Capítulo 15: 36 horas

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Ken desvistió lentamente a Seokjin, aprovechándose de la situación en la que se encontraba, sonriendo con sorna y gracia mientras lo hacía. Luego de unos minutos cuando el pelinegro estaba completamente desnudo, llevo sus manos hacia tras -a su espalda- y las atacó con las cuerdas de cuero, haciendo lo mismo con sus pies. Dejándolo completamente inmóvil.

-Ken por favor... no hagas esto -rogó tratando de ignorar lo jodidamente caliente que se sentía- te lo suplico...

No había pasado mucho desde que Jin empezó a sentir el efecto de los afrodisíacos en su cuerpo, pero se sentía tan malditamente excitante que creía que su pene podía explotar en cualquier instante por lo duro que se encontraba. Aun después de darse cuenta en la trampa que había caído.

Su mente y su cuerpo tuvieron una reacción diferente, eso era obvio. Su cuerpo no pudo evitar responder ante las drogas, pero su mente, que era consiente de lo que estaba pasando se negaba a permitir que Jaehwan lo tocará, mas aun de la misma forma que Nam lo hacía.

Aborreció esa idea, y temió por ello también.

-Seokjin, no te resistas mas -paseó una fusta desde su pelvis hasta la ingle- pasará de una u otra forma -golpeó en su muslo derecho lo suficientemente fuerte para dejar una marca roja en su blanca piel, dejando la forma del artilugio en esta- quieras o no

El pelinegro tembló cuando vio a Ken desvestirse y jadeando fuertemente debido a los azotes que el peli-blanco le propinó anteriormente, empezaba a rezar para que todo acabara, para que Ken lo liberará o para que alguien pudiese salvarlo.

Creyó que Jaehwan había reconsiderado lo que hacía ya que se encontraba desatandolo. Que equivocado estaba.

Ken volvió a atarlo, esta vez, de una forma distinta. Tomó su brazo derecho junto a su pierna diestra, tratando de unirlas lo mas posible, atando su muñeca y tobillo. Haciendo lo mismo con las extremidades surdas.

-Si te mueves mucho, dolerá y dejara una marca, así que procura mantenerte quieto -casi ordeno al mismo tiempo que se posicionaba entre las piernas del pelinegro-
-Ken... te lo suplico

El peli-blanco no oyó siquiera sus ruegos, por el contrario, cuando Seokjin terminó de articular la ultima palabra él ya se encontraba embistiéndolo con rudeza. Jin gemía, pero sus lagrimas no pudieron evitar escapar de sus lindos orbes marrones. No puedo evadir sentir placer, por que era lo que su cuerpo le pedía para ser callado, pero su mente le decía a gritos que buscará la forma de huir.

Mierda.

Sintió un orgasmo seco cuando Ken penetró duramente contra su postrara. No había eyaculado, lo cual le sorprendió ya que con Namjoon lo hacia sin estimulación alguna. Carajo. Sollozó más fuerte cuando su mente reprodujo los mismos escenarios de hace años, pero esta vez claramente, la diferencia entre el pasado y el presente era enorme.

Jaehwan embestía con fuerza y sin piedad, una y otra vez, sin importarle las veces que se había corrido Seokjin o el mismo. No iba a perder la oportunidad que follar a Jin.

-¿Te lo hace mejor? -soltó con fastidio cuando el pelinegro en medio de jadeos y gemidos, dijera el nombre del moreno; pues no había evitado pensar que quien estaba follándolo era Nam ya que ello lo hacia menos lastimero- ¿O acaso, la tiene mas grande?
-Mgh~ -volvió a gimotear, con los ojos fuertemente cerrados y húmedos-
-¿Ese policía inútil es mejor que yo? -sonrió con sarcasmo, poniendo las largas piernas del pelinegro en sus hombros y penetrándolo con rudeza-
-Nam...namjoon~ -fue lo único que atinó a decir en un gemido casi inaudible-

Aquella pequeña palabra, o mejor dicho, aquel nombre enfureció al peli-blanco, quien iracundo golpeó con mas fuerza el interior de Jin. Manoseó su cuerpo sin pudor, dándole una mirada indecorosa a cada parte que veía. Y volviendo a tomar la fusta, repartió leves golpes en su pecho, muslos e incluso su polla, haciendo saltar ligeramente al pelinegro por lo ultimo.

Disfrutaba verlo así, totalmente vulnerable e indefenso, a su entera disposición.

Los espasmos del orgasmo comenzaron a llegar cuando el pre-semen mojaba aun mas el agujero de Jin, por lo que embistió con mayor fuerza, terminando por liberar su semilla en el interior del pelinegro.

Tal vez era el segundo o tercer orgasmo seco de Seokjin, luego de que solo eyaculara dos veces. Y Jaehwan lo notó, por lo que metió el miembro del pelinegro en su boca y empezó a chuparlo a la par que jugaba con sus testículos. Succionó y mordió ligeramente su glande, bajando luego al cuerpo de su miembro y terminando en sus testículos, chupando estas también, repitiendo esta acción un par de veces.

Luego de unos minutos, sintió por fin, el liquido caliente del pelinegro en su boca. Tragó un poco de este y luego beso a Jin, compartiendo su semen en ello.

Al cabo de cuatro horas, el efecto de la primera droga -Sildenafilo- había disminuido casi en su totalidad. Pero el cuerpo sudoroso de Seokjin, no sentía ello, seguía igual de excitado igual al primer minuto. Su cuerpo seguía completamente caliente. Ya había perdido la cuenta de cuantas veces se había corrido, de cuantos orgasmos había tenido o de cuantas veces Ken derramó su semen dentro, en su cuerpo o su cara.

-Juguemos un poco, Seokjin -demandó, desatando sus extremidades-

Tomó uno de los vibradores que tenía y al ajustarlo a una velocidad moderada, recorrió con este todo su pecho hasta bajar en su pelvis, haciendo un poco de presión en esta. Seguido a ello, llevó el aparato de plástico y lo introdujo lentamente en su ya dilatada entrada, comenzado a follarlo con el juguete. Pronto el objeto fue reemplazado por su falo ya erecto, haciendo una vez mas el acto que hizo tan solo minutos antes, como si se tratase de una constante repetición.

Y así continuo durante horas y horas, torturando, azotando y follando al pelinegro. Paraba de vez en cuando ya que se sentía algo cansado, pero aun así, no dejaba de impeler a Jin

Casi 36 horas desde que empezó.

El cuerpo de Seokjin temblaba, de dolor y cansancio. Las marcas en su cuerpo era demasiado visibles, algunas rojas y otras casi violetas. Cada parte de su piel ardía como el demonio. Y aun con todo ese suplicio corporal y mental, el pelinegro se durmió, derramando unas lagrimas mas antes de ello.

[...]

Mientras tanto, Namjoon había cansado de esperar a Jin, y debido a su desespero había hablado con casi todos los habitantes del pequeño pueblo retrogrado. Excepto, por una sola persona. La madre Shin Hye.

-Disculpe. Soy oficial, estoy investigando un caso y el padre Seokjin se ha ofrecido para ayudarme en ello ya que conoce a todos aquí, quedamos en encontrarnos ayer por la tarde pero no llegó al lugar acordado ¿Usted sabe dónde esta?

Le importaba una mierda todo, solo quería encontrar a Seokjin. Ese era su único objetivo.

-Lamento decirle que tampoco sé donde se encuentra, no se ha presentado en sus acuidades con los seminaristas y monaguillos el día de hoy. El hermano Seokjin, me informó ayer que iría con Ken ya que era su santo y lo había invitado a una cena -concluyó la mujer, con una mirada de preocupación- Si sabe algo de él, por favor, no dude en decírmelo
-Gracias, por informarme. La mantendré al tanto

Decir que el moreno estaba iracundo era poco, parecía que explotaría de furia. Tal y como había sospechado, ese bastardo tenía a Jin.

Maldito hijo de puta.

Llegó a su posada destellando la ira que sentía. Debía encontrarlo, necesitaba encontrarlo. Mataría a Ken en cuanto lo viera ¿cómo se atrevió a tomar lo que le pertenecía? Jin era su perra -o eso quería creer- y absolutamente nadie, mucho menos él, podía quitárselo.

-Dime donde vive Lee Jaehwan -vociferó al chico frente a él- estas interviniendo en un asunto policial. Estas respaldándolo e incubriéndolo, eso te hace cómplice. Podrías pasar años en la cárcel por ello -amenazó-
-Yo y-yo... No importa, no voy a decírtelo
-Que tonto eres niño, ese idiota ni siquiera te quiere. Solo esta usándote -se burló, soltando un leve carcajada-
-Usted no sabe eso
-Se más de lo que crees, ¿o acaso, tu si sabías que tiene secuestrado a Seokjin desde ayer? y quien sabe, tal vez este follándolo -dijo lo ultimo con molestia-
-A espaldas de la iglesia hay un río, crucelo. Una vez que lo haya pasado, vera una especie de entrada de flores, margaritas, es ahí. Solo siga hasta donde terminan, no es tan largo. Verá una enorme casa de tonos cafés claros y blanco. -vio al moreno dirigirse a la puerta- Oficial Kim -el mencionado giro su cabeza- cooperaré 

Placeres mundanos   -Namjin-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora