Capítulo 22: tulipanes rosas

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-Namjoon basta -Taehyung le quitó la botella de vodka que bebía y lo miró con preocupación- debes parar, llevas dos días haciendo lo mismo ¿tienes idea de lo preocupado que estoy? -el moreno rio, negando- No me obligues a llamar a Yoongi hyung
-Deja al enano en paz -hipeó poniéndose de pie- debe estar follándose a Jimin
-¡Namjoon! te lo digo enserio, deja estas tonterías o me iré con Haneul a casa de la abuela por un mes -se cruzó de brazos, dando su ultimátum-
-Mierda Tae, eso es chantaje -se quejó, haciendo una mueca- ¡bien! me iré a bañar y luego iré al trabajo, pero no le digas al enano que estuve bebiendo o me golpeará y no estoy de humor para aguantarlo, tampoco se vayan con la anciana o me bebo la cantina entera 

¿Quién diría que ese hombre se encontraba ahogando sus penas con licor? Vaya que nadie, ni quiera él mismo, lo creería si de amor se tratase, porque sí era así. Y mientras se debatía mentalmente como pedirle perdón al pelinegro o seguir como un estúpido hijo de puta sin decirle lo que sentía, bebía alguna botella de alcohol que encontrara en su gabinete.
Oh sí. Kim Namjoon tenía un grandísimo dilema: decirle a Jin que también estaba enamorado y pedirle perdón o seguirla cagando como el energúmeno idiota que era. 

Por supuesto Yoongi le hizo entender que claramente el también sentía lo mismo que el pelinegro. ¿Cómo? de la forma que él sabía obviamente, insultándolo.

-Escucha negro estúpido -le dijo el día consecuente a lo sucedido en los baños de la penitenciaría- tu estás jodidamente enamorado de ese sacerdote y no puedes negármelo
-Patrañas -lo miró haciendo un gesto de asco- ¿qué te fumaste enano? dices tonterías
-Tonterías mi culo -recargó su cuerpo en la pared y continuó- no puedes mentirme y eso lo sabes bien, a ti te gusta ese padrecito -sonrió de lado cuando el más alto rodó los ojos y bufó- y la verdad no se que esperas, el cura esta jodidamente bueno, cualquiera podría tenerlo si eso quisiesen -el menor apretó la mandíbula, poniéndose totalmente serio-
Justo en clavo Yoongi.
-Digamos que es así -dejó de tensarse- ¿Qué carajo se supone que debo hacer?
-Realmente eres idiota ¿no es así? -se tocó el puente de la nariz, cansado- solo díselo imbécil 

Y para el entendimiento de Namjoon, decírselo era un problema. Jamás en su patética vida se sintió de esa forma, respectivamente nunca tuvo sentimientos de ese tipo y ahora, por supuesto, no sabía que decir y mucho menos como actuar. Mierda, era todo un jodido lío. 

[...]

Seokjin ingreso a la comisaría al rededor de las 3:45 pm, esperando con lo mas recóndito de su alma que Namjoon no se encuentre y sea solo Min quien esté en el establecimiento. No toleraría ver al moreno y sentir que nuevamente su corazón volviera a quebrantarse. 

No lo resistiría, estaba, malditamente roto. 

 Su pulsaciones erráticas empezaron a normalizarse cuando divisó al pálido en el escritorio, limpiando su arma. 
-Oficial Min, buenas tardes -esbozó una leve sonrisa-
-Padre Seokjin ¿qué lo trae por aquí hoy? -dejó la pistola a un lado del escritorio, poniendo su entera concentración al mayor- ¿se le ofrece algo?
-Oh sí, de hecho, venía a pedirle algo 
-¿De qué se trata?
-¿Usted cree que podría investigar donde se encuentra sepultada mi madre?
-Por su puesto, solo necesito algunos datos, como la fecha en la que murió y la de su nacimiento al igual que su nombre -tomó un bolígrafo junto a una hoja de papel, esperando- 
-Su nombre es Kim Sunghee, nació en 1972 un 5 de septiembre y falleció el 20 de noviembre de 1998
-¿Conoces la causa de muerte? 
-No 
-Bien, si es a causa de asesinato lo encontraré en los expedientes, pero si se trata de muerte natural o enfermedad será mas tardado. ¿Podría esperar un momento? 
-Sí claro, tómese su tiempo 

Yoongi encendió el computador y tecleó en este un par de veces y negó al no encontrar nada, por ello tomó su teléfono y marcó el numero de su adorado esposo, pidiendo que le brindará información acerca de ello quien le dio algunos detalles pero no lo que quería con exactitud, agradeció finalizando la llamada y diciendo lo mucho que lo amaba. Se atrevió a llamar a su suegro, quien tenía una cadena de funerarias a lo largo de todo el país y por suerte esta vez ello era algo a su favor, por vez consecutiva proporcionó los datos que se le fueron otorgados, consiguiendo está vez lo que necesitaba escuchar. Sonrió satisfecho viendo al pelinegro sin borrar su gesto. 

Placeres mundanos   -Namjin-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora