—¿Está muerta? —un niño pinchó con la punta de un palo torcido a la joven inconsciente, y todos los espectadores se sobresaltaron cuando dio un pequeño salto, como si fuera un pez desesperado por oxígeno.
—Pobrecita —una joven rubia se agachó junto a Lixue y le tocó el hombro —Hey, ¿me escuchas?
Lixue alzó ligeramente la mano y volvió a dejarla caer, en un asentimiento, incapaz de pronunciar palabras porque tenía los labios pegados al barro.
—Cariño, ayúdame a levantarla.
—Oh, pero si está asquerosa —respondió el niño asqueado.
—No digas eso y ayúdame —le demandó su madre, a lo que el niño no tuvo más remedio que obedecer, y entre los dos despegaron a Lixue del suelo y la cargaron hasta la humilde morada, donde apenas vivían aquella mujer y su hijo.
Antes de tenderla sobre la cama, la mujer puso una manta, ya que Lixue en verdad estaba demasiado sucia. Después, la mujer pidió a su hijo que le trajera un recipiente con agua y con un paño que iba humedeciendo fue limpiándola.
—Gracias... —pronunció Lixue sintiéndose muy débil.
—Está bien, no te preocupes —negó la mujer, esbozando una sonrisa dulce —hijo, trae un poco de la cena de ayer, un vaso de agua y un poco de pan.
El niño no tardó en regresar con lo pedido, y en cuanto se lo dieron a Lixue, comenzó a devorarlo como una auténtica desquiciada. El menor soltó un sonido de admiración, mientras la mujer demostraba tristeza. Le dolía pensar en lo que habría sufrido aquella joven.
Después de saciada el hambre, se dejó caer sobre el lecho y no pudo evitar comenzar a llorar, sumamente agradecida por haber saciado su estómago vacío.
Tras una caricias y palabras de consuelo que le entregó la dulce mujer, Lixue se quedó dormida durante largas horas, y solo despertó al amanecer del día siguiente. Permaneció un rato mirando el techo blanco manchado por el moho, hasta que decidió que no podía permanecer ningún minuto más allí, ya que aquellas personas humildes ya tenían suficiente con cuidar de sí mismas.
En la acción de alzarse, se percató de que algo envolvía su mano y al girar la cabeza, se topó con el rostro hermoso de Kija, tendido sobre el borde de la cama, el que la sostenía. Verlo allí, causó que su corazón se conmoviera y no pudo evitar derramar un par de lágrimas.
—Lixue.
La joven trató de limpiarse las lágrimas de inmediato para que Kija no las viera, pero fue en vano.
—¿No te sientes bien? —Kija le puso la mano en la frente —Todavía tienes fiebre.
—Estoy bien, no te preocupes —aseguró con una sonrisa, pero Kija no la creyó en lo absoluto, así que no se lo pensó dos veces y la tomó en brazos —Kija, en serio que...
—No te preocupes, Lixue, deja que te cuide.
Con tan solo aquellas palabras y aquella dulce sonrisa, Kija se ganó el corazón de Lixue. Fue en tan solo cuestión de segundos que su corazón comenzó a acelerarse, saltándose unos cuantos latidos por el camino.
Aquel sentimiento la dejó muda, y en todo el trayecto a palacio, Lixue se riñó, en un intento por quitarse aquellas ideas de la cabeza, pero ya era demasiado tarde, ya había caído en las redes del amor.
Cuando Kija entró en el palacio, cargándola, los sirvientes y guardias le saludaron, sin poder esconder su curiosidad, y pronto comenzaron los chismes, y varias jóvenes decían que aquella desconocida era muy afortunada, y que ojalá fueran ellas las que estuvieran en su lugar.
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Akatsuki no Yona • Periplo del corazón
FanfictionXiang Mei, es una joven huérfana que se crió en el pueblo del dragón blanco y es la mejor amiga de Kija. Aquel pueblo era para ella su hogar, pero cuando supo que la abuela y los demás la dejaron irse de viaje para evitar que su sangre se mezclara c...