Capítulo 24: ósculo

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Él se acerco a un más, provocando que la respiración del pelinegro se vuelva errática y tuviera la sensación de sus piernas flaquear, retrocedió un paso en un intento de huir. 

-Seokjin -tomó su brazo, impidiéndole irse-
-No ahora Namjoon, por favor -sintió su voz temblar, así que desvió la mirada-
-¿Podemos hablar? -soltó su brazo con cuidado-
-Ya lo estamos haciendo.
-Sabes a lo que me refiero Jin -mierda su nombre sonaba tan bien con su voz-
-No, no podemos.  
-Por favor Jin, solo unos minutos -llevó su mano hasta su mentón, girando levemente su rostro, para contemplar sus hermosas facciones-  

<< No me hagas esto Namjoon, no ahora por favor... no quiero, que me veas llorar... >>

-Jin -volvió  a decir, acunando su mano en su mejilla- 
-Solo unos minutos -susurró, cerrando los ojos ante la sutil caricia- 

Habían llegado a una parte del hospital que estaba siendo remodelada, el moreno lo guio hacia lo que parecía sería la unidad se salud mental, Seokjin no dijo nada, solo miro el lugar a la espera de que Namjoon diga una palabra por lo menos. 
Fue así por unos largos segundos. 

-Mírame -le ordenó, y él obedeció siendo tan sumiso lo era siempre por lo que el menor se acercó, posicionando una mano en su cintura y la otra en uno de sus pómulos- Jin.
-Oficial Kim -musitó quedito, tratando de guardar la compostura- 
-Perdóname -se atrevió a decir, deslizando sus dedos con suavidad por su mejilla- 
-Soy un sacerdote señor Kim, puedo otorgar clemencia, pero no tengo poder basto para ello, no como Dios.
-Jin -se acercó a él, con su aliento casi golpeando su rostro- no necesito el perdón de tu dios, solo necesito el tuyo  
-Ya te lo he dado -dijo en un susurro, casi como un ronroneo por la cálida sensación en su rostro-
-¿Por qué me evitas entonces? 
-No lo hago -soltó en un leve jadeo por la satisfacción ante el tacto ajeno, cerrando los ojos- 
-Eres cura y, aun así, blasfemas -afirmó, en delicado roce entre sus narices- 
-No lo hago -repitió, sintiéndose perdido- 
-Soy policía Seokjin, he estudiado el comportamiento humano, noté que deseaste no verme y que te afectaba hacerlo ¿por qué? 
-Tengo miedo -confesó, apartando la mirada- 
-¿A qué le temes cariño? 
-A ti -volvió a mirarlo, con los ojos acuosos- 
-No volveré a hacerte daño. 
-¿Cómo puedo estar seguro de que no será así? 
-Porque estoy enamorado de ti Seokjin y no me permitiría lastimarte otra vez.
-Namjoon no... por favor... no me mientas de esta forma -golpeó un poco su pecho, con sus manos cerradas en forma de puños- no me hagas más daño... por favor... -lloró hundiendo su rostro en su pecho, aun con sus puños allí, sollozando con fuerza, como si se aferrara a algo- 
-Jin -le susurró, dando caricias en su cabello y espalda- no llores mi amor -levantó su cabeza con cuidado, viéndolo jodidamente vulnerable- confía en mi, estoy siendo honesto. 

<< Quiero no creerte, deseo no confiar en ti... pero... no puedo evitarlo... >> 

-No sigas... no sé cuanto más podré resistirlo...
-Jin, cariño, soy yo quien no a podido resistirlo -acunó su rostro entre sus manos, viéndolo- he caído ante ti, mi bello ángel y ahora busco tu redención como un loco porque no puedo estar sin ti -se acercó nuevamente, con sus labios casi rozando los contrarios- sé que, solo soy la maldita aberración que busca tu perdón, pero mi amor este idiota está dando todo de sí para quedarse a tu lado. Eres todo lo que necesito.

No dijo más, ni dejo que el pelinegro lo hiciera. Unió sus labios en un beso suave, con sutileza y ternura, siendo este lleno de afección y diciéndole así que no mentía y que sus sentimientos eran sinceros. El moreno bajó sus manos hacia la cintura del mayor, mientras que este las llevo hasta su nuca a la par que presionaba sus labios con castidad, sintiéndose cómodo, seguro y con su corazón latiendo acelerado por las emociones trasmitidas. 
Ello era todo lo que Seokjin necesitaba, porque esta vez no lo besaba para follárselo luego, esta vez lo besaba para de alguna u otra forma profesarle su amor, aquello le mostraba que el moreno realmente lo quería y a pesar de todo lo sucedido se sentía feliz estando en sus brazos, estando con sus labios sobre los suyos, estando con él, porque solo Nam podía darle esa conformidad que él anhelaba.
No pedía más que eso, no deseaba, ni necesitaba más. 

Placeres mundanos   -Namjin-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora