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MIN T/N

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MIN T/N


— ¡Ese degenerado me las va a pagar! —rugí al escuchar todo lo que Jimin me había dicho.

¿Es que acaso todo el mundo conspiraba en mi contra?

— ¿Qué vamos a hacer, Blue? Te necesito.

Jesús, me adora. ¡Gracias por oír mis oraciones cada puto día! 

— ¿Confías en mí? —me acerqué a él y junté nuestras frentes sudadas. A pesar de haber tardado en hablar, respondió con un sí— Solucionaré este problema mañana a primera hora.

— ¿Cómo? —inició un recorrido de besos húmedos por mi cuello.

— Es un secreto.

— Anda, cuéntame —sonreímos.

— Ya te lo dije: "Es un secreto".

— ¿Sabes algo que yo no? —se separó para mirarme asombrado— ¿Eso es posible? Dime qué es.

— Noup. Si no, pierde la esencia —besé la comisura de sus labios y bajé de la cama para dirigirme al baño. Todo bien en mi ducha hasta que unas manos acariciaron mi vientre desnudo y la respiración de un hombre cubría mi cuello—. Cariño, déjame bañar —reí.

— Pero yo también quiero aprovechar el agua caliente.

NO PUEDE SER.

¡¿CÓMO ES QUE...?!

— ¡Y-Yeonjun! —gemí angustiada.

La ropa tirada, el desastre en mi cama. ¡EL CONDÓN USADO ENTRE LAS SÁBANAS!

— ¿Creías que era alguien más? —sonrió coqueto— ¿Qué pasa, bonita? Deja de temblar, discúlpame por entrar así, cuando leí tu mensaje fue inevitable no volar hasta aquí.

— ¿M-Mensaje? —ya no jadeaba del susto que me dio mi novio, sino por sus caricias combinadas con el agua.

— Sí, bonita —hacía chupones en mi cuello—. ¿Perdiste la memoria? Porque te la puedo refrescar sin ningún problema. Desde que somos novios no hemos follado en una ducha, tu ducha. Hay que estrenarla —me miró fijamente a los ojos y comenzó a devorar mis labios con desespero.

Vaya, los hombres cuando no les das sexo se vuelven salvajes.

— Y-Yeonjun... Por favor, para...

No lo hacía.

Él no se detenía.

Él seguía tocándome y obligándome a tocarlo.

Necesitaba atención, me necesitaba pero... Yo a él no.

— A-Ah... Mmmh... Así n-no —cerraba mis ojos con fuerza al sentirlo entrar de manera extraña en mí.

— Es el agua, bonita. Jamás intentaría algo para herirte. Ahora, solo déjame disfrutar de ti, de tu calor —me embistió profundo—, de tu cuerpo. Ah...~ 

— ¡Nnn...! Yeonjunnie... Más lento, p-por favor —apoyé mi cuerpo a la cerámica junto con mis manos para sentirme más firme al suelo.

Y ahí fue cuando lo vi, sentado en la orilla de mi cama, viendo con descaro la escena que mi novio y yo hacíamos en mi baño.

Yeonjun nos cambió de posición bruscamente, me tomó de los muslos y me elevó hacia otra pared para penetrarme a su manera. Enredé mis piernas a sus caderas para no caerme y mis brazos a sus hombros. Mi vista era mejor hacia Mr. Red, estaba furioso, no parpadeaba, solo podía apreciar su vena querer salir de su cuello y mirada de fuego que nos lanzaba.

Fue inevitable no sentirme una diosa.

Dos hombres maravillosos a mi lado. Uno me folló hace unos minutos y el otro lo hacía en este momento, Yeonjun tiene lo suyo así que es casi imposible no caer ante su falo duro en mi entrada pequeña y resbaladiza. 

Park SoonYoung, no me quitarás esto.

Yo te quitaré hasta el pensamiento que tienes.

— ¡M-Más! —sonreía con emoción.

— ¿Te gusta? ¿Ah? ¿Te gusta como te lo hago, bonita?

— ¡Sí, sí, me encanta, más! ¡Dame más! —chillaba.

Me sentía poderosa.

— ¿Duro? ¿Lo quieres más duro y profundo, bonita? Dime, dime y te daré todo lo que quieras —gruñía en mi cuello.

— ¡Sí, duro y profundo como me gusta, amor! 

— En la cama te haré llorar.

Al escuchar lo último me preocupé. 

Espero que Jimin haya escuchado eso porque no quiero que mi felicidad se arruiné por su masoquismo.

Él sigue con su esposa. ¿Por qué yo no puedo seguir con su hijo? 

— ¡Y-Yeonjunnie...! Mmmh... ¡Sí, así! 

Los aplausos eran intensos en la cama vacía. La madera golpeaba la pared con vehemencia, Yeonjun desquitaba su instinto animal en mi pobre vagina, igual que su padre. 

— ¡Me v-voy a c-correr! —avisaba.

— ¡Dámelo en mi boca, todo en mi boca! 

— Lo que desees —sonrió y salió rápido de mí y masturbó su erecto pene en mi cara para meterlo hasta el fondo de mi garganta y sembrar su semilla ahí—. Garganta profunda, que novia tan perfecta tengo.

— Me encanta —comenté al aclarar mi voz.

— Te amo, bonita —besó mis labios y se acostó conmigo, cubriéndonos con el edredón. 

Yo no era tan buena como Yeonjun en quedar dormida al instante. La ducha seguía abierta, el condón a mi lado y el auto de Jimin saliendo de la zona.

Sonreí con maldad. Sabía que estaba enferma pero, se sentía muy bien.


El rarito condenó su vida al dejar su libreta sola en aquel viaje, nunca me cansaré de repetirlo. 

Hoshi, no soy yo, eres tú. 




𝕮𝖔𝖑𝖔𝖗𝖘 | Pjm '+18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora