𝟷 𝑑𝑒 𝐸𝑛𝑒𝑟𝑜, 𝑚𝑢𝑐ℎ𝑜 𝑚𝑎́𝑠 𝑡𝑎𝑟𝑑𝑒

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Encontré a mi padre. Al principio, cuando me vió, empezó a gritarme, ¡a gritarme!, para que me fuera. ¡Y yo estaba dispuesta a hacerlo! Sabía que era porque pensaba que Pranpriya lo entregaría. Pero una vez que me dejó hablar, y le expliqué que Pranpriya me había liberado, que nunca me había forzado a quedarme, que no iba a ir a la policía, mi padre dejó de gritar y dejó que lo llevara una clínica.

Luego fuí al banco y comprobé el saldo de la tarjeta de cajero automático de Pranpriya, y es suficiente para la rehabilitación, el alquiler, lo que sea que necesite. No quería tomar el dinero, no cuando la había dejado, pero tuve que hacerlo, por mi padre.

El dinero arregla las cosas, ¿no es así? Excepto por las cosas que no se pueden arreglar.

Cómo los corazones rotos.

Eʟ ᴅɪᴀʀɪᴏ ᴅᴇ Jᴇɴɴɪᴇ (Bestial)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora