𝕭𝖆𝖇𝖞 𝖎𝖙'𝖘 𝖒𝖞 𝖍𝖆𝖚𝖓𝖙𝖊𝖉 𝖍𝖔𝖚𝖘𝖊 ➙ my chemical romance

×04×

× ᴅᴇᴍᴏɴɪᴏs ɪɴᴛᴇʀɴᴏs ×

Y allí se escontraba, en la cocina, cubriendo su cuerpo con una gran camisa; sus párpados pesaban y unas bolsas oscuras colgaban de sus ojos. La taza de café en su mano lo explicaba todo: no durmió en lo absoluto.

Jamia aún dormía placidamente sobre la cama, sin percatarse de que su novio ya no estaba con ella. Frank tenía altos niveles de cafeína en su cuerpo, lo cual lo hacía sentirse cansado e hiperactivo a la vez. Sus manos temblaban y el líquido oscuro hacía ondas al ritmo de sus movimientos.
Quiso levantarse para ir al baño, pero no pudo soltar la taza y ésta cayó al suelo, ocasionando un estruendo lo suficientemente irritante como para despertar a su novia.

―Mierda... ―se agachó y comenzó a recolectar los pedazos de porcelana blanca en el suelo.

―¿Qué sucedió? ―unos pies descalzos se colaron en la vista de Frank.

Fue levantando su vista, hasta que se encontró con una de sus camisas cubriendo el cuerpo de su amada chica.

―Oh ―se levantó sorprendido― Nada, sólo se me cayó la taza y... eso ―parpadeó pesado, llamando la atención de la mujer.

―Oh por dios, Frank ―exclamó, tomando el rostro del mencionado― Tienes muchas ojeras, ¿acaso dormiste algo?

El tatuado negó vagamente con la cabeza, separándose del agarre para tirar los restos de porcelana a la basura.

―¿Por qué, amor? ―encurvó sus cejas, preocupada y triste.

El castaño no respondió, simplemente no se contuvo más y empezó a llorar como un niño cuando no le dan su paleta. Jamia no sabía qué hacer, quedó desconcertada al ver a Frank tan destruido.

―¿Q-Qué sucede, Frankie? ―se acercó y abrazó a su triste amado.

―Es que... ―sollozó en su pecho― No quiero perderte, Jamia ―siguió llorando desconsoladamente, aferrándose más a su cuerpo.

―Frank... ―su voz se quebró, le dolía saber que su estado se debía a ella― Lo siento,no volverá a pasar...

―No... ―rió destrozado― Yo sé lo que eso significa ―volvió a reír sarcástico.

―¿Frank?

―Sé lo que pasará, lo sé muy bien... Lo harás de nuevo algún día, yo lo sé ―continuó con su ya macabra risa.

―Amor me asustas... ―se separó, viendo la sonrisa escalofriante de Frank.

―¿¡Yo te asusto!? ―su paciencia desbordó el vaso― ¡El que tiene que estar asustado soy yo, por tener una novia suicida! ―se acercó a ella furioso y triste― ¿¡Sabes lo que siento!? ¿¡Lo sa-

―¡Frank!

Ese grito invitó a un silencio alarmante en la casa.
El mencionado se miró a sí mismo en los ojos de la mujer y notó el monstruo en el que temporalmente se convirtió. Nunca ha sido agresivo con ella, y las lágrimas de su novia le dieron a entender de que realmente la estaba asustando.

―... Jamia, yo...

―Frank... ―escatimó a decir algo más, pero simplemente se fue a paso rápido a su habitación y cerró la puerta.

Frank no fue tras ella, decidió darle su espacio ya que él también necesitaba el suyo.
Al poco tiempo de sentarse, sintiéndose miserable por dejarse llevar por sus impulsos con Jamia, escuchó el picaporte de la habitación.
De allí salió una Jamia vestida completamente de negro, salvo por una camiseta blanca que llevaba debajo de un suéter haciendo contraste. También llevaba unos lentes de sol colgando del cuello de sus prendas.