XI

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Ayato se acercó a los labios de un Thoma totalmente sonrojado, este cerró los ojos sin protesta alguna y de nuevo iniciaron un beso, de repente gimió muy bajo cuando la mano de Ayato se introdujo en su pantalón tocando más amenamente su miembro, mientras menos ropa se interponía más suspiraba con satisfacción, aquellos suspiros y bajos gemidos se perdieron en la boca de Ayato.

A diferencia de la última y primera vez, el beso proporcionado no fue tan agresivo, un tanto rápido, eso es verdad, pero esta vez sus labios no estaban sintiendo tanto dolor ni ardor.

Una capa más de ropa y finalmente el mayor llegó hasta tocar la cálida piel de su miembro contra la fría palma suya, gracias a esa sensación, Thoma se alejó dejando salir un gemido más fuerte qué no se ahogó contra la boca de Ayato. — Está frío. — Admitió cuando sintió como el peliazul le rodeaba con algo de dificultad, el ojiverde se estremeció bajo su toque, el chico hydro solo se dedicó a ignorarlo continuando con las movimientos suaves de su mano y luego su boca se dirigió hasta su cuello en dónde esta vez mordió bruscamente. — ¡Ah! — Sujetó los hombros de Ayato con más fuerza.

Thoma debía admitir que se sentía algo confundido pero su cuerpo reaccionaba de otra manera pidiendo a gritos que dejara de estar tan tenso, todo esto no era un castigo y estaba muy seguro de eso, Ayato solo lo estaba molestando y vaya que estaba funcionando.

La boca de Ayato jugaba en el cuello de Thoma dando entre suaves lamidas hasta llegar a succionar la piel del mismo dejando ligeras marcas rojas.

El pelinaranja sentía que perdía el equilibrio por lo que colocó una de las manos sobre el escritorio y la otra la afianzó con su agarre pasandola por la espalda de Ayato, hecho esto, alzó más el rostro en busca de más besos en su cuello.

Por los Arcontes... el movimiento de sus manos, sus besos, su respiración agitada, todo eso ocasionado por Ayato estaba volviéndolo completamente loco. No podía dejar de gemir pues la confusión se había disipado de él para en cambio dar paso a su voz a ser libre y nublar su mente únicamente para el líder.

El anterior mencionado realmente se encontraba extasiado, podía sentir a Thoma dejando fluir su voz y su deseo; de un momento a otro se alejó de él, pues quería observar su rostro, cuando lo hizo, no se sorprendió de ver aquellos ojos verdes con las cejas ligeramente arqueadas hacia abajo dando la sensación de tener una expresión lastimera, esta podría ser fácilmente confundida cuando en realidad era de completa excitación. — Ah... mi señor... — La voz de Thoma salió como un suave canto para sus oídos y sin dejar de mover su mano sobre su miembro, con la otra bajó tanto el pantalón como las demás prendas inferiores del pelinaranja revelando una erección que era bastante grande a la promedio, claro... Thoma no era tan pequeño que digamos, solo era más bajo que él quizás unos centímetros y lo que tenía entre las piernas debía ser exactamente lo mismo.

— ¿Vas a seguir diciendome "no lo sé"? — Thoma se confundió por un momento y no entendía a lo que se refería en estos momentos.

— Thoma. — Este alzó el rostro hacia sus azules ojos luego del llamado. — Vas a responderme sí o no a partir de ahora, ¿entiendes? — Él solo asintió. — Bien, acuéstate en el escritorio. — Sin ninguna objeción, Thoma hizo caso e inmediatamente se acostó dónde Ayato le ordenó pero antes se había quitado tanto las sandalias altas como el pantalón.

— Abre las piernas.

El chico pyro dudó por un segundo, infló el pecho ligeramente antes de abrir las piernas hacia el mayor, se sentía demasiado expuesto y como no, si ya hacía rato que estaba desnudo de la parte inferior, Ayato no perdió el tiempo y se colocó entre sus piernas, sujetó una de ellas pasándola por su hombro comenzando a dar besos por la parte interna de su muslo llegando muy cerca se su ingle, Thoma realmente no podía controlarse y con el roce se sus labios quería gemir hasta quedarse sin voz. — Dime, nunca has hecho esto, ¿verdad? — Thoma se cubrió con las manos el rostro negando con la cabeza.

boys like boys too | Ayato x Thoma Donde viven las historias. Descúbrelo ahora