XVII

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Después de la visita de Yaemiko pasaron los días en la hacienda más calmados que de costumbre, Thoma se encargaba de todas las necesidadss de Ayato, más aue nada de bañarlo, eso fue por una semana y media hasta que el chico hydro pudo levantarse sin riesgo a que la herida en su costado pudiera abrirse de nuevo, no podía moverse mucho pero si que podía caminar y al menos, darse una ducha digna, no solo estar limpio porque Thoma le pasaba toallas húmedas por el cuerpo y el rostro, esta vez, lo hizo solo, por fin pudo sentarse en la tina ateniendo todas aquellas partes que Thoma se negó a atender también, limpiándose tan profundamente, pues tenía la sensación de estar completamente sucio a lo que acostumbra. Todo su cuerpo se rejaló y pudo quedarse unos momentos en la tina oliendo frescamente a los cerezos de sakura que habían en todo el país.

Thoma le esperaba afuera acomodando la cama cambiando sus nuevas sábanas para darle un toque más de frescura, pensaba en todo y nada, en cómo podría preguntarle exactamente a Ayato quién era Scaramouche o por qué precisamente Yaemiko había venido aquel día, habían muchas preguntas y respuestas bien guardadas en la garganta de Ayato. No había salido de la hacienda, tampoco hablado con Aether o Itto o siquiera Ayaka, estaba preocupado pero eso era lo de menos ahora, por inercia, mientras Thoma pensaba comenzaba a limpiar lugares que ya estaban libres de polvo, murmuraba un poco entre dientes perdido completamente en sí mismo, eso hasta que una mano fría le hizo sobresaltar cuando le rodeó la cintura. — ¡Ah! — Quiso voltear pero la boca de Ayato muy cerca de su cuello le hizo desistir de la idea, apenas de reojo pudo observar unas enormes pestañas que lucían como perfectos abanicos en unos ojos azules apagados que miraban suavemente hacia la piel desnuda de su cuello.

— ¿Qué piensas? — Murmuró el mayor, estaba aún húmedo por todo el cuerpo, solo le cubría el kimono que solía usar después de bañarse, Thoma se sorprendió por la acción pero no hizo nada más que mover un poco su mano siendo suceptible a cualquier movimiento del contrario, Ayato lo notó así que apretó más el cuerpo entre sus manos logrando que la humedad traspasara la tela de la camiseta negra de Thoma, no pudo evitar soltar un leve jadeo ante la sensación tan helada.

— Nada, mi señor... Solo en cómo se sentía hoy. — Se removió un poco entre sus brazos hecho que hizo que el líder apretada la bien formada cintura contra sí y ligeramente hacia adelante, Thoma se dio cuenta rápidamente de sus intenciones al sentir la cadera de Ayato presionando contra la suya.

— Me siento mejor que nunca. — Dijo casi en un susurro que hizo estremecer al menor de ojos verdes, la mano que sostenía un pañuelo mientras limpiaba fue tomada por Ayato haciendo que soltara el mismo y la presionó contra uno de los estantes en la que se encontraba, su cadera se meció suavemente contra Thoma logrando que las orejas de este se tornaran de un rojo intenso, sin embargo, se estaba sintiendo embriagado por la habitual actitud de Ayato, ya no se notaba enfermo o adolorido, más bien, todo lo contrario, se le notaba que una semana entera sin poder moverse lo había estresado y necesitaba salir de esa cama con urgencia, Thoma solo siguió su juego.

— Demuéstremelo. — Afirmó viendo de reojo al líder quién solo sonrió para sí mismo, tomó la barbilla del pelinaranja y estampó sus labios contra los rosados ajenos, apretó su agarre en todas las partes de su cuerpo que pudo, se aferraba a Thoma mientras devoraba su boca escuchando como este dejaba salir bajitos gemidos, así fue entonces, como las caderas de Thoma se hicieron hacia atrás restregandose contra Ayato, las acciones pasaron tan de improvisto que marearon a Thoma de la rapidez ocasionada. — Mi señor... — Murmuró contra sus labios una vez que pretendía separase de él, el portador hydro solo rió logrando que todo el cuerpo de Thoma se voltease hacia él, inevitablemente posó sus manos en sus hombros mientras el contrario le abrazaba la cadera.

— Me dijiste la otra noche que querías más, ¿no es así? — Dijo en un suave murmullo observando como sus mejillas se pintaban de rojo, Thoma solo pudo asentir. — Entonces te lo daré. — Dicho esto volvieron a unir sus bocas en dónde sus lenguas al inicio se tocaban suavemente, Thoma besaba aquellos labios con nerviosismo de saber como y a dónde iban a ir las cosas, su corazón latía fuertemente contra el pecho de Ayato mientras su boca seguía torpemente un beso.

boys like boys too | Ayato x Thoma Donde viven las historias. Descúbrelo ahora