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Llegué a mi oficina y detrás, entró Hecate muy curiosa.      -Te ves muy animado el día de hoy- dijo mientras yo me sentaba en mi escritorio.    -Bueno, lo que se suponía que pasaría, del acontecimiento, de aquella vez, sucedió- dije muy sonriente.    -Qué?-      -Si, recuerdas lo de aquella vez que te platiqué que algún día sucedería, dime cómo lo ves o qué piensas?-      -Bueno, Hades. Es muy difícil entenderte reconsiderando el hecho de que... ¡No sé de qué demonios estás hablando!- dijo y yo reí.       -Estás bien?- preguntó.     -Más que bien, estoy de lo mejor-     -¡Llegué!- dijo Anne entrando con mi almuerzo, ella caminó hacia mí y la colocó en el escritorio.      -Ya vas camino a la universidad?-       -Si, llegando prepararé la cena-     -Si, querida- dije y nos dimos un pequeño beso, luego ella caminó hasta la puerta.     -Estás invitada a cenar, Hecate. Acompáñanos-        -Gracias, ahí estaré- respondió. Anne salió de la oficina y Hecate volteó a verme.      -Ya entiendo porqué tienes esa sonrisa-     -Oh vamos, Hecate. Hace años que no me siento así-       -Si, ya veo que vienes muy "relajado"-         -Hoy estaré más al pendiente de mis actividades-     -Ese es un buen comienzo- dijo.

En el transcurso del día, comencé a sentir el ambiente más pesado, sabía que algo se avecinaba, porqué no sólo sentía eso, sino, que también me estaban observando.       -Me pregunto, de qué se tratará?- me dije a mi mismo. Antes de terminar la jornada, recibí un mensaje de Anne.
"Recuerda decirle a Hecate que nos acompañe a cenar" Escribió.     "Si, le diré y subiré con ella" Respondí. Guardé mis cosas, pues ya había terminado, y caminaba a la puerta hasta que...
-¡Cómo te atreviste a hacer eso?!-      -Helios?- dije confundido retrocediendo mis pasos.        -Cómo pudiste hacer eso con ella?- dijo mientras cerraba la puerta. Me sentía muy confundido, no comprendía de lo qué me estaba hablando.       -No te entiendo-       -Recuerda, Hades. Yo lo puedo ver todo, sé acerca de Anne- dijo. Todo se aclaró, ya sé lo que estaba sucediendo. Dejé mis cosas en mi escritorio y me senté de nuevo.

-Qué es lo que quieres Helios? Sabes perfectamente que no eres bien recibido aquí en el inframundo-      -Tú y tú raza son una bola de hipócritas arrogantes-      -Me importa un comino lo que creas, sé directo-        -Quiero que dejes a Anne-   En cuanto dijo eso, yo me eché a reír.       -No es un chiste, no dije nada gracioso-       -Por qué he de hacerte caso? Para empezar, ni siquiera deberías estar aquí-       -No es justo, Hades. Yo la he observado desde que es una niña, y ahora vienes tú y me la quitas sólo porque se parece a Perséfone-
Mi expresión era totalmente serio, pero él parecía muy molesto.      -Ya veo, así que estás interesado en Anne-       -... Desde antes que tú-       -Y por qué no te acercaste a ella?-      -Eso a ti no te incumbe-       -... La cosa es así. Yo no la voy a dejar y dudo mucho que ella lo haga-        -Entonces tendré que pelear?-     -No me interesa lo que hagas, tuviste años de oportunidad para acercarte a ella, aunque, creo que no lo hiciste porqué, tus "principios" lo impedían... Cómo un Dios del sol puede despojar a una mortal? Eso no lo permitiría ni tú madre. Haznos un favor, ahórrate tus quejas y vete de aquí-
Él se levantó y caminó hasta la puerta.    -Sólo te diré esto... Te haré perder tanto los estribos, que te arrepentirás-      -Vete- dije.

Al salir suspiré profundamente, nunca creí que Helios se interesaría por Anne. Tomé mis cosas y salí de mi oficina para pasar a la de Hecate.
-Lista? Vámonos- dije entrando.      -Ya voy, sólo guardaré este archivo, no me presiones-
Ambos subimos al elevador y en mi cabeza daba vueltas lo que sucedió.       -Ahora que tramas?- preguntó ella.      -Helios fue a mi oficina-     -¡Qué?! Qué quería?-      -Sólo fue a balbucearme estupideces-      -Eso no está bien, él no tenía porqué venir a este lugar-     -Eso mismo le dije. Pero él dice estar enamorado de Anne-       -Maldición, y qué vas hacer?-       -... Nada, yo estoy seguro de que él no es un problema, sólo es su capricho-

Llegamos hasta el piso donde vivo y entramos.      -Llegamos- dije cerrando la puerta.     -Oh, que bien. La cena ya está lista- dijo Anne desde la cocina. Atesoraba estos momentos, finalmente tengo a alguien que me recibe en casa, alguien que espera por mi llegada. Nos sentamos los tres a la mesa, platicamos y reímos, y por muy sorprendente que sea, Hecate parecía disfrutar de la noche también.

Sólo quiero estar vivo para amarte en la tierra veloz. Aquí, a tu lado, siguiendo el vuelo de esta esfera que gira detrás de un sol demasiado remoto. Sea lo que alcance el tiempo que nos dieron, sea lo que quede de lumbre en nuestra llama indecisa, mi deseo está aquí, no en otro mundo, está junto a tus manos, tus ojos y tu risa, junto a los árboles y el viento que acompañan tu paso por el mundo. Sea quienquiera que apure las estrellas y nos haga nacer o desnacer, sea quienquiera que junte nuestros cuerpos, aunque no dure nada este relámpago y la tierra veloz nos borre el sueño.

-Hades...-
-Qué sucede, Morfeo?-
-Cuidado con Helios-
-Creí que no debía preocuparme por él, y qué estás haciendo en mis sueños?- dije. Me senté en la mesa y del otro lado se sentó él.
-A caso no sólo hablaban con Hera?-
-Ella está en un profundo sueño. Pero he venido aquí contigo a decirte acerca de la profecía de Átropos... Debes de alejarla de él. No puedo visitarte en persona porqué él todo lo ve, pero no los sueños- dijo.
-Entonces es más grave de lo que pensé-
-Que sus palabras no te afecten, de lo contrario, el inframundo correrá riesgo-
-Me tiene sin cuidado Helios-
-No debería ser así-
-Por fin tengo a alguien que me recibe en casa después del trabajo y con una cena en la mesa, alguien que le da calor a mi hogar y color a mi vida. Me siento amado y a salvo con ella. No dejaré que el estúpido de Helios arruine eso-
-Protégela...-

Desperté, volteé a ver a mi lado y estaba Anne dormida aún. Acaricié suavemente su mejilla y me levanté para ir a la cocina por un vaso de agua.     -Está todo bien?- preguntó ella soñolienta mientras caminaba hacia mí.     -Eres sonámbula?- pregunté sonriendo.      -No soy sonámbula- respondió entre pequeñas risas.    -Me desperté cuando te levantaste de la cama- volvió a decir.      -Es que me dio sed, pero ya está todo bien-      -Me alegra-
Me acerqué a ella y la tomé de la mano.     -Volvámos a la cama, mañana será un nuevo día- dije mientras caminábamos hasta la recámara.     -Te conté que miré a mi abuela entrar recién fallecida?-      -Le daré el paraíso, así que no te preocupes por su descanso- dije.

HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora