dejando sus piernas colgar.

-Lo sé. No es necesario que me lo recuerdes siempre que me quejo de esto -dijo con voz fastidiada, posicionándose a su lado en su forma humana también.

Permanecieron en silencio mientras se mantenían observando las tranquilas aguas de la laguna a sus pies.

A lo lejos, los gritos de algunas personas y unos cuantos aullidos los alertaron. A medida que se acercaban corriendo a su aldea, el fuerte olor a madera quemada les irritaba la nariz.

Ese día lo perdieron todo. La aldea había sido atacada por una manada de nómades con la intención de hacerse del territorio.

Inui y Kokonoi lograron sobrevivir a duras penas. Hicieron todo lo posible por tratar de salvar a los integrantes de su manada, pero todo fue en vano.

-¡Vámonos ya! -gritaba Inui tirando del brazo a su amigo, quien desesperadamente trataba de llegar a la casa que ardía en fuego furiosamente, donde sabía que Akane estaba.




Estuvieron mucho tiempo vagando, yendo de territorio en territorio, tratando de sobrevivir en un mundo salvaje, donde no contar con una manada que les entregara protección les jugaba bastante en contra.

"Estoy cansado" dijo Kokonoi dejándose caer al suelo luego de haber estado huyendo por varios kilómetros luego de que un grupo de lobos los persiguieran al adentrarse en un territorio equivocado.

"Descansa un momento... Yo te cubro" dijo sentándose a su lado, poniendo atención a cualquier sonido cerca de ellos.

Kokonoi jadeaba agotado. Intentaba levantarse, pero no lo lograba. Cuando un grupo de lobos, liderados por un gran lobo de pelaje negro.

"Vete, Inupi" dijo débilmente.

Un sujeto enorme apareció tras la identidad del corpulento lobo negro. Inui se puso por delante de su amigo, mostrándole los dientes y gruñendo tan fuerte como podía.

-Dos intrusos en nuestro territorio, y además tan osados como para mostrarme los dientes -dijo con una sonrisa que inspiraba temor -Hoy desperté generoso, asi que les daré la oportunidad de explicarme porqué están aquí.

Kokonoi volvía a repetirle al lobo marrón que huyera del lugar, mientras se distraían con él. Sin embargo, Inui no retrocedería ni se mostraría temeroso ante el gran hombre.

-Ya veo... -dijo antes de darle una patada en el abdomen al lobo, elevándolo en el aire y haciéndolo caer junto al cánido negro -Debería de matarlos ahora y terminar con esto de una vez por todas.

El tipo enorme dió un par de pasos hacia Kokonoi, pero Inui lo sujetó del tobillo utilizando sus mandíbulas, evitando así que siguiera avanzando.

-Tienes muchas agallas, lobito -dijo sujetándolo del pelaje de su cuello y dándole un golpe con su puño en pleno abdomen, haciendo gritar de dolor.

Kokonoi se puso en pie reuniendo la poca energía que conservaba e hizo lo que pudo para obligar al alfa a soltar a Inui y dejara de golpearlo.

-¿Tu omega tiene que defenderte? -preguntó cerca de la cara del lobo marrón, quien se retorcía débilmente para tratar de zafarse, a la vez que el lobo negro más pequeño mordía su pierna -Eres tan lamentable como mi hermano menor...

Tuvo la intención de patear a Kokonoi para apartarlo de él, pero sabía que lastimarlo significaría ir en contra de las reglas ancestrales. Los demás sujetos que iban con él tomaron al omega y lo alejaron de Taiju, pero el lobo lograba escapárseles y se lanzaba contra el alfa para que soltara a su amigo.

Taiju dejó caer al lobo que sujetaba con su mano y suspiró frustrado. Realmente no se estaba sintiendo bien por darle tremenda paliza al chico, cuando ni siquiera intentaba defenderse del todo.

-Les daré la última oportunidad de explicar porqué estaban en nuestro territorio -dijo mirando al lobo negro que daba empujoncito con su hocico al otro animal.

-Nos quitaron...nuestro hogar. Sólo quedamos...nosotros dos -dijo Kokonoi después de transformarse, abrazando al otro lobo en un intento de protegerlo y evitar que Taiju volviera a lastimarlo -Dejanos descansar y nos marcharemos de aquí antes de que te des cuenta.

Shiba levantó sus cejas sorprendido. Eso cambiaba las cosas. Pidió al resto de sus acompañantes que cargaran al lobo lastimado, y al omega que lo siguiera.

Fue un largo trayecto hasta llegar a una enorme aldea. Kokonoi había regresado a su forma lupina, ya que de esa manera no se mostraría desnudo delante de los integrantes de la manada de Taiju.

Un hombre tan grande como el alfa se acercó a ellos con el ceño fruncido y un caminar intimidante.

-¿Quiénes son ellos? ¿Por qué los trajiste aquí? -preguntó el hombre apretando los dientes sin apartar la vista de ellos, en especial de Inui quien era cargado sobre el lomo de otro lobo.

-Son nuestros nuevos integrantes, padre. Créeme que valdrá la pena tenerlos aquí... Por lo menos el omega tiene la misma ferocidad que Mitsuya -dijo apoyando su mano sobre la cabeza del lobo negro.

El hombre observó detenidamente al cánido oscuro. Su hijo tenía razón. Por lo general los omegas tendían a bajar la mirada y comenzaban a temblar frente a él. Pero este chico era diferente, pues le sostuvo la mirada e incluso se atrevió a mostrarle los dientes cuando dirigió por unos breves segundos la mirada a Inui.

-Bien. Pero son totalmente tu responsabilidad -dijo el líder Shiba girándose para regresar junto a un grupo de hombres que le esperaban para alejarse del sitio.





Inui abrió los ojos en medio de la noche. Se sobresaltó por el quejido de Kokonoi a su lado mientras dormía boca abajo, abrazado a su almohada. Con una leve sonrisa acarició su largo cabello azabache. Detestaba cuando sus sueños le recordaban su pasado. Encendió una pequeña lámpara a su lado.

-¿Pesadilla? -preguntó Koko después de despertarse por la tenue iluminación.

-La misma de siempre -respondió paseando sus dedos por la desnuda espalda del omega.

-Taiju -dijo sujetando su mano cuando acarició su rostro, besándola antes de liberarla -Debes dejar de preocuparte por él... Desde que su sobrina nació, se ha olvidado de nosotros, lo cual es un alivio bastante grande.

Inui aún estaba resentido con el otro alfa por obligarlos a permanecer en la manada de los Shiba. Pero muy en el fondo le estaba agradecido, ya que gracias a él pudo hacerle comprender a Kokonoi que eran compañeros destinados, después de que intentara pretenderlo y el omega le rechazara diciendo que sus feromonas apestaban y que prefería las de Inui. Y luego vino una larga temporada en dónde tuvo que convencerle de sus sentimientos.

-Iré por un vaso de agua a la cocina... ¿Quieres algo de allí? -preguntó con su habitual tono serio.

-Ahora que lo mencionas... Tengo muchas ganas de comer fresas con pepinillos -dijo hundiendo el rostro en la almohada.

Inui no cuestionó su petición. Había tenido antojos más extraños a medianoche.







N/A: cómo están mis guapuritas y guapuritos? Nos acercamos al final! Aún estoy viendo si serán 1 o 2 capítulos más. Pero os no preocupéis jajaja tengo muchas ideas rondando en la cabeza

Salvajes por naturaleza [Tokyo Revengers] [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora