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Los días son pesados, hay muerte por doquier; las tierras más bellas, las hemos quemado con nuestras manos. Y dejamos de llorar, se no ha ido la tristeza, y en base a esto, hemos olvidado el perdón.
Oh madre Rea, madre de la tierra; hoy te encuentras en hambre y bañada en sangre por nuestra culpa. Parece que hace siglos que no me miro al espejo,
y en los ojos de los vivos por vergüenza no puedo, y no reflejan nada los ojos de los muertos. Ha pasado mas de un año y aún seguimos peleando; mientras puedas mirar al cielo sin temor, sabrás que eres puro por dentro, y que, pase lo que pase, volverás a ser feliz.

Bajábamos de vez en cuando a beber agua, a sanar nuestras heridas y a recuperar fuerzas, varios países han sido destruidos en su totalidad. He llegado al punto en el que casi no me importa si vivo o muero. El mundo seguirá girando sin mí, no puedo hacer nada para cambiar los acontecimientos de todos modos. Pero después me pongo a pensar en ella... la única persona que espera mi regreso.
No había día en que no la recordara, incluso cuando me encontraba peleando, ella estaba ahí, en mi mente. A veces me pregunto. Seguirá esperándome? Qué estará haciendo?

-¡¡Hades, cuidado!!- gritó Helios sacándome de mi pensamiento. Esquivé el golpe de Cronos y terminé cortándole la mano.     -¡Maldito seas, Hades!- exclamó con dolor.      -Rápido, sigan atacando- dije. Todos fuimos sobre él, y aún así, con una mano, se defendía. Llegará el día en que termine esta horrible batalla y volveremos a ser como los demás? Y no solamente dioses.

Paso otro año, y luego otro. Hoy hace años que á la luz del día armados de furor y frente á frente, se vieron el pasado y el presente, y lo que sería el futuro.  Gigante el uno, el otro en la agonía. Como buenos lucharon sin miedo, y él iba cayendo. Muchos de nosotros estábamos heridos, el icor corría por nuestra piel, hubo algunos a los que les faltaba extremidades, pero a pesar de eso, Cronos iba perdiendo su poder ya que evitamos que tomara a Rea.
-Esta sería nuestra oportunidad para encerrarlo en el Tártaro- dijo Hera.      -No, debemos seguir así hasta acabar con él por completo- replicó Atenea.       -¡¡Miren, se ha recostado!!- señaló Hermes.       -Él... está cansado- dije.     -¡Vayan al frente, Ares, Hestia, Poseidón!- ordenó Atenea.      -Es su turno de brillar, Selene y Helios- dijo Hecate.
-Esta vez, debe de resultar- dije.

Estábamos listos para el último golpe, pues así como él, nosotros también estábamos cansados, pero debíamos ponerle fin a esto de una vez por todas. Llegué hasta el frente para pelear.

-Hades, hijo mío, mi primogénito. No lo hagas- decía Cronos.      -No caeré en tu blasfemia- dije y le lancé mi bidente.
Se hubo un destello de luz blanca, el viento resopló con fuerzas que incluso caí, y al segundo instante, el silencio se apoderó del lugar, lo más cercano que se podía escuchar, era el latir de nuestros corazones.
Todo había terminado.

HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora