Parte primera: Capítulo 1

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Baekhyun soñó. Soñó con las ambulancias, con el calor asfixiante sobre la piel, con las voces de los paramédicos junto a su oído, repitiendo una y otra vez que habían llegado tarde y que estaba muerto. Soñó con un chico hecho de fuego, con un grito sobre el silencio; con sus restos siendo cubiertos con una sábana blanca, cargados en una camilla, llevados hasta un depósito de cadáveres, y abandonados allí. Con el primer chico y otro hombre, de rostro muy joven y ojos muy cansados, observando su cuerpo roto en la sala de autopsias e inclinándose para leer la etiqueta identificativa que alguien le había colocado en el dedo gordo del pie.

Baekhyun quiso gritar, moverse, decir algo a pesar de no poder siquiera separar los labios. Porque aquello no podía estar pasando, las cosas no podían acabar así. No era posible, no estaba bien, no era justo.

Estaba tratando de luchar, de respirar de nuevo cuando algo cambió, se lo tragó. Y, de repente, todo seguía pareciendo un sueño, pero él había abierto los ojos y estaba quieto, de pie, en una calle acordonada y cubierta de escombros: el lugar donde había empezado todo.

 

Reminiscencia.

Parte primera: Luz (de mi vida)

 

Capítulo 1:

Si le hubiesen preguntado, Baekhyun no habría podido decir que aquella no era la misma calle por la que había pasado miles de veces. Conocía las señales de tráfico, las tiendas en las aceras, el semáforo que siempre se ponía inoportunamente en rojo cuando él llegaba tarde a los sitios. Lo último que recordaba era haber decidido atajar por allí para ir a clase porque se había levantado demasiado tarde.

Lo siguiente era un sueño muy raro — un sueño que implicaba explosiones, salas de autopsias y un dolor terrible — y lo próximo que sabía era que había despertado de pronto, con la respiración entrecortada, como si se hubiera caído de la cama en mitad de la noche, y de pie en medio de lo que a todas luces era un cráter en el pavimento.

Un. Maldito. Cráter. Un agujero circular en el suelo, junto a la acera, que había resquebrajado el bordillo, calcinado el adoquinado y partido el asfalto en dos en varios metros a la redonda, dejando al descubierto, incluso, parte de la maraña de conductos de agua y gas que había habido bajo tierra.

Era como si hubiese caído un meteorito, como si hubiese explotado una bomba, y Baekhyun recordaba el estallido del camión de gas, cómo el mundo había parecido arder y derrumbarse, y una parte de él quiso atar cabos, pero su yo racional se negó.

La explosión de su sueño había sucedido hacía, ¿cuánto? ¿Diez minutos? ¿Media hora? Aún sentía el calor del gas quemándole la piel, lanzándolo hacia atrás como si fuera un muñeco. Y, sí, la calle a su alrededor estaba destrozada, pero no había rastro de ambulancias, ni de policía, ni siquiera de curiosos asomándose al precinto naranja que alguien había colocado alrededor del área de los destrozos. Todo estaba tan tranquilo que, quitando el cráter, nadie hubiera podido decir que allí había ocurrido algo.

Ni grave ni no grave. Nada.

—Tiene que haber una explicación lógica para todo esto —murmuró Baekhyun, decidiendo que ya había tenido bastante de aquello y que lo mejor que podía hacer, para empezar, era salir de aquel lugar.

Fue al echar a andar cuando miró a su alrededor y volvió a sentirse inquieto, más que antes. Su cuerpo respondía a las órdenes de su cerebro perfectamente y su entorno parecía normal, pero había algo, algo vagamente perceptible, que no era igual a como lo había sido antes. Era una sensación difícil de explicar, como si el aire fuera más pesado y los colores de todo lo que lo rodeaba se hubieran apagado, vuelto mustios. Se suponía que el sol estaba brillando sobre su cabeza y, aún así, la luz le llegaba velada, como si una especie de pantalla invisible estuviera filtrando los rayos, volviéndolos menos luminosos y más... grises.

Reminiscencia [EXO; ChanBaek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora