Cap 8 Motivaciones

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Una nueva imagen llegó a mi mente en un parpadear. Desperté de golpe en mi habitación de cápsula. Tenía sueño, un sueño pesado. Todavía tenía baba en mi boca que no me había quitado. Hasta pude sentir que si tuviera un doble, pudiera decirme lo ridícula que me veía en ese instante. Recordé que tenía que tenía que tomarme un baño e ir a entrenar. Mire el reloj morado del mueble que habían pasado diez minutos después de la hora que debería de levantarme. El color cambio de verde a amarillo.

- ¡Elena! ¿Todo bien? -- llama Agnes detrás de la puerta
- ¡S-sí...! Eso creo...
- ¡Señorita! -- me llama la atención una de las entrenadoras -- ¡¿Despertando hasta ahorita?! ¡Integrese a entrenar!
- ¡Lo haré enseguida!

Integrandome con mi entrenadora ______ me sentía despistada, pude sentir el pesar dentro de mi ser. Un jalón superior al que puedo aguantar. Tome mis entrenamientos con una cara sin ganas de hacer los entrenamientos extras. Es como apenas me acabe de sentar en una silla y te quejas cuando quieres permanecer en ella aún si te piden que sigas con tus deberes que tú nunca deseaste realizar. Era algo como eso en las horas extras. ¿ Acaso esto era necesario? Pertenecer a una nave planetaria, realizar entrenamientos que son bastante pesados, son la clase de quejas que puedo hacer en un buzón que no existe en el pasillo de una nave donde no existen las quejas en el punto dónde me encuentro. Además... ¡¡ES ABSURDO!!

Si querías terminar con tus entrenamientos y querías ir a dormir, tendrías que completar un seguimiento antes de irte a dormir. Y antes de ese seguimiento y de esa rutina para dormir, la rutina de limpieza estaba esperándote. Así que eso es desesperante.

- ¡Señorita...! -- llama mi atención el joven ingeniero con una sonrisa en su rostro mientras toca mi hombro -- ¿Libre de honorarios pesados?
- ¿Cómo sabes que son pesados...? -- estiró mi espalda con un quejido que hasta sus oídos pudieron llegar a escuchar ese torcido de columna
- Observé los entrenamientos, si que son largos, pero parece que son interesantes. No hay estrés -- estira su cara como si apenas se creyera lo que dijo de su propia boca. Es decir que no arrugó sus cejas, como si estuviera sorprendido de su propio enunciado que pronuncio. El ingeniero era un chico gracioso
- ¿Y te llamaron la atención?
- ¿Qué? -- pregunto dándome risa
- ¿Sí te gustó ver los entrenamientos...?
- ¡Ah! ¡Claro, de hecho me gustó el coraje que ustedes le dedicaban a cada ejercicio! Pude ver qué tú no tenías las energías para terminar tus horarios...
- Sí lo que dices de que son pesados, no en verdad... -- El ingeniero y yo caminamos por el pasillo en el que camine la última vez con Agnes -- esta vez no, sin embargo lo fueron por qué en el momento de incorporarme, apenas me había levantado...
- ¿Usted no descansa? -- pregunto confuso
- Sí, es solo que no ajuste mi despertador en la hora que era. Cambiamos de turno así que lo olvide -- reímos mientras contemplabamos el exterior de la nave, era majestuoso
- ¡Suele suceder! Como dicen por ahí "las cosas pasan" -- ríe risueño. Eso me aumento las energías
- ¡Eso sí es cierto, joven ingeniero!

El chico carcajeaba como si le hicieran cosquillas a lo loco. Lo mire mientras se reía sin parar. Eso me llamo la atención de él. Risueño, curioso y atentamente educado. Que lindo de su parte, joven ingeniero.

Historia original por:
Abigail Ruiz

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⏰ Última actualización: Jun 03, 2022 ⏰

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