XX

2.9K 296 145
                                    

Advertencia: contenido sensible sobre sangre, asesinato, si eres muy sensible a esto te recomiendo que evites leer este capítulo.

El fin de semana había llegado, Thoma había estado ocupado tanto con Ayato como con Ayaka, asuntos por aquí, asuntos por allá, estaba ligeramente estresado pero así era su trabajo, como siempre, aprovechaba para limpiar y poder detenerse a pensar en su día.

Los momentos con Ayaka eran de suma paz, se sentía tranquilo a su lado atendiendo a su princesa con las cosas que ella le pidiera mientras que con Ayato era un tormento de emociones, se sentía entre asustado, nervioso, inclusive podría decirse que algo gustoso o feliz a su lado, no comprendía como sus emociones eran más firmes y concretas cuando estaba con Ayaka, podía reír con ella y abrazarse, en cambio con Ayato solo esperaba un beso, siempre le daba besos cuando podía y le sonreía de esa forma superior y coqueta que solo él sabía como hacerlo sonrojar. 

Hoy era de noche y se encontraba en su habitación cosiendo uno de sus kimonos que usaba para dormir, lo había roto al jalarlo luego de que este se atorara en dónde lo tenía guardado, este era la noche en la que Ayato le había dado la orden de asesinar al samurai. Sayu se había encargado de recolectar la información sobre el hombre, encontrando muchas cosas cuestionables sobre él, la identidad que poseía era falsa y los registros de todos los ciudadanos de Inazuma y sobre todos los samuais, no coincidían con él, simplemente podría ser un extranjero, pensaba más bien en un fatui.

Mientras cosía, estaba indeciso sobre si llevar a Sayu a la misión, era solo una niña, ya había luchado y matado a muchísimos monstruos pero era muy diferente el quitarle la vida a un ser humano, quizás ella nunca había hecho algo así pero le preocupaba, esa era la naturaleza de Thoma. De reojo pudo divisar un enorme barril que no combinaba para nada con la decoración de su habitación y que claramente destacaba por ser inusual y por tener una colita de tejón saliendo de él, Thoma gateó hasta el objeto y le dio una palmada en la tapa haciendo que el jutsu de Sayu se deshiciera de un solo golpe, apareció la niña mareada de sueño frotándose sus grandes ojos púrpuras, ella bostezó observando al hombre de ojos bonitos frente a ella. — Ahhh... Thoma no hagas eso, estaba durmiendo y has interrumpido mi jutsu.

— ¿Cuanto tiempo llevas ahí?

Sayu se llevó uno de sus dedos a la boca pensativa, miró a todos lados y luego su carita llena de sueño volvió al rostro de Thoma. — Como una hora. — Él solo rió negando con la cabeza, por instinto acomodó las ropas de la niña notando como una de las orejas de el mujina que llevaba estaba por caerse, esto se lo hizo notar a lo que Sayu hizo una expresión de horror llevándose las manos a la cabeza. — ¡Oh no! ¡Esto me lo dio mi maestro! ¡No quiero que esté roto, me gusta mucho!

— Tranquila, puedo arreglarlo. — Sayu le miró de solsayo e hizo un leve puchero mientras se quitaba la prenda para entregárselo a Thoma.

— Pero por favor, que no se note mucho.

— Te lo prometo. — Thoma no pudo evitar pasar su enorme mano por la cabeza de Sayu sintiendo sus cabellos cortos suaves como los de un bebé, le gustaban los niños y admiraba mucho a Sayu por tener sus habilidades de ninja más desarrolladas que otros, no le gustaba luchar, en realidad no le gustaba trabajar pero hacía lo que podía, así que también utilizaba sus habilidades para escaparse de las miko que Yaemiko mandaba para que la vigilaran, casi siempre salía con éxito, si que podía cuidarse sola pero Thoma estaba más que acostumbrado a cuidar inclusive a personas mayores a él, Sayu no era su excepción. — Aún faltan dos horas para nuestra misión.

Incluso Thoma recordó que en el pasado festival Irodori una niña con la edad similar a la de Sayu vino de visita desde Monstdat, era absolutamente todo lo contrario a lo que era Sayu, energética, se reía mucho y adoraba jugar con todos o hablar con todos sobre su mamá, no recordaba su nombre pero si un apodo que le decían, uno que escuchó venir de Paimon: "La caballera escarlata" Era curioso pensar en como todos los niños tienen su propio ser y escencia, quizás... si era más fácil de tratar a Sayu después de todo.

boys like boys too | Ayato x Thoma Donde viven las historias. Descúbrelo ahora