𝟸𝟺 𝑑𝑒 𝐽𝑢𝑙𝑖𝑜

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Durante todo el día, me senté en la cama y traté de leer, pero estaba inquieta, emocionada, me di cuenta, con la idea de conocer a Pranpriya. Había jurado permanecer en mi habitación para siempre, pero cuando se trataba de ello, era demasiado difícil. Nunca he sido buena en estar malhumorada. Cuando era una niña, si discutía con una amiga o una de mis hermanas, prometía no volver a hablar con ella de nuevo. Por lo general duraba una hora, tal vez menos.

Y por supuesto, siempre perdonaba a mi papá, también.

Era lo mismo aquí. Si yo sabía que estaría a salvo, le daría a la chica una oportunidad, solo para tener alguien con quien hablar.

Así que cuando Jisoo vino a traerme mi avena, la detuve.

-¿Cómo es? ¿Por qué me quiere aquí? -Ella pareció un poco sorprendida, y luego se encogió de hombros y dijo:

-Ella se siente sola. Eso es todo.

Asentí con la cabeza y tomé la avena. Era como yo pensaba, no una asesina o una violadora, solo una muchacha anormal sin amigas, un alma solitaria. Como yo.

-Y a ti... ¿Te gusta? -le pregunté a Jisoo.

Ella dijo que si.

Tiene sentido. Después de todo, ¿No son siempre las chicas guapas, extrovertidas, "normales", que resultan siendo trabajos peligrosos y pésimos? Cada vez que detienen a un chico por matar un montón de mujeres, sus vecinos siempre dicen que ellos nunca sospecharon. Que él era perfectamente normal.

¿No significaría entonces que los deformes, solitarios anormales sean realmente más seguro que la gente normal?

Bueno, tenía sentido en mi cabeza.

Esperé a que caiga la noche. Después que todos estaban dormidos, recogí los platos de la cena y los llevé abajo a la cocina, solo para tener una excusa para estar allí. Hice ruido para que supiera que estaba despierta. La escuché en la sala de estar, mirando televisión. Escuché a través de la puerta. Era un acontecimiento deportivo que debió haber sucedido horas antes. Aún así, me consoló que estuviera viendo deportes, y no algún especial de History Channel sobre sacrificios de vírgenes.

Finalmente después de un minuto, entré.

Estaba de espaldas a mí. Ella dijo:

-Yo estoy aquí. Quiero que lo sepas para que no te asustes.

Fenómeno. Incluso me encogí ante la palabra, pero di un paso hacia ella.

Por un momento, todo se congeló. Yo, de pie allí, el partido de béisbol en la televisión, Pranpriya, mirando al frente pero, ahora sabía, sin prestar atención a ella. La habitación estaba sombría, oscura, y solo podía ver la parte posterior de su cabeza. Era tan normal.

Luego, giró para mirarme a los ojos.

A corta distancia, en la penumbra, me dí cuenta que estaba más fascinada que repulsiva por el rostro de Pranpriya. Me quedé mirando los espirales en sentido contrario de pelaje en los bordes de su nariz, los ojos humanos, pero más amplios que los míos. Por sus propios méritos, su rostro no era feo, no era del todo repelente. Por sus propios méritos, la cara de Pranpriya tenía una belleza casi felina.

Era solo que... se suponía que debía ser una ser humana.

Ella me vio mirando y bajó la mirada.

-Por favor. No voy a hacerte daño. Sé que me veo así, pero no soy... por favor. No voy a hacerte daño, Jennie.

Comencé a balbucear, tratando de cubrir mi metedura de pata de mirarlo con la mayor metedura de para de hablar demasiado, demasiadas cosas estúpidas que no quiero recordar. Ella comenzó tratando de cambiar de tema, hablando de la cena que habíamos comido, de lo buen cocinera que Jisoo era, cosas normales, cualquier cosa para hacerme callar. Ella sonaba perfectamente normal.

Lo que me hizo sentir más pena por ella.

-Cuando solía vivir con mi padre -dijo Pranpriya, sin dejar de hablar de la comida- él nunca quería que Jisoo hiciera platos latinos. Ella solo hacia cosas normales entonces, carne y patatas. Pero cuando nos dejó aquí, realmente no me importaba mucho lo que comía, así que empezó a hacer estas cosas -se refería a su padre. Su padre le había dejado.

Le dije:

-¿Qué quieres decir que te dejó aquí? ¿Dónde está tu padre? -Apartó la mirada, como si supiera que había dicho demasiado, pero dijo que vivía con Jisoo y Jackson, que Jackson era su tutor. Me di cuenta que estaba tratando de mantenerlo muy normal, tratando de no molestarme. Todo era tan anormal, sin embargo. Pero entonces, ¿qué en mi vida no lo era?

-¿Tutor? -le pregunté, solo para mantener la conversación tan normal como ella quería.

-Un profesor, en realidad, supongo. Ya que no puedo ir a la escuela porque... De todos modos, él me enseña en casa.

-¿Cuántos años tienes? -pregunté.

-Dieciocho. Igual que tú.

Dieciocho. Mi padre había dicho que era una adolescente, pero estaba sola. Por supuesto, yo estaba sola también.

-¿Dónde están tus padre? -le pregunté. Pranpriya sabía que yo estaba tan abandonada que ella.

No lo dijo, sin embargo. En cambio, dijo:

-Mi madre se fue hace mucho tiempo. Y mi padre... Bueno, no podía soportar que yo me vea así. Eso no está dentro de la normalidad.

Mi mente se llenó de preguntas. ¿Siempre se había visto de esta manera? ¿Fue su padre cruel con ella? ¿La trató como a un bicho raro, como en El Fantasma de la Ópera? La casa, toda ella, era hermosa, pero ¿Cómo podía vivir aquí, como podía crecer sin crianza? Por supuesto, mi padre no me criaba exactamente tampoco, pero al menos yo podría tratar de vida una vida normal. Solo pensar en ella, atrapada aquí, trajo lágrimas a mis ojos. Ahora era yo la que miraba hacia otro lado.

-¿Lo extrañas? -le pregunté, todavía sin mirar-. ¿A tu padre?

Negó con la cabeza.

-Trato de no hacerlo. Quiero decir, no deberías extrañar a la gente que no te extraña, ¿Verdad?

Asentí con la cabeza y dije algo acerca de mi propio padre, para que supiera que la entendía, a pesar de que no podía, en realidad no, no el mismo nivel. Nosotras éramos iguales, sin madre, sin padre, ambas anormales en nuestra propia forma. Éramos iguales. Yo estaba aquí porque estaba destinada a estarlo.

Pranpriya fue la que cambió el tema lejos de nuestro patetismo mutuo. Me preguntó si quería que Jackson sea mi tutor, también. Me oí decir que sí. Sentí que lo decía en serio. Siento que, tal vez, estaba destinada a estar aquí, destinada a ayudar a esta pobre chica.

Me dijo que estaban leyendo los Sonetos de Shakespeare.

Entonces, me invitó a ver su jardín de rosas.

-Me encantaría -le dije que me reuniera con ella mañana.

Y después de algunas declaraciones estúpidas más de mi parte, algunas otras torpes más de la suya, subí para ir a la cama.

Ya ha comenzado.

Solo cuando llegué a mi habitación, se me ocurrió preguntar qué más estaban estudiando, qué de matemáticas, de estudios sociales.

Es curioso como Pranpriya había referenciado la lectura, la literatura, como si supiera que era lo que me gustaba. ¿Acaso ha tenido a Jisoo espiándome, para saber que leía todo el día?

Loco. Volvía a bajar pero me detuve.

Cuando me acerqué a la sala, oi una voz, festejando en voz baja. A través de la puerta, pude ver a alguien, una chica de mi edad, más humana que yo, haciendo un baile de victoria salvaje alrededor de la habitación.

Sonreí. Eso podía esperar.

Eʟ ᴅɪᴀʀɪᴏ ᴅᴇ Jᴇɴɴɪᴇ (Bestial)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora