Capítulo 40. Todo está bien... o tal vez no

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Medicine: River—Bishop Briggs

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Medicine: River—Bishop Briggs

Narra Chloe

–Ya te dije que no–gruñí caminando a la cocina intentando escapar de mi hermana.

–Aunque digas que no, voy a ir

–Tendremos a tres dragones, todo un clan de vampiros y una jauría de metamorfos. Será como un paseo por el parque–dije sirviendo agua en un vaso.–Tendrán una misión importante. Isaac, Jane y tu cuidarán de Oliv

–No me voy a quedar viendo Doctora Juguetes mientras ustedes enfrentan a los neófitos

–Pero te gusta Doctora Juguetes

–Cállate Isaac–reclamó Cora.

–Ella tiene razón, tampoco me voy a quedar sin hacer nada–suspiré cuando Jane se puso del lado de Cora.–Mi prima puede cuidar de Olivia ese día. Aparte, ¿no es peligroso que tu vayas?

–No esconderé mi olor, al contrario, lo haré más fuerte para que Victoria no siga a Bella. Con todos ahí será casi imposible que siquiera me toque–dije terminando el agua y dejando el vaso en el fregadero.

Me miraron en silencio y después se miraron entre sí al mismo tiempo.

–Iremos de todas maneras

–Ahg, chicos por favor–gruñí tirando mi cabeza para atrás.–Será peligr...–dejé de hablar al sentir que el Hámster en mi cerebro corría con más fuerza.–A menos que

–¿A menos que... qué?

–Creo que tengo una idea

–Me da miedo cuando dices eso.

Rápidamente saqué tres vasos de la alacena y los acomodé en fila delante de mi. Tomé un cuchillo haciendo un corte en la palma de mi mano y dejando que la sangre cayera en ellos.

–¿Qué haces?–cuestionó Jane alterada.

–Kai dijo que nuestra sangre de alguna manera puede curar las heridas y volver más fuertes a los humanos. Si ustedes la beben, con sus habilidades de licántropos, tal vez los vuelva aún más fuertes–expliqué dejando caer la último gota en el último vaso antes de que la herida sanara.

No podía limitarlos y forzarlos a no participar si querían hacerlo, si ellos quieren sacar su máximo potencial entonces los ayudaré. Y si mi sangre puede evitar que salgan heridos entonces es una opción factible.

–¿Quieres que bebamos tu sangre?, no parece muy higiénico–comentó Isaac.

–Hagamos la prueba

–Nah, de algo moriremos

Cora se encogió de hombros y fue la primera en tomar un vaso y beber de golpe. A los pocos segundos pude ver como sus pupilas se dilataron notoriamente, similar a si se hubiera inyectado adrenalina.

Medicine |Rosalie Cullen|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora