¡Te vi!

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Se dirigieron miradas provocativas desde el primer momento en que se vieron; Minho lo recuerda con lujo de detalle, recuerda a la perfección los escalofríos que le recorrieron el cuerpo cuando el nuevo integrante se unió al club, entró con su porte de príncipe inglés y el cabello teñido de rubio, largo y perfectamente estilizado. Aquella imagen entró por sus pupilas y se asentó como un peso en el estómago que no lo dejaría en paz por los días siguientes.

Hyunjin se unió al club porque la danza era su primer amor, o por lo menos así fue hasta que conoció a Minho media hora después de haber ingresado al salón de ensayos. Recuerda muy bien cuando el castaño comenzó a mostrar las coreografías que había preparado y sus ojos se perdieron totalmente en el cuerpo entrenado del otro. Hyunjin se sentía estremecer al verlo bailar y unos nervios de origen desconocido se instalaron en él sin intención de abandonarlo, no mientras Minho y su increíble forma de bailar estuvieran allí, tan cerca y tan lejos.

Minho era fantástico bailando y Hyunjin simplemente no podía —ni quería— dejar de observarlo.

Después de aquel día, a pesar de que apenas cruzaban palabras, sus miradas hablaban por ellos. No se veían con amor, se veían con pasión, con deseo de tocarse y averiguar si el tacto era tan maravilloso como se lo imaginaban. La tensión culminó algunas semanas después cuando les tocó quedarse juntos para limpiar la sala de ensayo, la otra persona asignada para aquella labor escapó apenas tuvo oportunidad y los dejó solos.

El estómago de Minho estaba cerca de las náuseas y el cuerpo de Hyunjin temblaba como una hoja. Ambos se dedicaron a sus actividades sin emitir una sola palabra, aunque se roban miradas de vez en cuando provocando que la atmósfera asfixiante y llena de tensión creciera. Cuando estaban a punto de irse, Hyunjin tomó su maleta y su botella de agua rodó hasta los pies de Minho, él la miró y la levantó con parsimonia, después se atrevió a beber directamente de ella.

—Gracias por el agua— dijo el castaño y se la lanzó de nuevo a su dueño.

Hyunjin se quedó estático mirando como Minho se preparaba para abandonar aquel lugar, apretó la botella y reunió todo el valor que pudo para rápidamente dirigirse hasta el otro bailarín.

— ¿Quieres ir a comer?— preguntó, inseguro pero emocionado.

— ¿Ramen?— respondió Minho.

Hyunjin estaba muy orgulloso de haber dado el primer paso, se sentía satisfecho consigo mismo, hasta que observó al muchacho frente a él engullir sus fideos. Cuando lo veía relamer sus labios se imaginaba a sí mismo estampándolo contra una de las paredes del lugar y probando el sabor de los fideos directamente de la boca del otro. Esos pensamientos lo abandonaron tan pronto como llegaron, sin embargo, la rojez en su rostro tardó un poco más en irse.

— ¿Es muy picante?, ¿quieres algo para beber?— preguntó Minho cuando notó el rubor en su rostro.

Antes de que Hyunjin pudiera esbozar una respuesta coherente su acompañante ya se había levantado por un par de jugos.

—Aquí tienes. Aunque no pregunté cuál era tu sabor favorito— dijo Minho

—El de fresa está bien— respondió Hyunjin aún avergonzado.

A partir de ese día la atmósfera incómoda que les rodeaba desapareció casi por completo, no obstante la tensión no menguó en ningún momento. A pesar de ello comenzaron a salir más y a conocerse poco a poco. Sus personalidades eran distintas, pero se complementaban bien. Rápidamente se convirtieron en amigos. Amigos que de vez en cuando dejaban viajar su imaginación más allá.

 Amigos que de vez en cuando dejaban viajar su imaginación más allá

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Drawbbles for you [Hyunho/Minjin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora