Capítulo 6

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A continuación debíamos ir al yacimiento de petróleo, yo recargué mis armas y me chequé la herida.

- Eso se ve un poco mejor. - Me dijo Sheva muy optimista y yo asentí.

- Equipo Delta, aquí Chris. - Habló el agente Redfield por el intercomunicador. - Hemos encontrado a Irving, pero se ha escapado.

- ¿Saben a dónde a ido? - Preguntó Stone.

- Creemos que se dirige a un yacimiento de petróleo en los pantanos.

- Está bien, voy a enviar a alguien de inmediato. Necesito que vuelvan.

- Recibido.

De repente escuchamos disparos y las balas llegaron hasta nosotros.

- ¡Abajo! - Grité.

Todos nos agachamos y nos cubrimos. Las balas atravesaron la ventana rota. El sonido del disparo se oía no muy lejos y parecía el de una mini gun.

Levanté un poco la mirada y vi a cuatro sujetos armados y uno con el arma que yo sospechaba. Le di el aviso a mis dos acompañantes y ellos asintieron. 

Entonces Chris cogió su rifle y apuntó, en la primera falló porque el de la artillería más pesada no paraba de disparar. Luego cuando hubo un silencio, el fortachón aprovechó la oportunidad. Apuntó fijamente y de un disparo, atinó al objetivo justo directo en su cabeza, este al instante cayó muerto al suelo.

Así fue como Sheva y yo nos mostramos por la ventana y disparamos a los otros tiradores, acabando con ellos.

Repentinamente escuché un sonido detrás de nosotros, al girarme me tomaron por sorpresa dos majinis dispuestos a atacar. De forma rápida les disparé en sus rodillas y estos cayeron sobre la superficie, Redfield giró y cogió su cuchillo para apuñalar a uno, mientras que Alomar disparó con una pistola al otro.

Suspiré aliviado, mientras que Chris decidió hacer un chequeo rápido entre unos casilleros y encontró un fusil de francotirador dragunov. Me lo dió junto a unos cartuchos.

- Continuemos. - Dijo de modo muy serio y yo simplemente asentí colgando el arma a mi espalda.

Salimos del sitio y nos dirigimos para afuera, parecía no haber nadie. Apresuramos nuestros pasos, todo el terreno era de superficie arenosa, estábamos en una especia de montaña parecida al Gran Cañón. Por el camino encontramos un par de choches aparcados como basura, el sitio parecía un desarmadero  de autos o más bien un cementerio de chatarra. 

Habían algunas casitas hechas de delgadas láminas de metal. Ingresamos a inspeccionar esas pequeñas propiedades, pero no había nada, estaban completamente vacías.

Cuando quisimos continuar, nuestro camino se vió interrumpido por unos autos aparcados. Yo iba a cruzar encima de uno sin problemas, pero Chris me detuvo.

- Espera. - Dijo por instinto. - Puede ser una trampa. 

Yo lo miré y luego a esas chatarras. Sheva me observaba preocupada. Entonces me preocupé también yo. Así que decidí asentir.

- Vamos por esa escalera. - Apuntó Redfield.

Seguido subimos a una escalera, allí una manada de infectados nos esperaban.

- ¡Mierda! - Exclamé y los tres comenzamos a disparar contra ellos.

Nos hicimos paso, pero a lo lejos podíamos observar que más estaban llegando a nuestra dirección. 

- Hijos de puta. - Murmuré y cogí el francotirador que el fortachón me había dado.

Entonces apunté y comencé a dispararlos uno a uno. Pronto noté que eran demasiados y rápidamente se acercaban a nosotros, entonces cambié de arma para dispararlos.

- Debemos avanzar. - Habló Redfield.

Mientras nos hacíamos paso entre los infectados, alcanzamos un camino obstruido por un contenedor de basura. 

- Chico, ayúdame. - Avisó Chris, en tanto Sheva se encargaba de algunos majinis.

Guardé mi arma y lo ayudé a empujar aquel contenedor de basura. 

- ¡Sheva, rápido! - La llamé para que saltara al piso de abajo, junto a Chris.

Seguido de esto lancé una granada hacia los repugnantes infectados y salté a donde los demás.

Al continuar nuestro sendero, tuvimos una extraña sensación. De repente todo era muy silencioso. El calor era abrasador y nos dirigimos hacia un amplio camino donde había una caseta aparentemente abandonada. 

No había nadie alrededor, Sheva decidió ingresar a investigar la caseta y yo decidí tomar un poco de agua que tenía en mi cantimplora. La mujer había encontrado algunas municiones que nos repartió. 

Súbitamente oímos el sonido de un rodante, uno muy pesado. A lo lejos pudimos visualizar un camión de carga acercándose a nuestra dirección de manera muy llamativa, al parecer estaba siendo conducido por un majini.

Este vehículo de gran porte hizo un giro de noventa grados a la derecha, ocasionando un choque en la parte frontal, abatiendo al conductor e impidiendo nuestro camino.

Los tres, intrigados, miramos el camión y este comenzaba a abrir su compuerta trasera.

- Esto no me parece nada bueno. - Comenté preocupado, mientras recargaba mi metralleta.

Escuchamos el rugido de una bestia y retrocedimos un paso, preparando nuestras armas. El monstruo salió, de lo que aparentemente era su jaula, y lo apreciamos mucho mejor.

¡Esa cosa era una enorme aberración creada por el hombre!

Tenía una especie de cuerpo de gusano con patas y esa cosa podía volar.

- ¿Qué es eso? - Preguntó el fortachón.

- ¡No me preguntes que es eso! - Dijo Sheva. - Pero seguro que Irving tiene algo que ver.

Esa cosa rugió frente a nosotros dispuesto a atacarnos y me estremecí un poco. 

Resident Evil: Misterios en AfricaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora