Capítulo 25

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Fue cuando llegué a mi habitación, que recién tomé el peso de lo que había dicho minutos atrás. Había casi "enfrentado" a mi papá y ni si quiera me había inmutado por ello. No supe si fue por la rabia o por la impotencia de no poder remediar lo que él le había dicho a Annie, pero no sentí miedo de él por algunos momentos. Me sentí fuerte y capaz por un minuto en mi vida.

Pero mi minuto de confianza había pasado y puse el cerrojo a la puerta temiendo que papá pudiera venir en la noche a ahorcarme con las sábanas en castigo por mi insolencia. Tenía hambre y quería otro té para amortiguar un poco el frío, pero preferí no arriesgarme.

— ¿Qué voy a hacer? —suspiré tirando de mis rizos con la mano que me quedaba buena.

Por un lado Annie aún me gustaba. Me encantaba.

Pero por el otro, era demasiada la mierda que había entre nosotros.

Mentiras, peleas y llantos era lo único que podía esperarse de nuestra relación.

Éramos desdichados, aunque estuviésemos juntos o separados. Era un desastre inevitable.

Decidí dejarlo pasar una vez más, prometiendo en mi mente que esta vez, iba a ser la definitiva. Solo necesitaba dejarla ir.

Nuestro destino no era estar juntos y ya era tiempo de aceptarlo. Pero tenía que hablar con ella y dejar las cosas en orden, tenía que pedir perdón. No porque su mamá me lo pidiera, sino porque a final de cuentas, todo esto había sido mi culpa. Todo había comenzado con mis mentiras.

Me levanté de la cama y me dirigí al cuarto de baño. Necesitaba una ducha con agua caliente, pero ya que tenía un molesto yeso en mi mano derecha, todas mis duchas tenían que ser reemplazadas por largos y aburridos baños de espuma.

Me gustaban las duchas. El agua lavaba mis problemas y los llevaba a través de las alcantarillas al mar, donde se perdían entre la basura y los peces.

Ahora no podía lavar mis problemas con litros y litros de agua, pero valía la pena intentar ahogarlos.

***

En cuanto vi a Annie al día siguiente supe que algo más grave le estaba sucediendo.

Habían tocado el timbre para la entrada a la primera hora de clases y ella aún seguía apoyada en su casillero. Yo la observaba desde lejos, ya que tenía la autorización para entrar tarde a clases debido a mi mano rota y lo aproveché bastante bien con un par de horas extras de sueño.

La vi caminar como alma en pena a través del pasillo, pero en dirección contraria al salón. Del lado contrario venía el idiota, antisocial y punk Austin Mendez, con su mirada atrapada en la pantalla de su celular. Él era algún tipo de mexicano-latino o algo así, pero no se le notaba demasiado. Vestía sólo ropa negra y su cara parecía un alfiletero.

Quise advertirles que iban a chocar, pero ya era demasiado tarde.

Sus cuerpos se estrellaron. Annie cayó estrepitosamente al piso y el móvil de Mendez cayó junto a ella. El idiota soltó un gruñido y se apresuró a recoger su teléfono. Todo un caballero.

—Lo siento —dijo Annie recogiendo sus libros—, estaba un poco distraída.

—Deberías fijarte un poco más, idiota —escupió él.

Oh no.

El ceño de Annie se frunció y su semblante completo cambió. — ¿Perdón? —se levantó dejando todos sus libros regados por el suelo—. Tu ibas caminando con el móvil, creo que es una responsabilidad compartida.

Agony » Harry Styles (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora