章 - 21.

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—Buenas.

Cuando Mei vio a Hak atravesando la puerta junto a la princesa, no pudo evitar emocionarse demasiado.

—¡Hak, estaba muy preocupada por ti! —aquella exclamación salió de lo más profundo de su corazón, haciendo que Hak se sorprendiera, pero al final terminó por sonreír con ternura.

—Nadie puede conmigo —se sentó en el borde de la cama y envolvió a la joven en un abrazo, el que le fue correspondido con mucha fuerza.

—Ni que fueras Zeno —bromeó, limpiándose las lágrimas de un manotazo. 

—Tú también nos dejaste muy preocupados, Mei —Yona la abrazó justo después que se despegaran.

—Lo siento, y gracias, Hak —depositó su mano derecha sobre la del guerrero —Sé que fuiste tú el que trajo la hierba curativa. Yang me lo contó. Sin duda eres increíble. 

Tanto Yona como Mei, se sorprendieron cuando Hak le frotó la cabeza a la guerrera, mientras la veía de una forma muy afectuosa.

—No hay de que. Tú solo procura descansar y recuperarte.

Por primera vez en mucho tiempo, Mei se sintió como una niña, y no pudo evitar pensar en lo grandioso que habría sido el crecer junto a Hak, como su hermano mayor.

Después de esa corta y agradable charla, Yona notó que el cabello de Mei estaba enredado y se ofreció a peinarselo, mientras que Hak pretendió quedarse a observar, pero en un rato llegó Yoon y al verlo fuera de su cama, lo agarró y lo arrastró cual madre a su hijo.

Las chicas no pudieron evitar reírse al ser testigos de semejante escena.

—Ah... —Mei suspiró, mientras pensaba en Jae-ha, y es que, el muy idiota era el único que no había venido a verla. Incluso Shin-Ah la había visitado.

Se moría de ganas por saber qué estaba haciendo y por qué razón no la saludaba, pero no se atrevía a preguntar, ya que le apenaba.

—¿No te sientes bien? —cuestionó Yona de repente, a lo que Mei asintió.

—Estoy bien, es solo que es aburrido el permanecer aquí sin hacer nada —se excusó, mientras observaba a Yona trezando su cabello después de haber terminado.

—Podemos hablar de lo que quieras o si lo prefieres puedo traerte algún libro —sugirió.

—Un libro sería perfecto —sus ojos brillaron ante la idea, porque hacía ya algún tiempo que no disfrutaba de una lectura. 

—Entonces iré a buscarte uno de mis romances favoritos —Yona se marchó ilusionada, ya que una vez terminaba de leer, podrían comentar sobre el libro. 

En cuanto regresó y le tendió el libro, Mei se pasó los dos días siguientes entregada a la lectura.  Era sin duda un romance maravilloso, que hacía que su corazón se agitara. La hacía fantasear sobre posibles escenarios en donde estaba con Jae-ha. Momentos sencillos, donde apenas estaban tomados de la mano, disfrutando de la brisa de las flores, junto a un lago tranquilo. Comentarían acerca del color de un pez, señalarían las flores del árbol y luego, Jae-ha la tomaría en brazos y la surcarían el cielo. Mei sintió que aquella era una visión perfecta, claro que, la ausencia de Jae-ha hacía que no pudiera disfrutarlo tanto cuanto quisiera. 

—Ese tonto...

Como ya estaba suficientemente recuperada, Mei se tendió en pie y abandonó la habitación después de vestirse su ropa. La recámara estaba el la planta baja, por lo que no le supuso difícil el abandonar el palacio.

Ante el vistazo del exterior, se quedó sorprendida de lo hermoso que era el jardín y más cuando volteó y comprobó las dimensiones de palacio. Le parecía increíble que hubiera estado descansando en semejante lugar.

Akatsuki no Yona • Periplo del corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora