Capitulo 26

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Estoy sobre el pecho Mew intentando de regular mi respiración después del sexo, él me acaricia mi espalda desnuda y deja suave besos en mi cabeza, nos quedamos unos minutos más así hasta que Mew se incorpora dejándome a un lado lo veo entrar al baño y mis ojos se cierran por el cansancio.

-Adios Pequeño, nos vemos en unas horas más- escucho la voz de Mew en un susurro, siento sus labios en mi mejilla y que me cubre con las mantas.

***
Ya ha pasado casi una semana desde que conocí a Mild. Ambos estamos en la cocina, intentando de poder hablar sin que Lucia nos pille.

-Ten, pero no le digas a nadie- me dice Mild dándome un trozo de pastel.

Hoy tampoco vino Allan, sigue enfermo, por una parte es bueno, son como unas pequeñas vacaciones. Hoy he conocido más a Mild y es un chico realmente simpático y podríamos decir que es casi mi amigo, sonrio internamente al pensar en eso, es mi único amigo.

Mild sale rápidamente de la cocina y yo me como el último trozo de pastel y lavo el plato antes de que Lucia  entre a esta, me ve extrañado, yo sólo le sonrió y salgo, Mild está aguantando la risa, ambos salimos al patio riendo, caminamos hasta detrás del invernadero, el único lugar donde nadie nos verá eso significa que podremos hablar libremente.

-¿Cómo empezaste a trabajar aquí?- le pregunto cambiando el tema anterior, que consistía en películas.

-Mi padre trabajo aquí y cuando el enfermó empecé a suplantarlo y después me quedé- dice y hace una seña con la mano restandole importancia.

-¿Qué tal es el señor?- su pregunta me desconcertó un poco y lo miro inclinando la cabeza para el lado derecho.

-Es porque nunca habla con nosotros en si, le da las órdenes a Lucia  y el nos supervisa a todos- se encoge de hombros.

-Él es... él es complicado- le digo rascandome la nuca -A veces es como el típico cliché del amor verdadero pero otras es una real molestia- le digo riendome en la última parte.

-Pero lo quieres- Hago una cara indignación falsa.

-No me hagas esa cara, sabes que es verdad, se nota cuando lo miras- vuelve hablar Mild. Hago una pequeña mueca.

-Ey, está bien sentir cariño por otras personas- intenta de animarme.

-Es que no debería sentir nada de eso, él me secuestró me separó de mi familia... pero sin embargo lo quiero y mucho- susurro lo último. Mild me abraza.

-está bien, será nuestro secreto, pero eso no quitará el hecho de poder hablar cosas malas de él- me guiña un ojos riéndose, su risa es tan contagiosa que termino riendo con el y por esa fracción de segundos siento que soy feliz y que mi vida es normal, como la de cualquier chico de mi edad que está hablando con su amigo de banalidades.

-¿De quien van hablar mal?- giro y está Marcus de pie detrás de nosotros, lleva un overol, y tiene un poco de pasto cortado.

-Idiota nos asustaste- dice Mild y le da un golpe en el brazo cuando el se sienta delante de nosotros.

-¡Au!, agresivo- Marcus se soba el brazo como si le doliera de verdad, y su gesto de dolor exagerado me hace reír.

-Oye Marcus, ¿cuántos años tienes?- le pregunto, él se ve demasiado joven, parece tener unos 20.

-28- dice y con mild nos miramos con la boca abierta.

-¿Qué?- pregunta él por nuestras miradas de incredulidad.

-¡Mientes!- grita Mild y yo sólo rio.

-Es verdad, es sólo que tengo el elixir de la eterna juventud- dice y hace una pose de diva que nos hace estallar de la risa. Sin duda haberlos conocido fue lo mejor del mundo.

***

Falta poco para que Mew llegue, por desgracia Marcus y Mild tuvieron que volver a sus quehaceres antes de que Lucia los descubriera y los riñera o peor, que le diga a Mew, ya que todos tienen prohibido hablar conmigo, excepción de Lucia, claro. Escucho los inconfundibles pasos de Mew por la entrada y posteriormente aparece en mi campo de visión, tiene su maletín en la mano y en la otra su celular, me mira serio y eso me asusta un poco.

-Ven cariño- ordena y camino detrás de él hasta su estudio, me siento en uno de los sofás y lo miro, de su escritorio saca una caja para posterior sacar la inconfundible cápsula, me la da junto a un vaso con agua, hago como que trago la cápsula sin ningún problema y le tiendo el vaso de vuelta a Mew, quien vio todo lo que hacía, lo cual que fue incómodo, está sospechando y eso es malo. Cuando se da la vuelta saco la pastilla de la boca antes de que se empiece a deshacer.

-Ya que no está Allan, te enseñaré un poco de matemáticas- dice dándose vuelta y ahora tiene un libro y una libreta en sus mano, hago una cara de fastidio y el me mira serio.

-Pero mi Señor...- lo miro suplicante.

-Nada de quejas, ven aquí- dice palmeando sus piernas.

-Antes, ¿puedo ir al baño?- pregunto recordando la cápsula que se está deshaciendo en mi mano, el asiente y voy al baño que está en su oficina hago mis necesidades y aprovecho de botar la cápsula al inodoro para después jalar la cadena, lavo mis manos y salgo.

***

-No quiero más, odio matemáticas y ni siquiera sirven para tanto- digo quejandome, me extiendo hacia atrás y apoyo la parte de atrás de mi cabeza en el hombro de Mew. Odio matemáticas.

-Sólo éste problema más e iremos a cenar- me impresiona la paciencia que ha tenido Mew para enseñarme, porque realmente ni yo me sorporto.

-No quiero mi Señor- me acurruco más en su pecho el suspira y me abraza, su delicioso perfume se cuela por mis cosas nasales haciéndome suspirar, sus abrazos me hacen sentir seguro y muy querido. Deja un beso en mis labios.

-Okey, nada más- dice y celebro alzando los brazos al cielo, el ríe. Nos paramos de la silla y bajamos al comedor donde Lucia está llevando unos platos.

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Psicópata_MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora