Capítulo 21: la noticia

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Yoongi había regresado a la comisaria debido a que olvido firmar su salida, no vio al moreno por ningún lado y negó soltando un profundo suspiro mientras se sentaba sobre uno de los escritorios. Se alarmó cuando al pasar de unos minutos escuchó lo que parecía ser el golpe de una puerta; se levanto tomando su arma y una porra pensando que podría tratarse de un motín, sin embargo, su sorpresa y confusión se hicieron presentes a la par que Seokjin chocó contra su hombro provocando que cayera de bruces al suelo.

El rostro del pelinegro era un jodido poema, uno que reflejaba completa decepción, miedo y sobre todo miseria.

-¿Padre Seokjin, se encuentra bien? -lo ayudó a ponerse de pie viendo como el más alto negaba lentamente-
-Me siento un poco mareado, lamento las molestias oficial Min -realizó una pequeña reverencia y camino hacia la salida, con las lágrimas desbordando de sus hermosos ojos-

Y Yoongi lo entendió, por supuesto que lo hizo. Su mirada lo había delatado, conocía esa mirada mejor que nadie, era la misma expresión que cargaba Jimin el día que lo conoció. Se dirigió hasta los baños donde el fuerte sonido de la pared siendo golpeada se hizo presente, sin esperar más y justo al momento de abrir la puerta de metal, se dirigió directamente a su mejor amigo tomando su hombro, giró su cuerpo y le propinó un fuerte puñetazo directo a la cara provocando que el moreno caiga al piso y su labio sangre.
-¿Qué mierda te pasa Yoongi? -se levantó de forma inmediata y tomó a su mayor del cuello de la camisa, retándolo-
-¿Qué mierda me pasa? -lo empujó nuevamente haciendo que su cuerpo se golpee con el lavabo- ¡¿Que carajo te pasa a ti?! ¿Crees que no lo noté? ¿Qué no iba a darme cuenta? ¿Crees que soy estúpido? -sonrió con sorna y dejo salir una risa seca- ¿Piensas que soy imbécil?

El pálido dejo salir un profundo suspiro y tocándose el puente de la nariz, saco una pequeña tarjeta de su bolsillo y se la arrojo directo a la cara, así que el moreno solo atinó a tomarla cuando se encontraba en el asfalto, leyendo el contenido de esta, entendiendo el comportamiento de su compañero.

-Tus celos me importan una mierda, pero esto, sobrepasa los límites. No pienso pasar por alto esta estupidez tuya.
-¿Lo viste? -se atrevió a preguntar, con los ojos acuosos, pasando su pulgar por las letras que formaban el nombre del sacerdote en la tarjeta-
-Por supuesto que lo hice. Está destrozado. Él te quiere y tú le haces esta mierda ¿no te basto con lo de esa chica? ¿debías hacerle esto también? ¿era necesario? -tomó su mentón, obligándolo a mirarlo- Dime Namjoon, ¿provocarle tanto daño era realmente necesario?
-No... - susurró manteniéndose quedito, tratando de ignorar la opresión que sentía en el pecho-
-Debo irme, Jimin está resfriado. Hablaremos de esto mañana, no cometas más idioteces por favor 

Ninguno dijo más y, ciertamente es que Namjoon ahora agradecía en demasía el golpe que su compañero le brindó. Necesitaba que alguien lo frene y por supuesto, lo merecía. Volvió a su puesto mientras trataba de despejar su mente con algunos informes, corrigiéndolos, firmándolos o simplemente verificando que estuviesen correctamente redactados pero aun así siguió pensando en el de piel albar, en el como le había confesado su amor y el como él le pago, en sus suplicas para que parara y en el como aun así continuó, como si fuese un verdadero verdugo queriendo hacerle daño.

Su turno fue rutinario. Regresó a su hogar cerca de las seis de la mañana fue a la habitación perteneciente al menor de los tres Kim, depositó un beso en su frente y bajó nuevamente al primer piso de la casa.
Tratando de no hacer ruido sacó un coñac de uno de los cajones de su isla, se recostó al mostrador de porcelanato de su cocina, bebiendo el licor de forma casi abrupta sintiendo al instante que este le quemaba la garganta, continuando así por el resto de la mañana, y no fue hasta que Taehyung lo llevó  a su habitación, obligándolo a dormir que paró. 

Placeres mundanos   -Namjin-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora