Capítulo 50. Un rugido

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Medicine: Mercy—Shawn Mendes

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Medicine: Mercy—Shawn Mendes

Narrador omnisciente

Suspiró abriendo la puerta del hotel, no creyó que se acostumbraría a dormir en lugares que no fueran su habitación, y ahí estaba, de hotel en hotel sin estabilidad de ningún tipo.

Se quitó la chaqueta y la arrojó en la cama sin más, así mismo se dejó caer en aquel incómodo colchón.
Pasó ambas manos por su rostro, frustrada, no podía creer lo que hizo. Estar con una desconocida es una cosa, pero meterse con alguien con quien ya tenía un pasado fue diferente. No quería sentirlo pero resultaba inevitable: la culpa lentamente estaba llegando.

Y no fue porque no le gustara, realmente lo disfrutó...y mucho. 
Y le encantó ver como Beth también lo disfrutaba. Pero, después de que la adrenalina y calentura salieran, llegó ese pequeño sentimiento que no podía soltar.

Traicionó a Rosalie.

Lastimó a Beth.

Y se destruyó a sí misma

Traicionó a Rosalie: estando con todas esas chicas. La traicionó cuando se fue con Grace dejándola sola en la sala de su casa.

Lastimó a Beth: haciéndole creer que podrían estar juntas. La lastimó dejándola sola en el asiento trasero del coche.

Y se destruyó a sí misma: cuando decidió apagar su humanidad y cometer todas esas atrocidades. Hiriendo de manera irreparable a las personas que ama.

Dejó solas a las dos rubias de su vida.

Algo le ocurría, quería ignorar esos pensamientos que le atormentaban, pero simplemente no podía.

Pensó que tal vez una buena cena sería suficiente para olvidar. Tal vez algún ebrio que tuviera la mala suerte de encontrarse con ella.

Se levantó de la cama, saboreando ya la sangre. Sus planes se vieron interrumpidos al ser estampada contra la pared sin previo aviso.

—¿Dónde estabas? Y no me mientas—la mano de Grace se cerraba en su cuello.

—Estoy pensando en denunciar tu acoso

—¿Por qué estabas con ella?—apretó su agarre. Sus ojos reflejaron furia indescriptible, teñidos de negro en su máximo esplendor.

—Si sigues entrando a mi mente encontrarás cosas que te perturbarán de por vida—dijo en tono tranquilo a pesar de la falta de aire.—No seas tonta, Grace, suéltame

—Eres imposible—la soltó a regañadientes.

—No entiendo que te molesta, digo, eres colérica, lo sé y he aprendido a lidiar con ello, pero...esto rebasa la línea—hizo énfasis en sus últimas palabras.

—Y yo no entiendo como sigues buscando a otras teniéndome a tu disposición—dijo señalandose a si misma.

Cara la miró sonriendo sorprendida.

Medicine |Rosalie Cullen|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora